Recorro las calles de Rose Ville contemplando las casas en ruinas. El aire cargado, espeso, todo sucio y destruido me molesta demasiado, pero más me molesta ver a un chico con la ropa hecha harapos buscando algo que llevarse a la boca dentro de un contenedor de basura. Me acerco hasta él con sigilo. Ni me ha visto ni me ha oído. Parece que estos humanos no son capaces de acatar nuestras normas. Le agarro por detrás sorprendiéndolo y lo lanzo con fuerza contra el suelo. Doy la voz de alarma y llamo a los guardias nocturnos que patrullan por las calles vigilando que todo esté en orden. Rápidamente llegan varios de ellos que le rodean y le apuntan con la porra eléctrica mientras él suplica llorando que no le hagamos nada.
-Te has saltado la norma. A ningún humano se os permite estar en la calle a partir de las cinco de la tarde. ¿Qué hacías aquí?
-Solo estaba buscando comida -responde con voz temblorosa.
Tiene el pelo sucio y despeinado. Es escuálido y no debe tener más de 15 años.
-Mi familia no tiene qué llevarse a la boca -sigue hablando.
-¿No tenéis suficiente con la comida que os dejamos comprar? -pregunto realmente sorprendida.
-Somos seis en casa, no nos llega para comer todos.
-Pues tendréis que racionarla. Estos humanos... Solo nos dais problemas. Sois tan débiles. No merecéis vivir. Llegará el día en que en el mundo solo haya vampiros. La raza humana se extinguirá para siempre.
-Perdóneme, señorita -interrumpe uno de los guardias mi discurso-. Si se extinguen los humanos no podremos usarlos para que trabajen como esclavos o servidumbre como ahora. Simplemente habrá que castigarles más duramente para que aprendan a respetar las normas.
-Y para que se enteren de una vez quiénes son los que mandan ahora en Rose y Down Ville. Incluso Fall Ville se unirá dentro de poco. Todos saben que mi padre logrará hacerse con el poder de ese pueblo también. Será dueño y señor de toda Transilvania.
-De eso no me cabe duda -me responde el mismo guardia.
-Llevadlo al calabozo y dadle el castigo que merece.
-¡No, por favor! -El chico se arrodilla ante mi suplicándome, pero yo le aparto de una patada. Me da asco que esta gente me toque.
Los guardias le ponen los grilletes, pero el chico intenta resistirse, así que le quito la porra eléctrica a uno de los guardias y le lanzo una descarga en el costado que lo deja totalmente sumiso.
-Parecéis nuevos -le recrimino a estos que agachan la cabeza en silencio y se llevan al muchacho a los calabozos del submundo.
Yo sigo dando mi paseo nocturno y me dirijo hasta la mina que mi padre encontró hace algunos años. Allí tiene a cientos y miles de esclavos humanos trabajando toda la tarde hasta el amanecer buscando oro. Mi padre está convencido de que allí hay una inmensa fortuna, solo hay que buscar y buscar sin cesar. Me gusta irme allí para supervisar junto a los guardias que todos trabajan duro. Repudio a los humanos, son tan débiles en comparación con nosotros, tan indefensos y vulnerables. Hasta un mosquito podría matarlos de una sola picadura.
Dentro de la mina hace mucho calor y se oyen cientos de voces mezcladas entre esclavos y guardias. El sonido de los látigos chocando en los cuerpos de los humanos va marcando el ritmo del trabajo. Normalmente son los viejos los que más latigazos se llevan. Esa es otra desventaja de los humanos: la vejez. Hasta en eso tenemos poder los vampiros. Podemos elegir el momento exacto en que queremos dejar de envejecer, por ejemplo, yo tengo 60 años vampíricos, pero en apariencia tengo 23. Llevo 60 años en la flor de la vida. 60 años de juventud y belleza. 60 años en los que mi pelo rubio no ha perdido nunca el brillo y la fuerza, y mis ojos azules siguen tan claros como el primer día, nunca se apagarán. Soy la viva imagen de mi padre, Edgar, el vampiro que hace exactamente 70 años hizo historia acabando con el poder de los humanos en el pueblo. Acabando con la frustración de todos los vampiros que tenían que pasar todas sus vidas encerrados en la mansión del submundo. 100 años debían cumplir para poder salir de esa horrible burbuja y mi padre logró acabar con ello. Tuvo que pasar por encima de mucha gente, incluso por encima de algunos vampiros que estaban de parte de los humanos. Esos son unos traidores y sufrieron el castigo que merecían: la muerte.
Ahora yo soy la heredera de Rose y Down Ville y por ello tengo que demostrar mi poder, demostrar que no temo a nada ni a nadie y que no tendré piedad con aquellas personas que osen interponerse en mi camino. Mi gran acto de heroicidad será conseguir el poder de Fall Ville. Mi padre lo sabe y, aunque trata de conseguirlo él también, sabe que le estoy pisando los talones. Ya cuento con numerosos seguidores vampiros de ese pueblo, más que él. Seguidores que creen firmemente que Fall Ville necesita ser gobernado por nosotros, seguidores que no dudan en usar su fuerza para hacer recapacitar a aquellos que aún siguen pensando que podemos vivir en paz entre los humanos. Yo les recuerdo a todos ellos las atrocidades que los humanos nos han hecho durante siglos, la de veces que han tratado de extinguirnos, la de veces que nos han dejado por los suelos. Ahora es el momento de devolverles el golpe, y yo seré quien lo haga. Será un homenaje para mi padre que ya cuenta con 564 años y que, aunque él lo niegue, el cuerpo ya no le da para más. Cuando vea que consigo hacerme con Fall Ville y que puedo llevar un control absoluto de los tres pueblos entonces podrá descansar en paz, mientras tanto sigue luchando con las pocas fuerzas que le quedan.
En la mina siempre me lo paso bien gritando a esos pordioseros, utilizando el látigo para flagelar sus cuerpos y beber su asquerosa sangre para debilitarlos aún más si cabe. Mi padre, en ocasiones se enfada porque muchos no aguantan tanta presión y acaban muriendo por lo que tengo que lanzar mi punto de mira a chicos y chicas jóvenes a los que aún se les puede aplicar un poco más de daño. ¿Soy mala? Sí, lo soy y me encanta. Me encanta ver sus expresiones de dolor. Me encanta encontrarme con el miedo en sus ojos y amo oír sus sollozantes súplicas para que les perdone la vida. Todos empiezan a temblar cuando me ven llegar. Todos conocen mi nombre. Yo soy la luz que marca el nuevo sendero del legado de mi padre, del gran Edgar Von Lamp, y yo soy su sucesora.
Yo soy Lux Von Lamp.
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La Heredera
VampireUn pueblo en penumbra donde los vampiros mandan y los humanos son meros esclavos. Una chica tendrá el poder de acabar con todo el mal y volver a la paz. Han pasado 60 años desde que Edgar Von Lamp se hiciera con el poder de Rose Ville y ahora su hij...