Diez años después...
Una niña de ojos color cielo, se asomaba por la ventana, en busca de su mejor amigo. Ansiosa, sí. Después de un año volvería a verlo, ya que él y si familia viajaron a Milán por cuestiones de trabajo. Actualmente, la rubia pequeña, vivía junto a sus tíos, ya que sus padres murieron en un accidente automovilístico. Pero eso ya no le importaba, porque tenía a las mejores personas cuidándola. Aunque sí, le dolía mucho recordar eso.
— ¿Tía? — preguntó con su dulce voz.
— Sí, mi amor — besó su sedoso cabello.
— ¿Cuando vendrá, Noah? — jugueteó con sus dedos pequeños.
— Falta poco, corazón — sonrió.
— Amor, estaba planeando las vacaciones y... ¿Mari? — dijo levantando la vista de sus papeles —. Pensé que aún seguías en la escuela, pequeña — repartió un besó en su frente.
— Vine con Martina, la hija de Emilia, me hizo el favor de traerme a casa— él le sonrió y ella volvió su vista a la ventana.
— ¿Esta así por su amigo? — susurró en el oído de la rubia mayor.
— Sí — soltó una risita —. Cariño, ¿Qué decías?...
— Mejor hablamos a la noche — rió y depositó un corto beso.
La pequeña rubia seguía asomada por la ventana, con una mirada dulce y preocupada, tenía miedo de no volver a ver a su amigo nunca volverlo a ver. Recordó su último día en Buenos Aires, estaban en el jardín de lo que era su casa en ese entonces, jugando con el columpio. Instantáneamente ese recuerdo se esfumó, al ver como un auto se asomaba a la propiedad, eran ellos, ella lo sabía.
— ¡Tía, ya llegaron! — gritó alegre, corriendo a la puerta para recibirlos, acomodo su lindo vestido celeste de seda y se dignó a abrir aquella puerta, dando paso a los invitados tan esperados.
— ¡Noah! — gritó nuevamente, llena de alegría, corrió hacia su amigo, quién salía con su pequeña maleta del auto.
— ¡Mari! — se fundieron en un cálido y necesitado abrazo.
— ¡Pequeña pinocho! — gritaron los padres del chico, uniéndose al abrazo.
— Señores, mis tíos están adentro — ambos asintieron y con mucho gusto se adentraron a la casa.
~•~
— Que alegría volvernos a encontrar, ¿No es así, Ámbar? — sonrió la rubia mexicana.
— Claro, Emilia, ya me hacías falta — dijo con notable felicidad la argentina.
— ¿Qué estuvieron haciendo en Milán? — preguntó curioso el mexicano.
— Oh, mucho trabajo, Noah conoció a nuevas personas, por suerte, se adaptó al lugar. Es un verdadero alivio, aunque siempre menciona el nombre de Marisa — respondió el chileno.
— Se nota, ¿No son tan tiernos? — dijo Ámbar mirándolos enternecida mientras ellos jugaban
— Sí, demasiado — concordó su amiga.
— ¿Cómo superó Mari la muerte de tu hermana y Nico? — dijo preocupada mientras se dirigía a su mejor amiga.
— Fue difícil, pero ya esta mejor, mira al futuro con positivismo y felicidad, como Malena... — suspiró recordando a su hermana.
— ¿No han pensado tener hijos? — dijo de repente el ruloso.
— Pues sí, hasta Mari esta emocionada, pero nosotros, aunque ella no sea nuestra hija de sangre, queremos dedicar todo nuestro tiempo a ella, bueno, la mayor parte — habló Simón entrelazando su mano, con la de su esposa.
— Eso, me parece muy tierno — sonrió Ramiro.
~•~
— ¿Vendrás mañana? — interrogó la pequeña ojiazul.
— Sip — respondió el castaño —. Es una pena que mis papás no aceptaran quedarse acá.
— Sí... — bajó por un instante la mirada —. Bien, te esperaré, entonces — depositó un beso en su mejilla y lo vio marcharse junto a sus padres —. Ya lo extraño... — confesó.
— Solo faltan unas horas — acarició el cabello de la niña.
~•~
— ¿Simón? — apoyó su cabeza en el hombro de él.
— ¿Hmmm?
— ¿Qué hubiese pasado si jamás te hubiera perdonado?... ¿Habría llegado alguien más? — él tomó delicadamente su mentón.
— Bonita, ¿Por qué piensas eso?, yo pienso que pase lo que pase, nosotros hubiéramos terminado juntos. Porque, hubiese luchado por ti — se miraron profundamente a los ojos, y ambos juntaron sus labios formando un dulce y tierno beso.
— Te quiero Simón — dijo cuando se separaron del beso —. No, perdón, no te quiero — él la miró confuso —. Yo te amo.
— Yo también te amo — rieron para después fundirse en un abrazo — Ay, bonita, eres mi perdición...
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Bonita© | Simbar
FanficA veces los errores traen consecuencias, pero este fue el mejor error de sus vidas. Después de todo, si amas con todas tus fuerzas, tenés que dejarte llevar por tu corazón. Y aunque su vida jamás fue como un cuento de hadas, él siempre la va querer...