• Capítulo 29 •

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[N/A: CHEQUEN LA FOTO DE ARRIBA DIOS. ¿Coincidencia? PFFF NO].

contenido adulto

— Oye, Simón — susurró Malena.

— Dime — tomó un poco de su bebida.

— ¿Amas a Ámbar? — él asintió confundido por su pregunta.

— ¿Por qué esa pregunta, cuñada? — ella sonrió, un segundo después su rostro cambio a uno serio.

— ¿Por qué te besaste con esa teñida? — él empezó a toser.

— Malena — le tomó la mano arrastrándola a la cocina —, entiende por favor, no le digas nada. Yo la quiero mucho, te lo suplico.

— Tranquilo, escuché toda su conversación, era para probarte — rió y caminó nuevamente al comedor.

  Seguido de eso, otra rubia entró con una sonrisa enorme en su rostro, él estaba feliz por ella, verla así radiando de felicidad era lo mejor.

— ¿Todo bien?, vi que entraste con Male de la nada — ¿Celosa quizás?.

— ¿Estas celosa de tu hermana? — ella se sonrojó un poco y bajó la mirada avergonzada.

— Bueno... Sí, ella es hermosa... — él tomó su mentón y la obligó a que lo mirará a los ojos.

— Para mi, ella es solo mi cuñada. Tú eres mi mujer, amiga, amor, corazón, mi sol y luna, mi amanecer y atardecer, mi mundo y universo, eres la chica más hermosa del universo. ¿Comprendes?, eres todo para mi — ella sonrió más, y en sus ojos, apareció un brillo que hacía que el color de sus ojos azules se vieran más hermosos y profundos.

— Te amo, Simón — rodeó con sus manos su cuello y lo besó, él posó ambas manos en su cintura.

— Chicos — una voz masculina interrumpió aquel beso —. Lo siento, no quería...

— No importa, Lucas — le sonrió Ámbar —. Ya nos íbamos — ella tomó la mano de su amado y caminaron al comedor.

— ¿No se quedarán a comer? — ambos negaron.

— Simón me llevará a mi casa, después tiene que ir a dormir, tiene que trabajar. Perdón, mamá — ella asintió con una sonrisa.

— Vengan pronto, entonces — ambos adolescentes asintieron y salieron de la casa tomados de la mano.

  Simón la miraba a cada momento, su vista no se despegaba de ella, realmente cuanto la amaba. Cuanto deseaba mañana no trabajar, quería quedarse junto a la rubia el día entero, realmente la deseaba. En un instante se detuvo, ella volteó a mirarlo confundida.

— ¿Por qué te detenés? — preguntó ella.

— Yo... — empezó a rascar su nuca —. No lo sé con exactitud.

— Entonces, ¿Vamos? — tendió su mano y él negó —. Simón, dale, no estoy para juegos.

— Espera — la tomó por la cintura y la subió a su hombro, cargándola como un costal de papas.

— ¡Simón! — gritó pataleando.

— Calláte, Ámbar — susurró —. Nos oirán.

— ¿Y?, ¡Simón! — él golpeó levemente su trasero y ella se sonrojó hasta las orejas —. ¡Joder!, ¿Por qué hiciste eso? — soltó una carcajada.

— Para que dejes de gritar — dijo riendo —. ¿Bebiste alguna vez alcohol?.

— No, Simón. Tampoco es que lo deseé, odio esos tragos. Prefiero vino, gracias — él comenzó a caminar.

— Entonces hoy tomarás vino y yo un mojito, ¿Qué tal? — ella rió —. Esta bien, ocho mojitos, cuatro para cada uno.

— ¿Estas loca?, mañana llegaremos con resaca — él le restó importancia y se adentró al bar que había allí.

Dejó a su novia en el piso y se acercó a la barra. El mozo lo miró con una sonrisa.

— ¿Vos de nuevo?, pensé que superaste el alcohol — Ámbar lo miraba confundida.

— Hoy vine con mi novia — el mozo rió —. Lo de siempre, por favor — él asintió y se fue a servir los mojitos.

— ¿Eras alcohólico? — frunció el ceño.

— Sí, probé el alcohol gracias a Luna. Cuando ella se besó con... — los ojos de la rubia se cristalizaron.

— Cierra tu maldita boca — dijo rápido, apenas el mozo dejó ambos mojitos, ella tomó uno de ellos rápido.

— Tranquila, amor — entrelazó su mano con la de él.

— Hey, trae otro — le habló al responsable de la barra.

Y así se basó la noche, tomando mojito tras mojito, sin parar, hasta que Ámbar quedó totalmente ebria. Lamentablemente, Simón estaba sobrio.

— ¿Simooon? — dijo ella hipando.

— Dime, amor — agarró su brazo y cuidadosamente lo pasó por su cuello.

— ¿Por qué...? — hipo —. ¿Poor quee Mathiu me dejoo?¿Vos decís que es porque...porque nunca me entregué a él? — hipo nuevamente.

— ¿Aún...sientes algo por él? — ella lo miró a los ojos y rió.

— ¿Sabesh?, sholo me duele que she fuera con Lunitha, luego...recuerdo que te tengo a thi — rió otra vez —. ¿Nunca mee dejaraash?, por favor... — hizo un puchero que derritió al mexicano.

— Tranquila, no te dejaré — besó su mejilla y la cargó en sus brazos.

    Después del largo tramo al departamento de Ámbar, por fin llegaron. Ella corrió a su habitación.

— Ámbar, ya me tengo que ir — avisó él.

  Entró a su habitación, repentinamente, se encontró con la rubia en bragas y sostén. Tragó fuerte y empezó a balbucear cosas, ella volteó para después insultarlo.

— ¡Shimon!¡Shalí! — gritó, pero él no reaccionaba.

Se imaginaba tener a Ámbar debajo suyo de nuevo, oírla gemir su nombre. Eso le parecía totalmente excitante. Comenzó a acercarse a ella, pero esta retrocedía nerviosa.

— ¿Shimon? — hipo.

— Ámbar... — relamió sus labios.

— ¿Haremoz el amorsh? — sonrió divertida.

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 Bonita© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora