Capítulo 38

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- Glenda -ella voltea rápidamente tras escuchar el llamado de mi futuro esposo.

- Señor, ¿qué pasa? - pregunta desconcertada.

- Quisiera saber si has salido de la cabaña hoy.

- Señor - sonríe - por supuesto que no, no tengo tiempo para eso. La comida esta casi lista.

- Que extraño. Bulma dice que te vio por la cascada.

- Me parece que tal vez vio mal. No se ofenda señorita, pero si hubiese ido hasta allá ¿no cree que estaría sudada y sucia como lo están ustedes ahora? -  me mira unos minutos y yo me aclaro la garganta. Comienzo a pensar que tal vez fue un alucine mio. Pero... fue muy real.

- Gracias Glenda. Puedes continuar con tus labores.

- Si, señor.

Vegeta me clava sus preciosos ojos negros y me hace una señal para que lo siga a la habitación. Después de hablar, reír y jugar por muchas horas, llega el momento de regresar a la vida cotidiana, de abandonar esta preciosa cabaña y los bonitos momentos que pasamos aquí... Pero, no del todo es cierto, desde ahora en adelante voy a concentrarme en ser feliz con él y crear siempre mejores momentos, para guardarlos en mi corazón. Puedo jurar que volveremos a esta cabaña y pasaremos muchos fines de semana aquí. Escucho el fuerte sonido de un... helicóptero descendiendo. Creí que esta era propiedad de Vegeta, que extraño.

- ¿Estas lista Bulma?

- Eh... si - respondo y dejo de observar los arboles por la ventana de la habitación.

Miro a Vegeta, y luce demasiado guapo en ese traje negro, no se por que su insistencia por vestirnos elegantes, tengo el presentimiento de que tal vez me llevara a ver una obra de teatro, o a alguna fiesta, la verdad es que no se que esperar de mi príncipe.

- Te vez muy hermosa - se acerca y me ofrece su brazo para tomarlo y caminar a la salida.

- También te vez muy guapo - sonríe tímido.

Al salir de la casa lo primero que veo es al helicóptero. Observo a Vegeta estupefacta mientras él sonríe. Nos adentramos al precioso helicóptero. Vegeta me ayuda a abrocharme los cinturones de seguridad y acto seguido él se abrocha los suyos.

- Espero que no le moleste viajar en helicóptero señorita Brief.

- Estoy... intrigada. ¿Qué tienes planeado Ouji?

- No pienso decirte nada y espero que tu no insistas en saberlo - sonríe divertido y a mi cada minuto que pasa me quema la curiosidad.

Volamos por encima de la preciosa ciudad de Satan bañada por la negra noche. Desde este punto es muchísimo mas hermosa. La oscuridad del mar y las montañas que rodean la ciudad se unen en uno solo y la hacen ver un punto luminoso en medio de la nada, como si fuese el único lugar que existe en el mundo. Lo que hace mas perfecto todo esto es él, su porte elegante y viril, la mirada perdida en el paisaje, su hermoso perfil, y definitivamente todo él. Quiero guardar por siempre la imagen de este momento, Vegeta frente a mi, a nuestro al rededor "la nada" y por debajo de nosotros las luces de una amada ciudad. Descendemos en un lugar desconocido para mi, por lo que pude notar en las alturas estamos a las afueras de la ciudad. Vegeta baja primero y después me ayuda a bajarme, ya que el vestido que llevo es muy largo y ajustado. Al voltear antes de poder distinguir bien donde estamos vegeta cubre mis ojos.

- Espero que te guste vida mía - susurra en mi oído.

Mi piel se eriza tras sentir su aliento cálido en mi cuello. Caminamos al frente, sigo sin poder ver, pero no me importa, confió plenamente en este hombre. Un par de pasos más nos detenemos y descubre mis ojos. Al principio me cuesta darme cuenta de que se trata, pero cuando logro divisar lo que es quedo completamente pasmada, pues frente a mi ojos se encuentran millones de rosas azules que cubren hectáreas del lugar.

