CAPITULO 20

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PDV. LOUIS

Después de la bofetada que recibí por parte de mi madre lo único que hice fue mirar al suelo, incapaz de formular palabra.

- ¡Cómo se te ocurre no cogerme el teléfono!- gritó, sobresaltándome- ¿Eres consciente de lo asustada que estaba? No vuelvas a hacerme esto William, ¡jamás!

- Mamá- interfirió Lottie, llorando.

- No te atrevas a meterte en la conversación Charlotte- le advirtió mi madre, a lo que ésta se calló.

- A-Apagué el móvil- susurré, sin mirarla.

- Que sea la última vez- dijo, mas calmada, pero igual de enfadada. Y dicho esto, se dio media vuelta, subiendo las escaleras y dando un portazo. Supongo que encerrándose en su habitación.

Mi abuela salió de la cocina, mirándome.

- No sé si eres consciente del espectáculo que has montado, querido. Qué vergüenza- comentó, sentándose en el sofá.

La miré con cara de asco, dejando el abrigo en el perchero y colgando la bolsa con la cámara en mi brazo.

- Espectáculo es tu presencia, querida- respondí, recibiendo una mirada de mi abuela.
- ¿Se puede saber de dónde has sacado esa ropa tan obscena?- dijo mirándome de arriba abajo.
No fui consciente hasta este momento de que llevaba el chándal de Harry.

Ignoré su pregunta, subiendo a mi habitación. Me cambié de ropa y dejé la de Harry en la silla doblaba, para acto seguido guardar la cámara en mi cajón. No estaba dispuesto a enseñársela a nadie, excepto a Lottie, ya que ella no juzgaría.

Me puse el pijama y me metí en la cama, dispuesto a acabar este día.

PDV. HARRY

Hoy venía nuestro tío con su esposa a comer al apartamento. Fue idea de mi hermana, ya que quería pasar tiempo con el único familiar que nos quedaba.

- ¿Metiste el pollo al horno?- preguntó, intentando subirse la cremallera del vestido.

- Por cuarta vez, sí- respondí, rodando los ojos. Me acerqué a ella y subí su cremallera, ya que me estaba poniendo nervioso con tanto movimiento raro.

- ¿Qué zapatos me pongo?- preguntó mostrándome un zapato de tacón negro y otro rojo.

El vestido que llevaba era blanco, sin mangas y con un escote de pico. Le sentaba realmente bien.

- Los negros- respondí, anudando mi corbata.

- Vale, los rojos- dijo dirigiéndose a su habitación.

Fruncí el ceño, ignorando su ignoración hacia mi opinión. Llevaba como una hora vestido, y mi tío llegaría en unos diez minutos.

Fui a la cocina a echar un vistazo al pollo, y le quedaba un minuto. Perfecto.

Ojeé mi teléfono, en busca de algún mensaje de Louis pero no había respuesta. Llevaba sin conectarse desde ayer. Y era raro en él, ya que se tiraba horas y horas frente a la pantalla del móvil.

El timbre sonó, indicando que mi tío ya estaba aquí. Mi hermana salió del cuarto y me acompañó a abrir.

- ¡Feliz Navidad!- exclamó mi tío, recibiendo un fuerte abrazo por parte de Gemma.

Saludé a Ingrid, su mujer, la cual sonrió y me entregó dos bolsas.

- Esperemos que os gusten los regalos- dijo, a lo que asentí, haciéndome a un lado y dejándoles entrar.

Nos sentamos los cuatro en el sofá, dispuestos a ver nuestros respectivos regalos.

Gemma le entregó a mi tío un gran paquete. Era un regalo para ambos, el cual había comprado sin decirme qué era.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora