No sé cuánto tiempo tardamos en llegar a Fall Ville, el camino por el bosque es bastante largo y agotador, en cuanto llegamos al pueblo nos paramos a comer en un escueto bar. Bueno, a comer Arlet, yo me quedé mirando como lo hacía, no quería gastar aún mi botella, podía aguantar un poco más. Las tres únicas personas que estaban allí tomando algo, más los camareros que trabajaban, me miraban con mala cara. Supongo que ya están acostumbrados a avistar vampiros por aquí y se habrán percatado de que yo soy una. Al igual que a ellos, su presencia me incomoda y se los hago saber con miradas despectivas. Las miradas son recíprocas. Arlet se da cuenta de la tensión que hay en el ambiente y come lo más rápido posible para marcharnos cuanto antes de allí. Prefiere evitar posibles conflictos.
Ahora nos dirigimos a casa de su tía, Luisi Von Lamp, otra de las muchas vampiras que fueron "adoptadas" por mi abuelo, como su hermano Nicolai o como Gorka y Eloisa. Por una parte siento curiosidad por conocerla, saber como es, saber por qué mi padre mató a su hermano y la buscó a ella para matarla también. Saber cómo hizo para huir de él. Antes no hubiera querido saberlo, simplemente la hubiera querido matar por traidora, pero ahora quiero conocer su versión de la historia. Quiero ver a través de sus ojos, de los de Arlet, y por increíble que parezca, a través de los ojos de los humanos. Llevo 60 años conociendo solo una parte de la historia, pero ahora se me antoja saber más y verlo todo desde otra perspectiva. Si mi padre pudiera oír estos pensamientos no creo que tuviera tanta compasión como la última vez. No bastaría con encerrarme en mi cuarto. Me ejecutaría, estoy segura.
Llegamos a una recóndita y pequeña casa camuflada entre una fila de casas similares, sería muy fácil esconderse de esta manera. Como un conejo, se metió en su madriguera y se olvidó de existir. Eso hizo Luisi, era la única manera de salvarse. Aunque esto es solo lo que pienso, no sé si será la realidad.
Arlet llama a la puerta y unos segundos después una mujer de pelo rojizo como el de la mestiza nos abre solo varios centímetros. Me mira de arriba a abajo con sus ojos verdes (como los de Arlet) y después la mira a ella y le sonríe.
-Ella es Lux -le informa a su tía.
-Lo sé. Eres la viva imagen de tu padre -habla refiriéndose a mi.
Sus palabras me sobrecogen. Me parezco a él muchísimo por fuera, pero ¿y por dentro? ¿Me parezco también?
-Pasad -dice abriendo la puerta del todo.
Arlet pasa primero conociéndose ya la casa. Yo entro después, con cautela y mirándolo todo muy curiosa. La casa es pequeña, acogedora. Con el salón y la cocina comunicados. Un estrecho pasillo al fondo con tres habitaciones, una la del baño, la otra el dormitorio principal y la tercera supongo que el de invitados. Y hasta aquí el tour por la casa, no tiene más. Ambas se sientan con familiaridad en la mesa que preside el salón-hall-comedor, se cogen de las manos y sonríen con cierta tristeza, supongo que Arlet le contaría lo sucedido con el incendio. De repente me siento como un fantasma, no me miran, no me hablan, no se percatan de mi presencia. No existo para ellas, y yo no estoy acostumbrada a este tipo de situación. Normalmente la gente me mira al pasar, agacha la cabeza, baja la mirada, me tiene respeto o miedo en el peor de los casos. Sin embargo, ellas no me toman en cuenta. Quisiera saber cómo lo hacen.
Entonces se ponen a hablar de un plan y me pongo en alerta, oyendo bien cada palabra que se pronuncia. Hablan de una rebelión, de movilizar a todos los humanos para que nos ataquen a nosotros, los vampiros. Pero no es fácil, le dice Luisi, sin comida y sin armas no tendrán la fuerza que necesitan para derrotarnos, saldrían perdiendo. Por supuesto, nadie puede con nosotros, pienso yo. No hay que movilizar a los humanos sino a los vampiros. Las palabras de Luisi me dejan estupefacta. ¿Piensa que debemos rebelarnos nosotros, los vampiros, contra nosotros mismos? Esto es absurdo.
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La Heredera
VampireUn pueblo en penumbra donde los vampiros mandan y los humanos son meros esclavos. Una chica tendrá el poder de acabar con todo el mal y volver a la paz. Han pasado 60 años desde que Edgar Von Lamp se hiciera con el poder de Rose Ville y ahora su hij...