CAPÍTULO 17.

7.9K 520 100
                                    

Mis ojos se abren enseguida y miró a todos lados, totalmente desorientada. Estoy en la habitación donde descansa mi hijo, solo está él. ¿Qué demonios ha pasado? Cuando mi mente comienza a recordar todo lo sucedido, me altero y salto de la cama. Con la cabeza dándome vueltas me dirijo hacia la puerta, antes de siquiera poder agarrar el pomo de la puerta, esta se abre dejándome ver a Rick. Me analiza durante segundos y enseguida me toma de la mano, hace que me siente sobre una silla y deja un beso sobre mis labios. 

—¿Cómo estás? Vaya susto me diste, morenita. 

No puedo ni siquiera hablar, aún sigo un poco desorientada. Se pone de cuclillas para llegar a mi altura y con sus manos acuna mi rostro, me mira con preocupación. 

—El color ha vuelto a tu rostro—susurra, no puedo leer su expresión—estabas muy pálida cuando te encontré.  

—¿Dónde está Glenn?—pregunto y enseguida vuelvo a alterarme. 

Rick me obliga a volver a sentarme. 

—Está bien, tranquila, él está bien—repite y su pequeña sonrisa me relaja un poco.

Giro la cabeza hacia la derecha y me centro en la oscuridad que entra por la ventana. Rick me comenta que me desmaye por el calor, Hershel lo advirtió y yo no hice caso. La curiosidad por ver que había en el pozo, ver a Glenn tender de una cuerda inestable y el estrés, acabaron conmigo. Me siento un poco descansada pero el dolor de cabeza seguía siendo intenso. Ninguno de los dos vuelve a hablar durante un rato, el silencio es cómodo. Mi pequeñín duerme alejado de todo el mundo, parece muy relajado. Eso me reconforta. Rick suelta un bostezo y enseguida le ordeno que se vaya a dormir, no ha descansado en todo el día y luce muy agotado. Me da un piquito y acata mis ordenes sin rechistar. Unos minutos después se acuesta al lado de Dylan y no tarda en quedarse dormido. Mis dos hombrecitos se ven tan adorables juntos. Me guardo esa imagen en mi cabeza para siempre.

Una vez las luces de la habitación están apagadas, me acerco a la ventana y me siento en una silla. Observo la luna, me parece más preciosa que nunca. Hacía bastante tiempo que no me paraba a observar el cielo con tranquilidad.

A la mañana siguiente mi dolor de cabeza ha desaparecido por completo me siento como nueva. Bueno no del todo. En el baño vomito como una posesa y me da un asco terrible sentir esa sensación. ¡La garganta me arde! Me cepillo los dientes y tras tomarme un paracetamol, salgo de allí como si no hubiera pasado absolutamente nada.

Aún es temprano y algunos siguen durmiendo. Normal, ayer fue un día bastante movidito para todos. Al salir de la casa sin hacer ruido para no molestar a nadie, mis pulmones agradecen el aire fresco. Por pura suerte veo a mi querido amigo, más despierto que nunca. Mis pies se mueven por sí solos y cogiendo impulso, me cuelgo sobre su cuello y le doy mil besos en la frente. Glenn sonríe bastante divertido y se deja mimar.

—Oh, maldito capullo, casi me da un infarto mientras estabas allí abajo—murmuro al separarme y le doy un suave codazo sobre las costillas.

Él se hace el dolido y no puede dejar de sonreír. Vaya... parece más feliz de lo normal. Algo me huele a que tiene que ver con la hija del granjero. Mientras estaba inconsciente me perdí de muchas cosas y tienen que ponerme al corriente de todo.

—Tu no te quedas atrás—comenta Glenn, se cruza de brazos y me observa—salí del pozo y tú estabas en el suelo, parecías un muerto ahí tirado. Alissa casi se come a todo el mundo, parecía poseída. El pobre de Rick tuvo que controlarla y ella casi lo vuelve abofetear.

Se me escapa una pequeña carcajada. Mi mejor amiga está loca, que mal lo ha debido pasar la pobre. Y ni se diga de mi querido Rick.

—Voy a tener que hablar con Alissa y su agresión contra Rick—mi amigo asiente concordando conmigo—bueno... cambiando de tema. ¿Qué pasó ayer mientras yo estaba durmiendo?

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora