CAPITULO 39

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PDV. HARRY

Seis días. Seis días han pasado desde que lo dejé con Louis.

No ha habido una sola noche que no haya llorado en silencio, anhelando su sonrisa, sus mejillas sonrojadas, sus azules ojos. Le echaba de menos. Pero había llegado al punto en el que ya no podía más. No podía sacar de mi cabeza la mirada de Louis aquel día. Me miraba con miedo, como si fuese un completo desconocido para él. Creo que es uno de los peores momentos que he vivido en mi vida. Ver como la persona a la que quieres no confía en ti y te teme.

- Harry, el jefe de reclama- dijo Mark, sacándome de mis pensamientos.

Me encaminé al despacho de mi tío, entrando.

- ¿Me buscabas?- pregunté, llamando su atención.

- Han venido dos clientes ha entregarte el cheque- dijo entregándomelos.

- Gracias- contesté, encaminándome hacia la salida.

- Harry- me llamó, haciendo que me girase- ¿Cómo has estado?- preguntó, mirándome fijamente.

- He estado- respondí, encogiéndome de hombros- no me denunciaron, por si te interesa saberlo.

- Lo sé, me lo dijo Gemma.

- Por lo menos con ella te dignas a hablar- respondí, a lo que mi tío bajó la mirada.

- Aunque no lo creas, me importas Harry.

- Ya- añadí.

- ¿Qué tal con Louis?- preguntó, cambiando de tema.

- No estamos juntos desde ese día- susurré, lamiendo mis labios.

Mi tío frunció el ceño acercándose a mí.

- ¿Rompió contigo por eso?

- Rompí yo- respondí, mirándole.

- ¿Tú? ¿Por qué?

- Es mejor así- finalicé- me voy a seguir con los cuadros- dije, saliendo del despacho.

Lo último que necesitaba era recordar ese día.

***

Después de una larga mañana, llegué a casa.

No había nadie, ya que mi hermana hoy tenía jornada completa.

Me tiré en el sofá, suspirando. Llevaba días sin apenas comer, ya que no tenía apetito.

Me metí en el baño, dispuesto a darme una ducha caliente y despejar mi mente.

Encendí el agua, dejando que saliese caliente, y aproveché para quitarme la ropa.

Me miré en el espejo, desviando mi mirada al colgante del avión.

Lo envolví en mi puño, cerrando los ojos, ya que mis ojos empezaron a aguarse.

Sacudí mi cabeza, metiéndome bajo el agua, sin poder evitar las lágrimas y recordar aquel día tan fantástico que viví con él.

PDV. LOUIS

- ¿Vienes a cenar?- preguntó mi madre.

- No lo sé. Como surja- respondí, poniéndome el abrigo.

Hace tres días que le dieron el alta a Andy, y ayer me dijo si hoy me apetecía ir al cine con él.

Sinceramente no tenía ganas de pisar la calle, pero después de lo que pasó no pude negarme. Además, despejarme me venía bien, o probablemente terminaría volviéndome loco.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora