CAPÍTULO 01.

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Mis pies se mueven con rapidez sobre el suelo mojado. Llego tarde a casa y la vecina me ha mandado mil mensajes. Introduzco la llave en la cerradura y suspiro aliviada al no seguir mojándome. Debí haber hecho caso al señor de las noticias y llevar paraguas al trabajo. La casa huele de maravilla y sonrío mientras camino a la cocina.

Allí se encuentra Alissa, mi vecina y mejor amiga.

-Dylan ya está durmiendo.

La abrazo y deposito un beso en su mejilla.

-Muchas gracias, no veas el montón de trabajo que tuve en la empresa.

-Me lo imagine, tu jefe es un gilipollas.

-Lo es. ¿Qué has preparado?

-Pollo asado, arroz y ensalada.

La boca se me hace agua de inmediato. Me dice que va a llamar a su hijo para cenar todos juntos. Alissa tiene tres años más que yo y es madre soltera. Dylan y Mateo, su hijo, son inseparables a pesar de la diferencia de edad. Me muero por ir a la habitación de mi pequeño y darle un calido abrazo. Pero sabiendo que si lo despierto no volverá a dormir decido ir al baño y darme una ducha.

Diez minutos después estoy en mi habitación. Me coloco el pijama y dejo que mi pelo se seque con el paso del tiempo. A pesar de todo me asomo a la habitación de mi hijo, enciendo la luz por el simple hecho de ver que está bien. El corazón se me encoge al ver que es la copia exacta de su padre. Recuerdo que él me había enseñado un álbum de fotos y habían un par donde era pequeño. Dylan Grimes, mi niño de cinco años al que había aceptado que llevara el apellido de su padre. Es una larga historia de como escape como una cobarde del lado de Rick, el amor de mi vida, al enterarme que estaba embarazada. Suficiente había hecho con entrometerme en su matrimonio como para decirle que estaba esperando un hijo suyo. Me había dolido en el alma dejarlo, cogí lo poco que tenía y me mude a Atlanta. Un par de meses después Rick no volvió a intentar localizarme, pase sola todas las etapas del embarazo y me arrepiento de ello. Sabia donde mi ex amante vivía pero tampoco hice el esfuerzo de contarle toda la verdad. Espero que su matrimonio con Lori le vaya la mar de bien y pueda hacer feliz a su hijo Carl, lo merecen. Sé con certeza que Lori jamás supo que Rick y yo manteníamos una relación.

A veces me pongo a pensar que si le hubiera dicho que iba a ser padre tal vez... solo tal vez podríamos haber formado una familia. Él se hubiera divorciado y criaríamos a Dylan juntos. Pero fui tan cobarde que ninguna de esas fantasías se hicieron realidad. Después de tantos años mi amor por Rick no desaparece, fue un hombre increible y difícil de reemplazar. Un par de relaciones amorosas fallidas me hicieron darme cuenta que lo mejor que podía hacer era dar todo de mi amor a mi hijo. Con una sonrisa melancólica salgo sin hacer ruido y dejo la puerta entre abierta.

-Hola, Alexa-me saluda el adolescente de trece años.

-¿Qué hay Mateo?

El crío se encoge de hombros.

-Vamos a cenar así que todo va de maravilla.

Su madre le sonríe. Los tres nos sentamos y comenzamos a cenar. Mastico con la mirada atenta a la televisión. Durante toda la semana han pasado noticias impactantes diciendo que el fin del mundo está cerca. No sé cuantas veces hayan dicho eso los mayas. En cuanto pasa una escena horrorosa aparto los ojos. ¿Qué es eso de que te disparen más de diez veces y sigas caminando como si nada?

-Eso es aterrador-comenta Alissa mirando a su hijo-no sé que haremos si eso sigue aumentando.

-Gente que vuelve a la vida-dice Mateo-es lo que dicen mis compañeros de clase, la mayoría ya no asiste.

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora