CAPÍTULO 07.

13.8K 929 313
                                    

Terminamos de comer entre una charla bastante divertida con los niños y vemos como Carl se acerca a nosotros. Lori lo observa desde cierta distancia y me pregunto que se traen entre manos ese par. Dylan me mira con sus ojitos brillantes, le emociona al parecer que el chico haya decidido acercarse. 

—Hola—murmura con cierta timidez.

No tengo nada contra Carl, es solo un niño y él no tiene la culpa de nada.

—Hola—contesta Dylan bastante animado.

—Papá se ha ido pero volverá, ¿vale?

Parece que la conversación es solo entre hermanos y me encanta. Mi hijo asiente con la cabeza y da un sorbo a su vaso con agua.

—¿Podemos ser amigos?—le pregunta Dylan a medida que se pone de pie.

Alissa, Mateo y yo los miramos sin emitir palabra alguna.

—Somos hermanos, Dyl, ¿podemos empezar de nuevo? Tu me caes muy bien.

Mi hijo da varios saltos mientras celebra con una enorme sonrisa. Se me ablanda el corazón enseguida y mis ojos se empañan por las lágrimas. Nada me hace más feliz que ver a mi hijo contento.

—¡Sí, sí, sí! Me encantaría ser tu hermano. Tenemos otro hermano, Mateo también lo es, ¿vale?

Esta vez Alissa me mira con una sonrisa llena de melancolía mezclada con ilusión. Prácticamente Mateo y Dylan se han criado juntos, son hermanos de distinta sangre.

—Guay—contesta Carl igual de emocionado que mi hijo—. Siento haberte llamado tonta, Alexa, le dije a mi madre que lo eras pero lo siento. Solo estaba enfadado pero no es tu culpa, tú también quieres a mi padre.

Parece que Carl es mas espabilado de lo que esperaba.

—Cuando estamos enfadados tendemos a decir muchas cosas que no sentimos, no te preocupes Carl. Y por su puesto que le tengo mucho cariño a Rick. Lo más importante es que vosotros dos os llevéis bien, ¿de acuerdo?

—Está bien, Alexa.

Alissa y yo decidimos ir a lavar los platos mientras los niños se ponen al día con sus cosas. Nos alejamos de allí en completo silencio y en cuanto nadie nos oye, mi amiga suelta un suspiro.

—Los niños perdonan cualquier cosa cuando quieren a alguien. Me dan mil paros cardiacos cuando Dylan dice que mi niño es su hermano, son unas personitas más tiernas.

—Lo sé. ¿Sabes que Rick me ha perdonado?

La cara de Alissa es un poema y me hace gracia lo siguiente que hace. Hace un pequeño baile y mueve de manera extraña los hombros.

—Entonces ya no lo voy a llamar dramático—murmura mientras deja los platos sobre una mesa improvisada—me alegro mucho por ti, nena, me hace feliz que las cosas se hayan arreglado entre vosotros. Y bueno—susurra mirando para todos lados y luego sus cejas se mueven de arriba a abajo—¿ya te metió la lengua hasta la garganta?

Su pregunta me hace más gracia y puedo jurar que mi carcajada la escucharon hasta en Japón. Esta mujer es tan parecida a mi que me encanta la relación que tenemos.

—Pues sí, un par de veces. Había extrañado tantos sus besos—suelto un suspiro como si fuera una adolescente enamorada y me muerdo los labios recordando ese bonito momento vivido horas atrás—me dijo que teníamos otra oportunidad. Alissa, no sabes cuan feliz me hace saber que Dylan por fin pueda conocer a su padre. Aún es difícil de asimilar todo esto.

—Lo entiendo y como te decía sigo feliz por ti y por mi sobrino. Te mereces todo lo bueno de la vida y ya era hora de que el amor volviera a ti. Eres una buena mujer y estoy muy orgullosa de ti—sus ojos se llenan de lágrimas y me las contagia enseguida—haz criado a un buen niño y ahora tienes la oportunidad de seguir criándolo con ayuda de su padre. La vida no es tan maldita después de todo, nos habrá traído una epidemia pero por lo menos te han regresado algo que perdiste hace años. ¡El amor de tu vida! Ahora te van a dar duro contra el muro.

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora