CAPÍTULO 21.

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Nos miramos entre todos, en completo silencio, por la reciente muerte. Mi hijo sigue con la cabeza enterrada sobre mi pecho, sabe que Sophia ya no está y eso le destroza por completo. Lo acuno entre mis brazos e intento que su llanto disminuya.
Daryl ayuda a Carol a ponerse de pie. La mujer mira el cuerpo de su hija entre lágrimas. Se suelta del agarre del cazador y se marcha corriendo. Beth llora por su familia muerta y se acerca a verlos. Rick intenta detenerla porque es peligroso, ella lo ignora y sigue su camino. Gira el cuerpo de la que es su madre y nada más hacerlo, comienza a gruñir y la coge por el pelo. Beth comienza a gritar y yo sigo sentada en el suelo sin plantearme en ir a ayudarla. Deben entender que una vez muertos y se convierten en uno de ellos, dejan de ser la persona que amabamos. Todos se movilizan y corren a socorrer a la adolescente.

Beth llora entre los brazos de su padre. Durante un rato solo escucho el llanto de Beth. Me pongo de pie y seco las lágrimas del rostro de mi bebé.

—Ven, vamos a tomar un poquito de agua.

Lo cojo en brazos por el simple hecho de querer sentirlo cerca de mí y darme cuenta de lo afortunada que soy por tenerlo conmigo. Ver a Sophia salir del pajar, convertida en un muerto, ha sido bastante duro. Maggie, Beth, Hershel y Patricia también se alejan. Los demás vamos detrás.

—Hemos estados registrando los bosques buscándola—grita Shane—. ¿Y estaba allí todo el tiempo? Usted lo sabia.

Rick intenta detenerlo.

—¡Déjenos en paz!—le ordena Maggie.

—Eh, Shane, para.

—¡Quítame las manos de encima! Usted... lo sabia y nos lo estaba ocultando.

Dejo de escuchar lo que dicen y me dirijo hacia mi tienda de campaña. Una vez allí siento a mi pequeño sobre una silla y le sirvo un vaso con agua. Me siento a su lado y no digo absolutamente nada. Siento una gran tristeza en el pecho. Me limpio la lágrima traicionera que se resbala por mi mejilla. No quiero llorar delante de Dylan, porque los dos nos pondremos a llorar hasta quedarnos secos.

Alissa se acerca a nosotros, su mirada refleja una tristeza enorme. Mateo se sienta al lado de Dylan y no pronuncia palabra alguna.

—Voy a ayudar a enterrar a Sophia—susurro al ponerme de pie—ella merece un entierro digno, solo era una niña inocente.

—Yo me quedo con Dylan—susurra Alissa sin mirarme—ve con tranquilidad, no quiero que te de un ataque de ansiedad como la última vez.

—No volverá a ocurrir, lo tengo controlado.

Mi respuesta no calma a mi amiga. Le doy un beso en la mejilla a mi hijo y me retiro de ahí. Siempre he sido una persona que puede controlarse pero suelo tener pequeños ataques de ansiedad donde todo a mi alrededor se vuelve pequeño y me pongo como una histérica. Los primeros días que estuve en Atlanta sufrí un ataque muy intenso. Se me había ocurrido la brillante idea de explorar el bosque sin saber que me perdería. Creí que me moría ahí mismo sin poder ver a Dylan nunca más. Recordar lo fatal que estuve y todo lo que lloré, me ponen peor. Conseguí un aparato para el asma, no lo tengo, pero consigue calmar mis nervios. A veces cuento hasta cien cuando algo se me sale de control y normalmente me funciona o hago un poco de ejercicio. Últimamente el estrés está pudiendo conmigo y tengo que contar muchísimo más.

Me acerco a Rick en busca de respuestas.

—¿Que te ha dicho Hershel?

—Quiere que nos vayamos de aquí. O al menos, Shane.

Suelto un suspiro.

—Eso no me sorprende. Tuvimos suerte de que no muriera nadie. Quizá otros caminantes hayan oído los disparos.

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora