• Capítulo 19 •

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— Ellas tres empezaron a culpar a Ámbar de una supuesta pelea — habló Simón.

— Luna, ¿No aprendes nunca? — se cruzó de brazos el mayor.

— ¡Sol! ¡Soy Sol! — dijo en modo berrinche.

Un pitido empezó a sonar, hizo que todos miraran a la rubia. Ella se sonrojó de la vergüenza, se zafó del agarre del mexicano y se alejó para poder atender la llamada.

— ¿Hola?

— ¿Tenes a la teñida en el lugar acordado? — dijo la mayor al otro lado de la línea.

— Ehm, tengo un pequeño problema, ¿Podrás buscarla a la salida del Red Shark qué está cerca de la plaza?.

no lo sé, capaz si busco mi camioneta... Bien — dijo rendida y colgó.

   Ámbar se acercó a la conversación anterior.

— ¡Bien!, ¡Me iré! — gritó la mexicana menor —. ¡Pero tú! — esta vez se dirigió a la rubia que acababa de reintegrarse a dicha charla —. No creas que me olvidaré de todo lo que me haz hecho en todo este tiempo.

— Ajá — se encogió de hombros —. Pero, ¿Por qué yo tendría que olvidar todo lo que me quitaste con tus buenos ánimos y sonrisas?, ¿Por qué tendría que olvidar que me quitaste lo único que tenía?... — se tensó.

— ¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo único que tenías?! — le dijo provocándola.

— ¡A Alfredo! — sus manos se formaron puños, trataba de aguantar todos sus impulsos de pegarle en su rostro.

— Que mala suerte la tuya — sonrió y se acercó a la salida —. Tu reinado ya cayó, es hora de que lo superes.

    Luego Ámbar recordó que tenía algo planeado, así que se despidió de sus amigos. Siguió a 'Luna' que estaba parada en la salida, soltó un grito ahogado cuando la mujer la entró en la camioneta. Como habían acordado ellas se encontrarían en un departamento no tan lejos de ahí, y después de varios días se reencontraría con una persona que ya le había hecho daño en su pasado, ¿Era bueno seguir con esto?, no, definitivamente no. Capaz si se va, puede enmendar las cosas, y Luna la dejará en manos de su madrina. Porque después de todo lo que le hizo a ella, no le va a importar si le hacen daño. La rubia paró en seco y volvió a caminar, pero esta vez en dirección al hogar que compartía con su mejor amiga, quería descansar para el agotador día que tendrá mañana con la gala de apertura del ahora, Red Shark. Pero primero, estaba decidida que al llegar buscaría un lindo y cómodo vestido para usar con sus nuevos patines.

En cada costado una letra "Á" brillante color violeta, el patín era de color negro y con algunas líneas violetas. Había diseñado sus patines cuando llegaron a Argentina, y mañana en la noche sería su fecha de estreno.

[N/A: si observan en la tercera temporada sus patines se sorprenderán, tal vez].

(...)

— ¡Amigo hoy te luciste! — dijo el argentino Rubio, mientras le daba unas palmaditas en la espalda a su amigo —. ¿Defender a Ámbar?, yo te perdono y me caso con vos.

— A veces dudo de que Jim te dejo solamente porque no te veía con los mismos ojos — dijo riendo.

— ¿Qué se cambió los ojos? — dijo haciendo una mueca.

— ¡No seas tonto, Nicolás! — le dio un zape su amigo pelinegro —. Se refiere a que ya no gustaba de vos.

— Ah — rieron los tres.

 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora