CAPÍTULO 03.

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El llanto de Dylan cesa tras cantarle una suave melodía. Descansa su cabeza sobre mi hombro y yo sigo sin dejar de caminar. No puedo ver a Rick a la cara, sigo asimilando la noticia. Sigue igual de guapo, los seis años sin vernos le hicieron bien. Verlo me a revuelto los sentimientos y sigo enamoradita de él.

—¿Dónde está papá?

Dylan levanta la cabeza y me mira. Trago saliva e imagino que mi hijo no me ha preguntado eso.

—¿Papi no nos quería?

Le sonrío lo mejor que puedo. Sus preguntas me han destrozado el corazón, sin darme cuenta durante todos estos años le he estado haciendo daño a mi pequeño. Él quiere un padre.

—Claro que sí, mi amor. Solo que tuvo que hacer un viaje largo.

—¿Dónde fue, mami?

—A la luna—los ojitos se le iluminan—a papá también le gusta el espacio tanto como a ti. Te puedo asegurar que lo verás muy protito, ¿vale?

Él aplaude animado y comienza a darme besos por toda la cara. Su risita me contagia enseguida y le sigo. No hay nada mas que una madre quiera en esta vida que hacer feliz a su hijo. Sigo afrontando el hecho de que pronto tengo que contar toda la verdad. Tengo miedo de que Rick o Dylan salgan afectados. ¿Por qué no dije la verdad desde el principio? Me dan ganas de darme con una piedra en la cabeza.

—¿Podemos volver? Carl y Mateo prometieron jugar conmigo a la pelota.

—Como ordene mi príncipe.

—Tu eres mi princesa, mami.

Y sin querer se me escapan un par de lágrimas que son retiradas por los regordetes dedos de mi hijo.

—¿Por qué estás triste?

Pienso en que decirle mientras vuelvo a el campamento.

—Es que vi a un viejo amigo... No te preocupes, mi vida, mientras estés a mi lado siempre seré feliz.

Asiente conforme. Le doy un beso en la mejilla y hago como si fuera un caballo y corro. La risa de Dylan se escucha por todos lados y eso me hace la mujer mas afortunada del mundo. Llegamos y todo el mundo está haciendo su trabajo. A lo lejos veo a Rick hablando felizmente con su mujer e hijo.

—Me a preguntado por ti—llega corriendo Alissa.

Frunzo el ceño.

—Dylan, mi hijo te está esperando en nuestra casa para jugar.

—No corras, te vas a caer—le digo en cuanto lo dejo en el suelo.

Rick levanta la mirada y luce serio, sus ojos siguen lentamente a Dylan. Jamás había sentido tanto pavor. No sé que decir ni como reaccionar. Nunca pensé que por un virus en el mundo, Rick y yo nos volveríamos a ver. Es tan malditamente extraño, tal vez la vida lo quiso así.

—Rick—susurró Alissa llamando mi atención—preguntó por vosotros después de llegar. Les dijo a todos que te conocía.

—¿Qué?

Estoy bastante sorprendida.

—Sí, te lo juro. Que erais amigos en la universidad.

—Vaya mentira mas grande—siendo sincera me hace gracia—será alguna excusa para acercarse a mi sin levantar sospecha.

Alissa pone los ojos como la misma exorcista y yo no entiendo que quiere decir.

—Alexa...

Su voz hace que quiera gritar como una posesa. Lentamente me giro y ambos quedamos cara a cara. Mi amiga desaparece enseguida.

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora