• Capítulo 18 •

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    La menor estaba perpleja, no sabía cómo reaccionar o que decirle, no le diría «Hola Ámbar, soy tu hermana ». No jamás.

— Y-Yo... Soy una amiga de ellos — la rubia señaló a ambos chicos.

— No, ni me di cuenta — habló sarcástica, rodó sus bellos ojos y se dirigió al castaño —. Hay que ensayar.

— Pensé que no querías patinar conmigo, rubia — se cruzó de brazos.

— Bien, ¿Querés patinar con Emilia?, perfecto — levantó una ceja, mientras que colocaba dos manos en su cintura.

— ¡N-No!, ella me odia — dijo rápidamente.

— Entonces apúrate — le tomó la mano para irse a colocarse los patines.

    Pero habían olvidado un detalle, Malena y Nicolás aún seguían allí. Ambos cruzaron miradas, pero la del rubio fue algo dudosa, como si quisiera saber más sobre ella. Quería saber realmente quién era.

— Oye, este mañana hay que ir con parejas a la gala, ¿Quisieras ir conmigo? — Ella se quedó escéptica ante su forma de socializar, y aunque fuera raro, no perdería una oportunidad de pasar la noche con un chico lindo.

— Claro, sería genial — sonrió.

   Y vaya, esa sonrisa dejó cautivado a Nicolás, se veía muy hermosa cuando sonreía y él quería ser el único causante de esa sonrisa, o por lo menos quería verla sonreír todo el tiempo. ¿Es acaso un nuevo sentimiento?.

— ¿Te pasó a buscar a las ocho? — sonrió de lado.

— Ok, dame tu celular — él tan incrédulo le entrega su celular, quién sabe, capaz se lo podía robar. Pero realmente esas no eran sus intenciones. Tecleó un par de números y se lo entregó nuevamente —. Ahí está mi número, mándame un mensaje para poder darte mi dirección — dicho esto, se fue alejando en dirección a la salida.

   Esto sería un reto.

(...)

— Bueno chicos, tómense un Break — ordenó la entrenadora.

  Ámbar se acercó a las gradas y se sentó ahí, agarró su botella de agua y bebió un poco del contenido, para después sacar aquel papel todo destrozado que le dio la mujer que conoció. Todo era tan confuso para ella, era tan doloroso que su madrina la buscará aún cuando la dejó sola.

(...)

El plan se puso en marcha, Delfina agarró su tablet y junto a Jazmín caminaron a la plaza cerca del Red Shark.
  Luna se colocó una peluca rubia y se puso una chaqueta de cuero negra. Jazmín se quedó enfrente de ella esperando a que ella le diera la señal para empezar a actuar.

— Empieza a grabar desde... Ahora — ordenó la mexicana.

— Espera, Ámbar... — dijo retrocediendo la pelirroja mientras se acercaba más la rubia a ella —. No le hagas daño a Simón...

Todo según el plan.

— No les diré a nadie sobre tu plan, lo juro, no me hagas daño — la mexicana empujó a la pelirroja al césped y esta cayó —. P-Perdón... — la castaña hizo como si la estuviera pateando.

(...)

— ¡Chicos ayuda! — gritó Luna trayendo junto a Delfina, a una Jazmín 'herida', llena de moretones.

   Todos se acercaron, incluyendo a los Sliders, estaban todos murmurando.

— ¿Qué le pasó? — dijo Yam preocupada.

— Fue ella — señaló la pelinegra a una rubia que no prestaba la mínima atención al momento.

— ¿Yo? — dijo confusa mientras se señalaba a sí misma —. Error. Estuve con los chicos practicando.

— Tenemos pruebas — habló la mexicana y sentaron a Jazmín en un sofá.

Mostraron el vídeo, y cuando este terminó, todos voltearon a mirar a Ámbar con el ceño fruncido.

— ¿Qué plan Ámbar? — preguntó Matteo.

— ¿Plan?, no tengo ningún plan — se encogió de hombros.

— No mientas, eras vos — señaló Jazmín  la tablet.

— ¡No fui yo! — gritó furiosa, volteó para ver a sus amigos que estaban más o igual de confundidos que ella —. Díganles, yo estuve con ustedes.

— ¿Hace cuánto fue esto? — preguntó Flor.

— hace un momento — contestó Jazmín.

— Entonces fue imposible, Ámbar estaba con todos nosotros practicando.

   Dijo una voz, una voz que hizo que la rubia se sintiera aliviada. Su caballero había llegado a su rescate. El alivio inundó su cuerpo, sonrió para sus adentros. Sintió como él rodeaba con su brazo su cintura, levantó la mirada y lo vio a él.

— Ya deja esa farsa del vídeo, seguramente era Luna con una peluca — soltó una carcajada —. Miren, ahí está — señaló su bolso.

— ¿Qué sucede acá? — la voz de Gary se hizo presente.

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 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora