El arte de amar

CAPITULO 43

PDV. HARRY

Noté un cuerpo a mi lado, haciendo que me girase. Louis dormía plácidamente, con la boca entreabierta y sus manos debajo de la almohada.

Era tan bonito… no puedo estar mas enamorado de él. Me da la vida. Su sola presencia ya me hace la persona mas feliz de mundo.

Paseé mis dedos por su mejilla, bajándolos hasta sus labios, masajeándolos lentamente, intentando no despertarle.

Miré el reloj. Las once y diez.

Me levanté despacio, poniéndome los calzoncillos y saliendo dirección a la cocina para preparar el desayuno.

- Hombre, buenos días- dijo mi hermana, metiéndose un trozo de galleta en la boca.

- Buenas- dije, calentando el café.

- Así que Louis y tú ya estáis bien.

- ¿Quién te ha dicho eso?

- A no ser que los gemidos de anoche fuesen de otro, mi deducción ha llegado a que lo habéis arreglado, y de qué forma- carcajeó, tomándose la leche.

Sentí mis mejillas arder, cortando el fuego y sirviendo el café en las tazas.

- ¿Nos oíste mucho?- susurré, colocando las cosas en la bandeja.

- Bueno, solo “Dios Harry no pares” y cosas así.

Abrí los ojos, tragando saliva.

Mi hermana comenzó a reír, llevando su taza a la cocina.

- Por lo menos me ha quedado claro que eres bueno en la cama.

- ¿Lo dudabas?- dije, sonriendo.

Mi hermana rodó los ojos, dirigiéndose hacia el baño, pero ante de entrar dijo:

- Me alegro que lo hayáis alegrado.

Le sonreí, guiñándola un ojo.

Abrí la puerta, encontrándome a Louis frotándose los ojos, bostezando.

- Buenos días- dije, dejando la bandeja en la cama y dirigiéndome a él, dejando un beso en su mejilla.

- Buenos días- contestó, sonriéndome.

- Supongo que tendrás hambre- comenté, mordiendo mi napolitana.

Louis asintió, cogiendo un par de galletas.

- Estoy agotado. Si con la primera ronda acabé roto imagínate con lo de después- susurró, bebiendo un poco de café.

- Eso enorgullece mi ego de macho alfa- dije, chuleándome, a lo que Louis comenzó a reír, negando con la cabeza.

Desayunamos entre risas y besos, terminando de dejar la cama echa un desastre.

Dejé que Louis se duchase tranquilo, mientras yo metía las sábanas en la lavadora.

Saqué un pantalón de chándal y una camiseta para Louis, ya que no había traído ropa de cambio.

- Ya puedes entrar- dijo, entrando por la puerta con la toalla enrollada en sus caderas.

Mordí mi labio, observando cómo resbalaban las gotas de agua por su pecho.

Me acerqué a él, abrazándole por la espalda, sobresaltándole.

Besé su cuello, haciendo que Louis riese levemente, posando sus manos encima de las mías.

- Ahora no- dijo girándose, mirándome con una sonrisita- tu hermana está al otro lado de la pared- susurró- y además, ya hicimos demasiado, chico incansable.