PDV. LOUIS
Después de lo que sucedió antes de que su hermana llegase, no hablamos mucho. Harry me comentaba cómo ponerme y yo obedecía. Así de fácil.
Sus labios estuvieron tan cerca de los míos… Creía que todo era un jodido sueño, pero no. Él quería besarme. A mí.
Estuvimos dos horas de pintura. Entre las poses, los descansos etc… cayó la noche.
- Creo que debería de ir volviendo a casa- dije, interrumpiendo los pensamientos de Harry.
- Vaya, realmente ha pasado el tiempo rápido- respondió, mirando su reloj. Las 8.
Me acerqué a mirar el lienzo. Dios, era yo. Realmente yo. No había nada que me diferenciase.
- ¿Te gusta?- preguntó, tras de mí, haciendo que mi piel se erizase.
- Es precioso- susurré.
- Eres precioso- corrigió, y noté su aliento en mi nuca. Me volteé, teniéndole a unos centímetros de mí. Relamí mis labios, a lo que Harry llevó su mirada directamente a ellos, entreabriendo los suyos.
Necesitaba que me besara, lo necesitaba. Y parece que leyó mis pensamientos, ya que se aproximó hacia mí, sin ningún tipo de vacile, y posó sus manos en mi rostro, uniendo nuestros labios. Mis piernas literalmente temblaron, y tuve que posar mis manos en su cintura, ya que si no probablemente me desplomaría ahí mismo.
Su lengua trazó mi labio inferior, pidiendo paso hacia mi boca, la cual acepté gustosamente.
Tuvimos una guerra de lenguas. Estaba siendo un beso lento pero pasional. Me estaba matando poco a poco.
Harry mordió mi labio inferior produciéndome un gemido, el cual sonó demasiado, haciendo que él se aproximase más hacia mí, si eso era posible. La falta de oxígeno nos obligó a separarnos, uniendo nuestras frentes y mezclando nuestras agitadas respiraciones. Las manos de Harry seguían en mi rostro, cosa que no me importó en absoluto. Se sentía tan bien.
Nos miramos por unos segundos. Sus dos esmeraldas estaban prácticamente negras, y sus labios mas llenos de lo normal. Demasiado atractivo.
Bajó sus manos lentamente, rozando las mías.
- ¿Nos veremos el domingo?- susurró, todavía sin separarse ni un centímetro de mí.
Asentí. Y ojalá pudiese verle antes, pero mañana, a parte de ser mi cumpleaños, era Noche Buena, y el sábado Navidad.
- Te llevo a casa- añadió, separándose de mí.
Yo todavía seguía en shock. Era incapaz de formular una frase. Probablemente no me saldría la voz.
Subimos al primer piso, recogiendo nuestros abrigos y saliendo del apartamento. De camino a mi casa no dijimos nada. Lo único que se oía era la radio. Música de los 80, muy de Harry.
Aparcó el coche en doble fila, sacando las llaves.
- Feliz Navidad- comenté, quitándome el cinturón.
- Feliz Navidad, Louis- respondió, mirándome fijamente. Era incapaz de devolverle la mirada, ya que lo más probable era que me derritiese en ese mismo momento.
Me despedí de él, saliendo del coche y entrando a casa, sin girarme a echarle un ultimo vistazo.
Me apoyé en el marco de la puerta, acariciando mis labios, sonriendo.
No podía creer que él, un chico tan apuesto y especial, me hubiese besado a mí, un simple chico que no sabe ni qué hacer con su vida.
- ¿Qué haces ahí?- preguntó mi madre, mirándome extrañada.
Negué con la cabeza, dirigiéndome a mi habitación para cambiarme de ropa e ir a cenar.
Tenía que hablar urgentemente con Rachel.
***
Estuve aproximadamente 20 minutos hablando con Rae. Bueno, más bien escuchando sus gritos.
Le conté todo lo que pasó en el apartamento de Harry y, literalmente, se puso a gritar. Tuve que separar el teléfono de mi oído o me quedaría sordo.
Claro, que casi prefería los gritos a distancia de Rae que los de mi hermana en persona.
Mi padre literalmente se asustó, regañándola después, ya que, retumbó media casa.
Bajé a cenar, sentándome frente a mi padre y al lado de Lottie.
- Mañana será un día familiar- dijo mi padre, sirviéndose vino- vendrá la abuela, los tíos y los primos.
Rodé los ojos, sin decir nada.
- ¿Se quedará la abuela a dormir?- preguntó Lottie.
- Sí- respondió mamá, haciendo una mueca. Sonreí, empezando a comer.
- ¿Navidad también la pasaremos aquí?- pregunté mirando a mi padre.
- Sí. Tus tíos tienen obras en casa.
No dijimos mucho más. Bueno, papá empezó a darnos la charla de cómo comportarnos estos dos días. Porque, aunque mañana fuese mi cumpleaños, no podía hacer lo que quisiese.
Al terminar de comer ayudé a mi madre a limpiar los platos, ya que lo que menos me apetecía era quedarme a solas con mi querido padre.
Mucha gente siempre se pregunta por qué no tenemos una chica de la limpieza. Y lo cierto es que la tuvimos, pero resultó ser una choriza, así que desde ese momento mamá no quiere meter a ningún desconocido a trabajar en casa. Además, Lottie y yo solemos turnarnos para ayudarla, ya que, su querido marido solo pisaba la cocina para servirse vino o coger algo para picar.
Al terminar mi madre se fue con papá a su cuarto, y Lottie y yo nos quedamos un rato viendo la tele, pero lo cierto es que no televisaban nada interesante, así que terminamos por irnos a dormir. Mañana sería un día duro.
Me metí en la cama y dejé el teléfono en la mesilla de noche, per antes de poder apagar la luz, mi teléfono vibró. Fruncí el ceño, mirando quién me escribía a estas horas.
‘Feliz cumpleaños Louis. Harry’.
Sonreí, mordiendo mi labio inferior y mirando la hora. Las 00:00
Opté por no responderle, si no llamarle.
Dos pitidos y el teléfono fue descolgado, indicándome que Harry estaba al otro lado del teléfono.
- Louis- respondió, con la voz más ronca de lo habitual. Mi pie se erizó.
- Muchas gracias- susurré, para apto seguido colgar el teléfono.
Suspiré, cerrando los ojos y dejando el móvil en la mesilla.
Ya no necesitaba nada más.
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El arte de amar
FanfictionLouis, un chico dispuesto a comerse el mundo. Harry, un chico dispuesto a que el mundo le comiese. Dos almas que se verán unidas por una sola cosa: el arte.