CAPÍTULO 23.

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La noche luce perfecta para tomar un poco de aire alrededor de una fogata. Rick, Alissa, Maggie, Glenn y yo hemos decidido aprovechar un momento de paz para charlar un rato. Todos estamos sentados frente al fuego y hay un buen ambiente. Glenn nos cuenta un poco de su vida, solo cosas felices. Reímos sin importar que el mundo ya no sea el mismo de antes, sino que nos damos cuenta que la vida aún puede continuar y que tenemos suerte de seguir vivos. Me acurruco sobre el hombro de Rick y disfruto de su cercanía. Él me mira y sonríe. Amo muchísimo a este hombre.

—Recuerdo—añade Alissa tras soltar una enorme carcajada—que una tarde fui a buscar a Alexa para ir a clases de boxeo y ella luchaba para entrar en un pantalón—abro la boca bastante sorprendida y me avergüenzo de que todos escuchen esa historia.

—¡Cállate insecta!

Alissa se ríe muchísimo más y el resto me miran con diversión.

—Alexa estaba en esa época de bajar unos cuantas kilos después del embarazo—suelto un suspiro y dejo que continúe—. Estaba tan enfadada por no poder entrar en sus pantalones que su cara estaba tan rosa, ella era regordeta y soltaba tantos insultos que me hicieron reír y soltar; ¡calmate Majin Boo!

Los demás se ríen al entender la referencia. Mis mejillas comienzan a arder al sentir la mirada de Rick.

—Fue tan gracioso ver lo alterada que estaba por haberla llamado así. Desde ese momento cada vez que se enfada y su rostro toma un color extraño le gritamos esas tres palabras.

—¿Por qué quieres avergonzarme de esta manera? Dijiste que nunca volverias a llamarme de esa forma.

Maggie se ríe demasiado fuerte que me hace creer que lo que cuenta mi amiga no es tan vergonzoso. Me relajo un poco y me permito soltar unas cuantas carcajadas.

—¿Por qué creías que no iba a volver a hacerlo?—preguntó en un tono sarcástico y sin dejar de reír.

—Cada vez que te enfades conmigo y me comiences a gritar—comenta Rick con humor—te diré, calmate Majin Boo.

Todos se ríen por mi cara de poker. Pero cuidado que tengo un as bajo la manga.

—¿De verdad?—pregunto soltando un falso puchero, él asiente sin dejar de reír—. Pues me temo que alguien a quién conozco se va a quedar sin sexo por una temporada.

Ahora la que se ríe soy yo por su cara de poker. Al final todos mantenemos el buen rollito y nos seguimos riendo por los buenos y divertidos relatos de nuestro pasado. Mientras veo como lucen tan felices decido guardar ese momento en mi memoria para el resto de mi vida. Hemos creado un gran vínculo demasiado rápido entre todos. Me hace pensar que si el virus nunca se haya extendido por el mundo, no habría podido encontrar y conocer a personas tan maravillosas. Rick cuenta una anécdota graciosa entre nosotros y me río como una posesa.

—Me acuerdo que una vez Rick y yo estábamos tan desesperados por hacerlo... y acabamos en la ducha—mi chico me lanza una mirada de advertencia mientras el resto se acomoda para escucharla con atención—. Mi bañera era muy estrecha pero los dos eramos unos inconsientes a la hora del sexo e ignoramos ese detalle del espacio. El ambiente estaba super caliente y ambos íbamos un poco borrachos... Rick me cogió en brazos y me pegó contra la pared. Lo hicimos un ratito hasta que él se resbaló por el agua. Nos caímos los dos juntos. Yo me rompí un brazo y él casi se rompe la cabeza contra el lavamanos—vuelvo a reírme al recordar esa noche— . Al final nos reímos mientras íbamos en la ambulancia de emergencia. Días después Rick instaló en la pared un aparatito para poder apoyarnos y no acabar desnucados por ir de calientes.

Glenn no puede evitarlo y comienza a reírse, enseguida le seguimos todos.

—Hacerlo en la ducha es bastante arriesgado—murmura Maggie y mira de reojo a Glenn—aunque también es excitante.

La otra familia. [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora