Alexa corrió bajo la lluvia todo lo rápido que podía, llegaba tarde a casa y no quería tener ninguna discusión con su marido. Esa noche hacían un año de casados y no quería estropear la velada romántica que le había preparado. Según eso le había informado su marido esa misma mañana y ella estaba emocionada. Algo nerviosa metió la llave en la cerradura y tras soltar un suspiro entró en su vivienda. Allí todo estaba oscuro y no había señal de que alguien estuviera en casa.
—¿Amor?—preguntó a medida que caminaba por el pasillo.
Dejó los tacones a un lado y encendió las luces de su habitación. Con el ceño fruncido se dirigió al baño y entre sus manos cargaba el teléfono fijo. Marcó a su marido y esperó pacientemente que contestara.
—Casi estampo el coche en una curva para venir más rápido—murmuró algo enfadada por escuchar la fastidiosa voz del contestador.
Alexa se quedó de pie, observando el traje de ejecutiva frente al espejo, finalmente sonrió. Llevaba una semana guardando el secreto y no veía la hora de contarle la noticia a su marido. En efecto, estaba esperando un bebé y eso a ella le hacía muchísima ilusión. Por cosas del destino había tenido un aborto cuando intentó marcharse del pueblo y dejar a Rick. Ahora tenía la oportunidad de hacer las cosas bien, cuidarse y tener apoyo de su gran amor. Claramente lo del aborto se lo había guardado para si misma, nunca fue capaz de contarle ese tremendo sufrimiento. No tenía amigos, ni en su empresa, ni siquiera una vecina con la que salir a tomar algo de vez en cuando. Solo podía aferrarse a Rick pero para ella eso era más que suficiente, era su mejor amigo y podía contar con él siempre que quisiera. Se dirigió hacia el baño y dejó la ropa bien doblada sobre el cesto. Llegaba el fin de semana y podría descansar de su pesado jefe y de los fastidiosos compañeros de trabajo.
Su vida había cambiado completamente desde el divorcio entre Lori y Rick. Aquella mujer se había distanciado un montón y raras veces le permitían ver a Carl por lo que ahora se encontraban metidos en juicios por llegar a un acuerdo por el bien del crío. Admitía que el estrés le estaba pasando factura y su cuerpo se quejaba del cansancio. Se dio una ducha rápida y salió lo más rápido posible. Le tenía una pequeña sorpresa y eso incluía lencería nueva.
Se ató la toalla sobre sus pechos y trotó por el pasillo para buscar su móvil. En el identificador de llamadas se veía claramente el nombre de su marido.
—Buenas noches—habló una mujer al otro lado de la línea—. ¿Hablo con la señora Alexandra Grimes?
El corazón de la morena no tardó en palpitar con fuerza. ¿Qué estaba pasando?
—Sí, soy yo—murmuró tratando de aguantar las ganas de hacer un interrogatorio.
—Llamamos del hospital de Atlanta. Le comunicamos que su marido ha tenido un accidente.
Alexa apretó el móvil contra su oreja y trató de pestañear varias veces para no soltar ni una sola lágrima. Sentía que la tierra bajo sus pies comenzaba a resquebrajarse, como si un gran tornado estuviera haciendo acto de presencia en su casa y ella solo lo ignorara.
—¿Señora Grimes?
Alexa volvió en sí y cogió un poco de aire antes de volver a contestar.
—Estoy aquí—murmuró haciendo un gran esfuerzo por no hacer un escandaloso llanto como si fuera una mala telenovela.
—El señor Grimes ha entrado en quirófano. La esperamos, hasta pronto.
No tuvo tiempo ni para contestar cuando escucho que ya había colgado. En su cabeza rebotaba el sonido del teléfono, pi, pi, pi... Siendo consciente de que su marido se encontraba de camino a quirófano y que no le habían dado demasiada información sobre el accidente, salió corriendo hacia su habitación. Con los nervios a flor de pie se enfundó sobre un chandal y sus deportivas. Al correr por el pasillo se golpeó contra una mesilla y maldijo a todo el universo. Temblorosa y en un estado de shock cogió su bolso con sus pertenencias. La noche era fría y llovía a cantaros por lo que llegó empapada hasta el asiento del copiloto. Una vez sentada soltó un suspiro y se sintió más sola que nunca, no tenía a quién llamar para que la acompañara hasta el hospital. No hablaba con su madre desde la muerte de su hermano y era malísima para hacer amigos, no tenía a nadie a excepción de Rick y él ahora mismo no podía darle ningún tipo de apoyo. ¡Tuvo un accidente!
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La otra familia. [Rick Grimes]
FanfictionRick, tienes otra familia. Creada 17/11/2017 Terminada 29/04/2018