PDV. LOUIS
Viernes. Por fin llegó el día.
Sorprendentemente no estaba nervioso, si no ansioso. Estaba deseando ver qué tendría que hacer.
- ¿Y cuántos años tiene?- preguntó Rachel, tan cotilla como siempre.
- Uno menos que nosotros.- ¿Y cómo es físicamente?
- Tiene los ojos verdes, el pelo corto con ciertas ondulaciones. Es alto.
Mucho. Y sus labios- sonreí- son rojizos y carnosos. Preciosos- suspiré.
- Aw- exclamó Rae, sonriendo.
- Su voz es la mas bonita que he escuchado nunca- introduje- es ronca pero a la vez aterciopelada.
- Voy a vomitar arcoíris- añadió Robert, rodando los ojos.
Rachel le dio un golpe en el hombro, frunciendo el ceño.
- ¿A qué hora habéis quedado?
- A las 6.
- ¡¿Y qué haces aquí!?- exclamó Rachel- son las 3.
Abrí los ojos, mirando el reloj. Mierda. Tenia que prepararme.
-¿Tres malditas horas para ducharte y vestirte?- preguntó Robert, carcajeándose.
- De mi casa hasta la galería son casi cuarenta minutos.
- Aún así- añadió.
- No le hagas caso. Anda vete. Luego me cuentas.
- Por el grupo de WhatsApp. Que así me entero yo también.
- ¿Acaso a ti te importa?- le preguntó Rae.
- Que no sea un auténtico cotilla como tu no significa que no me interese.
Rodé los ojos, despidiéndome y dejándoles con la discusión.
Tardé unos diez minutos de casa de Rae a la mía. Subí rápidamente las escaleras y me metí en le baño, quitándome la ropa y metiéndome en la ducha.
***
Me quedaba una hora, y como siempre, Robert tenía razón en eso de mi problema con las horas.
- ¿Ya te vas?- pregunto mamá, sentándose en el sofá con unos papeles.
- Salgo de casa en unos veinte minutos.
- ¿A qué hora vendrás?
- No lo se. Para la cena estaré aquí.
Mi madre frunció en ceño.
- ¿Tres horas estudiando? Tienes todo el fin de semana. Tampoco es bueno pegarse esa paliza a estudiar.
- No estudiaré todo el rato hare ejercicios, subrayaré cosas…- contesté, harto del interrogatorio.
- Espero que no me estés mintiendo, William.
- ¿Por qué he de hacerlo?
- No lo se. Simplemente hay algo que no me cuadra.
- Qué sorpresa- susurré, aunque mi madre lo escuchó de todas formas.
Me despedí de ella y fui a por el coche, tirando la mochila tras los sillones y arrancando el coche, mas animado que nunca.
Después de unos cuarenta minutos de viaje, llegué.
Aparqué el coche y me encaminé a la galería, ya nervioso.
- Señor Tomlinson, qué sorpresa verle por aquí.
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El arte de amar
Fiksi PenggemarLouis, un chico dispuesto a comerse el mundo. Harry, un chico dispuesto a que el mundo le comiese. Dos almas que se verán unidas por una sola cosa: el arte.