CAPITULO 10

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PDV. LOUIS

Ayer cuando llegué a casa me llevé una buena bronca de mi madre, ya que no estuve ni una hora en la ‘biblioteca’. La verdad que me dio igual.

Le conté todo lo ocurrido a Lottie, e imbécil fue lo mínimo que le llamó.

Lo que mas me dolió es que Harry no hizo ningún tipo de acercamiento ayer al irme, aunque casi lo prefería. Ese chico no merecía la pena.

Los días que contacté con él parecía ser un chico agradable, pero parece que me equivocaba.

- Papá y mamá se han ido a desayunar con los Claires- dijo Lottie, sacándome de mis pensamientos.

Asentí, encendiendo la tele. La verdad que hoy no me apetecía hacer nada. Bueno sí, estar tapado con la manta hasta las orejas y ver series, muchas series.

- Había pensado en llamar a Harry- dijo mi hermana, acurrucándose a mi lado.

- ¿Para qué?- pregunté, frunciendo el ceño.

- Para cancelar el pedido de tu cumpleaños.

- No- contesté- el cuadro seguramente quede precioso. Eso sí, vas tu a por él.

Asintió, apoyando su cabeza en mi hombro.

El resto de la mañana la pasamos viendo una serie que eligió mi hermana. Gossip Girl, la cual no me gustó nada, pero tampoco estuve muy puesto en ella.

En el fondo seguía esperando la llamada de Harry, pero nunca llegaría.

Nuestros padres llegaron y nos ordenaron, literalmente, a vestirnos para salir a comer, ya que mamá no había preparado nada.

Mi padre escogió un italiano, cosa que no nos parecía mal. Amaba la comida italiana.

- ¿Qué tal ayer la reunión?- le preguntó Lottie a papá.

Mierda. Odiaba que hiciese eso. No pararía de hablar de negocios hasta el postre.

***

Las cinco de la tarde y estaba tirado en la cama, mirando al techo.

Mi hermana había salido con un chico al cine, y mis padres estaban en el despacho.

Decidí ponerme a estudiar, ya que no tenía otra cosa que hacer.

Me senté en la silla y encendí el ordenador, buscando los apuntes de empresariales.

A quién quería engañar, no tenía ninguna gana de ponerme a memorizar cosas.

Resoplé, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Necesitaba un baño urgente.

Me despojé de mi ropa y me metí en la bañera. Oh dios, esto era la gloria.

Puse música de fondo, cerrando los ojos y evadiéndome de todo.

Pero mi paz duró poco, ya que mi móvil empezó a sonar.

- Mierda- solté, viendo el nombre de ‘Harry’ en la pantalla. Me incorporé, respirando hondo y descolgando.

- ¿Diga?

- Louis, soy Harry- dijo, susurrando.

- ¿Qué quieres?- respondí, intentando ser lo mas seco posible.

- Quería pedirte perdón por lo de ayer. No tenía que haberte tratado así.

- Coincido contigo- respondí, rodando los ojos.

- Perdóname, por favor. Generalmente no suelo comportarme así con mis clientes.

- Está bien, te perdono- dije, mostrando un tono indiferente.

- Genial- dijo alegre, haciendo que mi corazón diese un vuelco- mañana no tengo nada que hacer así q-

- No voy a posar para ti, Harry- interrumpí, mordiéndome el labio.

- ¿Por qué?- preguntó, serio.

- No encajo en eso. No me he sentido cómodo- me sinceré.
- Louis, ésta vez será mejor. Ademas, no puedo dejar el lienzo a medias.

- Lo siento Harry- y dicho eso, colgué.

No era una cuestión profesional, si no personal. No quería terminar enamorado de un chico como él. Harry era un chico serio, antipático y malhumorado. Sí, al principio conocí a un Harry simpático, pero al estar con él realmente he visto cómo es, y no quiero sentir nada por alguien así.

Volví a encender la música, cerrando los ojos e intentando olvidar a Harry de una vez por todas.

PDV. HARRY

Me ha dejado tirado. Louis me ha dejado tirado. Y yo me sentía como una verdadera mierda.

- ¿Qué tal ha ido?- preguntó mi hermana, sentándose enfrente de mí.

- No quiere posar para mí- contesté, apoyando mi cabeza en mi manos, suspirando.

- Pero, ¿le has pedido perdón?

- Claro que sí, y lo ha aceptado, pero dice que no se siente cómodo.
Mi hermana torció el labio, acariciando mi brazo.

- Lo siento- susurró.

- Es extraño, pero realmente me siento mal Gemma- confesé- desde que le he conocido he vuelto a pintar como antes. Me inspira de una manera extraña, pero me inspira al fin y al cabo.

- ¿Y no será también otra cosa?- susurró.

- ¿Qué cosa?- pregunté, sin comprender.

- Que te gusta.

- Claro que me gusta, quiero decir, tiene unas facciones perfectas.

- No me refiero artísticamente, Harry- dijo rodando los ojos- si no sentimentalmente.

- Gemma, apenas le conozco.

- ¿Y?- añadió- Eso no significa nada. Y no está mal admitirlo.

Esta reflexión me había confundido. No había llegado a pensar en Louis de esa manera.

Como ya le dije a mi hermana, Louis me gustaba artísticamente. No había ninguna duda en ello.

- Harry, ¿me estás escuchando?

- ¿Qué?

Mi hermana rodó los ojos, levantándose.

- Si tanto te inspira deberías de insistir.

- Y qué quieres que haga. Ya ha dicho que no.

- No sabía que eras de los que se rendía a la primera- dijo mi hermana, picándome.

- ¿Qué sugieres?

- ¿Sabes dónde vive?

- Sí- respondí, frunciendo el ceño.

- Podrías ir a hacerle una visita- sugirió, guiñándome un ojo, encaminándose hacia la cocina.

Sonreí. Negando con la cabeza. Amaba a mi hermana.

Me metí en la habitación y me puse un vaquero y una camiseta. Me eché colonia y me pasé la mano por el pelo, para acto seguido ponerme los zapatos. Listo.

Salí al salón y cogí las llaves del coche.

- ¿Dónde vas? Hoy te toca hacer la cena- advirtió mi hermana, mirándome mal.

- Te prometo que estaré aquí.

- Espera espera. ¿Vas a verle ahora?

Asentí, lanzándola un beso y saliendo del apartamento.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora