Yuri no escuchaba nada. Tan solo un molesto zumbido que hacía pausas irregulares.
Notaba la cabeza y todos los sentidos embotados, como si estuviese sumergido en un océano profundo, rodeado por una fría calidez. Parecen términos opuestos, pero era así como se sentía. Una sensación de flotar en el vacío que no se iba.
No podía dormir.
Llevaba con los ojos abiertos durante horas. Quizá un día entero a juzgar por los cambios de luz.
Yuko le hacía compañía con frecuencia. Yuri podía ver las manos de su amiga de la infancia sosteniendo las suyas. No podía ver su cara. Ni la de ella, ni las caras de ninguna otra persona. Había como una fina tela de gasa cubriendo sus ojos.
En su mente a veces se sucedían imágenes cortas, como secuencias inacabadas e inconexas, acompañadas de fragmentos de diálogos. Ese diálogo que se repetía una y otra vez cual disco rayado.
Por más que se tapase los oídos, seguía escuchandolas en su cabeza. De puertas para fuera estaba aislado. En su interior todo era confusión.
En un momento vio mechones de cabello cobrizo frente a sus ojos, y las manos de alguien moviéndose frente a su cara.
Su bebé se movía. Cuando sentía los movimientos, acariciaba su vientre con dedicación. Estaba vivo y se movía.
Dolía. Sentir cada oscilación de su pequeño bebé dolía mucho, y no a un nivel físico.
¿Por qué a ti, mi pequeño?
~~~~
Una noción de dónde se encontraba sí tenía.
Estaba... en una habitación, recostado sobre una cama con esponjosos cojines. En su brazo izquierdo, un tubito estrecho sobresalía de su muñeca.
Bajó la vista hacia su brazo al sentir un hormigueo en la piel. Una mano blanca oprimía sus dedos, acariciandolos. Siguió el recorrido de la mano, del brazo ajeno, hasta llegar a una cara borrosa que movía la boca sin parar.
Ugh...
Como si se le destapase un tapón de cera de los oídos, pudo volver a escuchar.
Al mismo tiempo, la tela delante de sus ojos se dispersó. Pudo ver unos ojos celestes que le miraban con angustia.
~~~~
Yuri estaba totalmente noqueado. Sus ojos le buscaban con insistencia, como perdidos, aún cuando Victor lo tenía abrazado con fuerza.
—Yuri... Yuri... Tranquilo... Estoy aquí— acunaba en sus brazos a su amado, acariciando su pelo y envolviendo su espalda.
—¡Ugh...!— Yuri hipaba aferrándose a su cuello con nervio. La piel del azabache estaba fría al tacto. Se sumió en un llanto atormentado, gimiendo y sollozando de una forma calamitosa.
—Yuri... Mi amor...Yuri...— no cesó de mecerle entre sus brazos hasta que la respiración convulsa de Yuri remitió. Su camisa estaba empapada de una amalgama de lágrimas, mocos y flemas de Yuri, que acabó derrengado en sus brazos.
Victor no se atrevió a soltarle, a pesar de que a Yuri le había acabado por vencer el sueño de puro agotamiento tras el llanto. Continuó acariciando su cabello con aprehensión.
Solo entonces se permitió liberar unas quedas lágrimas, apoyando la frente en el hombro de Yuri.
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Viernes, 10 de Junio de 1995 - 22:31 am (Tokio)
Inclinado sobre la baranda de la azotea de la Clínica, Victor, con un cigarrillo encendido entre los dedos, se pasaba las manos por el pelo con nerviosismo.
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El brillo de tus ojos ✧ (AU) Mpreg
FanfictionAño 1995. Ambientado en el atentado con gas sarín del metro de Tokio. Yuri Katsuki contempló aquel test de embarazo una última vez. La última. Pasó el dedo pulgar encima del sensor, como si esperase que aquellos símbolos que declaraban que el test...