- Sigue leyendo... - Halle por fin dijo después de unos minutos sollozando.
- ¿Estás segura? - Harry alzó su rostro manchado de lagrimas
- Sí..
Harry la observo fijamente unos momentos, casi podía sentir el fuego que quemaba en sus entrañas, no dijo más y continuo su lectura.
03-09-75
Ha pasado un mísero año desde aquél día, para mi desgracia ha nacido una niña, cuando me la entregaron en un hospital no mágico, sentí repulsión en el mismo instante de tenerla entre mis brazos.
Abigaíl, como he decidido llamar a la bastarda, ha cumplido tres meses, aún no ha abierto los ojos, lo cual es demasiado extraño.
***
- ¡Hemos llegado mi ama! - Salto el pequeño gnomo, anunció con fervor.
- Deja de llamarme ama - Abby pasó su mano por encima de sus ojos, aquellos oscuros ojos de pronto se volvieron de un azul plata, casi blanco. Su cabello así mismo se convirtió en una espesa mata de cabello rosa pálido.
- Abby...
- Ya era hora ¿No crees? - en los años que llevaba de conocer a aquella valerosa mujer jamás había sentido tristeza hacia ella, más que en aquella ocasión, cuando tenía tan solo cuatro años.
Aquél momento marcó la vida de Abigail Kay...
***
Corría el año de 1979, Abby, como cariñosamente la llamó su abuela, aquella gran wicca quien estaba al frente de la orden mágica, en un periodo prosperó donde nada podría quebrantar la paz entre razas y junto con las nuevas leyes que protegían a seres que como ella, eran demasiado especiales.
Abby se encontraba jugando con Satín, aquél gnomo que había encontrado por casualidad en una de sus visitas al bosque, aparte de su abuela y tía, era el único ser que le manifestaba amor. Su madre se había dedicado a despreciarla desde el momento en que había nacido.
La pequeña de cabellos rosados y extraños ojos, era una maravilla para aquellos quienes visitaban el castillo en las afueras de Escocia, más sin embargo Abby quería permanecer fuera del ojo público, lo cual parecía encantarle a su madre, la siguiente en la línea en convertirse en la nueva legisladora entre el mundo mágico y el mortal.
Abby había conocido a un niño no mágico, nieto del "presidente" de Estados Unidos, ella no sabía qué era eso, pero su tía Agatha le había dicho que era como un equivalente a lo que era su abuela en el mundo mágico y que a diferencia de ellos, los humanos elegían a sus gobernantes por medio de la elección del pueblo.
Kevin Carter, era muy rubio y sus ojos eran muy azules, Abby quería mucho a Kevin, quien solo era tres años mayor que ella, jugaban con inocencia, hasta que cierto día Kevin hizo aquella pregunta.
- ¿Por qué tu mamá va hacia allá? - Abby alzó su pequeña cabecita, observó como su madre se escapaba hacía una de la torre de invitados, a su lado un hombre de cabellos muy llamativos la tomaba de la mano. Satín trato de impedir que la pequeña viera aquella escena.
La curiosidad pudo más con el par de chiquillos, sin dudarlo los siguieron, Abby a pesar de ser muy pequeña, era demasiado inteligente.
- Abigail... - Satín la tomó de la mano, más sin embargo ella quería saber todo sobre su madre.