He vuelto a salvar a la persona que se supone que más odio en estos momentos. Me dirijo al bosque, al mismo lugar donde la dejé la primera vez. He hecho bien mi actuación, mi padre se ha tragado todo y me ha dado la enhorabuena por mi primera víctima. Cuando los guardias quisieron llevársela para enterrarla en la fosa de los muertos, una fosa que está en Down Ville, les insistí en que quería ser yo quien la llevara para terminar bien mi trabajo. Todos estaban tan contentos por el espectáculo que no se negaron. No podía correr el riesgo de que se dieran cuenta que el corazón de Arlet seguía latiendo a pesar de la sangre que chorreaba de su cuello. Cuando llegamos al lago recojo algunas hierbas curativas, le corto la hemorragia, la dejo después en la cueva y tapo la entrada con matorrales para que nadie la encuentre. Aunque me gustaría quedarme con ella hasta que despierte y quedarme tranquila de que está bien, debo irme a la mansión, mi padre me está esperando para la dichosa cena con Pietro.
Cuando llego a la mansión mi padre me recibe con un caluroso abrazo que yo acepto sorprendida, no es muy cariñoso, pero está tan contento con lo que ha pasado hoy que la felicidad le sale por los poros y eso me hace sentirme orgullosa. He conseguido hacer feliz a mi padre por una vez y eso no es nada fácil.
La cena se celebra en el salón principal de la mansión. Cuando mi padre y yo entramos ya estaban Gorka, Eloisa y Pietro esperándonos en la mesa redonda. Los sitios están asignados: mi padre en el centro presidiendo, Gorka a su derecha y Eloisa a su izquierda. Al lado de Eloisa, Pietro, y a su lado, yo, lo que me hace estar cara a cara con mi padre, supongo que querrá observar bien mis gestos para con Pietro. Éste, al verme, me ayuda a sentarme empujando mi silla hacia la mesa. Se lo agradezco con cortesía, pero con cero emoción ante su caballerosidad.
Pietro es muy alto, aunque no tanto como mi padre. Tiene el pelo largo y negro, perfectamente peinado hacia atrás aunque con algún mechón rebelde cayendo por su frente. Tiene una nariz prominente, pómulos marcados y mejillas sonrosadas a pesar de la blancura de su cara. Sus ojos son grandes y de un color oscuro con tintes rojizos, la verdad es que son bastante extraños. Su voz es aterciopelada lo que debería causar un efecto de tranquilidad en mi, pero todo lo contrario, tanta perfección me chirría y ya estoy sintiendo que lo odio. Vale, no me ha hecho nada, pero siendo sincera, tengo mucha capacidad para odiar a las personas sin necesidad de conocerlas un solo segundo.
-Estoy muy feliz por conocerte, Lux, me han hablado mucho de ti.
Le sonrío muy falsamente y comienzo a comer la comida que nos han puesto. Estoy deseando terminar con esta absurda cena. Mi padre se distrae hablando con los padres de Pietro y yo trato de tragarme la carne roja lo más rápido posible. La carne cruda es lo único que los vampiros nos permitimos comer aunque no nos lo comemos en sí, simplemente chupamos la sangre que derrama, la cual está exquisita, mi padre sabe elegir la mejor carne.
Pietro se tira toda la cena hablándome y hablándome, y yo asintiendo, sonriendo o utilizando monosílabos para responderle, es un aburrimiento de chico. Hasta que por fin termino mi cena y me levanto para marcharme poniendo de excusa que estoy cansada y quiero ir a mi cuarto a descansar, pero antes de que mi padre conteste, Pietro se levanta a mi lado y me pide que aguante un rato más en lo que dura el corto trayecto de aquí a la entrada al bosque, le apetece tomar el aire mientras seguimos con nuestra "animada" charla. De verdad, este chico no tiene dos dedos de frente. No tengo más remedio que hacerlo para no estropearle la noche a mi padre, así que acepto con desgana el ofrecimiento de Pietro de ir agarrada de su brazo como dos tortolitos, salimos del salón y caminamos a un paso demasiado lento para mi gusto hasta el bosque. Cuando llegamos allí Pietro se pone frente a mi con una cercanía que me incomoda.
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La Heredera
VampireUn pueblo en penumbra donde los vampiros mandan y los humanos son meros esclavos. Una chica tendrá el poder de acabar con todo el mal y volver a la paz. Han pasado 60 años desde que Edgar Von Lamp se hiciera con el poder de Rose Ville y ahora su hij...