- ¿Son rosas azules? - pregunto aun maravillada, quiero estar cien por ciento segura de que esto es real.

-  Lo son. Todas tuyas.

No me lo puedo creer. Mis ojos se cristalizan por las lagrimas de felicidad que están a punto de salir. Amo estas rosas, amo a Vegeta y sobretodo amo que él haya hecho esto para mi.

- Gracias... es una sorpresa fascinante - me lanzo a sus brazos e inspiro su delicioso aroma.

- Esto no es todo.

- ¿Aun hay mas?

- Ven -me estira la mano para que me sostenga de ella.

Recorremos un camino de piedras que hay en medio de las rosas, no veo el final de este pero no me importa por que estoy disfrutando de la compañía del hombre que amo y del aroma de las rosas. Nos desviamos a otro camino de piedras, este lugar es como un laberinto de rosas. Diviso un pequeño quiosco del cual cae un candil de velas suspendido, y dentro de el hay una mesa pequeña y redonda con una cena servida. Me pregunto ¿como fue que hizo todo esto sin que me diera cuenta? Nos acercamos a la mesa y Vegeta, como todo un caballero, retira la silla para que yo tome asiento.

- Esto es maravilloso... - quisiera saber la razón del por que lo hizo pero temo que se moleste si pegunto.

- ¿En verdad te ha gustado?

- Por supuesto.

- Seguramente te preguntas a que se debe esto... quisiera ir mas lento pero no puedo... contigo siempre me es imposible controlarme. -  no entiendo de que esta hablando,  pero no lo detengo - Antes que nada quiero aclarar una duda que tal vez aun tengas, o tal vez no. Una vez me preguntaste por que me gustabas, yo te respondí simplemente por que si. En ese momento debí abrirme contigo y decirte la verdadera razón. Mi madre, a pesar de los problemas que tuvo, me enseño a ver mas allá del físico, me enseño a ver el alma de las personas. Cuando te vi la primera vez sinceramente fue simple solidaridad, pero después, tu mirada, tu manera de sentir, tus gestos, reacciones... ¡joder! me encantaste... eras tan pura, tan inocente y desgraciadamente estabas muy lastimada... yo sentí la necesidad de protegerte, de hacerte ver que la vida también era hermosa pese a todos los obstáculos que hay en ella... y me enamore perdidamente de ti. Cuando pasamos por ese horrible problema que acabo con nuestra felicidad de aquel entonces, yo estaba perdido sin ti, eras lo único bueno que tenía y te habías marchado. Siempre me he considerado una persona fuerte así que intente rehacer mi vida, pero no lo logre por que mi verdadera vida había regresado - nervioso cerro los ojos y suspiro profundo, como si el aire le diera una super fuerza que necesita para hablar - No voy a dejarte ir nunca mas Bulma. Nunca mas. Porque tu y yo somos uno solo. Por eso quiero pedirte oficialmente que estés a mi lado el resto de nuestras vidas - ¡Oh por Dios! se levanta de su asiento y se arrodilla frente a mi para sacar de su saco una pequeña cajita azul cobalto de terciopelo, la abre y en ella se encuentra un precioso anillo con una grandidierita rodeada de diamantes - ¿Quieres casarte conmigo?

¿Que si quiero casarme con él? lo deseo desde que teníamos quince. Vegeta es mio y yo soy suya y eso ni la vida lo podrá cambiar.

- Si... - apenas puedo hablar, las lagrimas de felicidad que caen sobre mis mejillas y mis sollozos ahogados me lo impiden.

- ¿Dijiste que si? - jamas había visto una sonrisa tan enorme y hermosa en Vegeta, hasta ahora - ¡Dijiste que si!

- ¡Si!, ¡si!, ¡si! - aclaro una y mil veces - Quiero ser tuya por siempre.

Vegeta me coloca el anillo con sus manos temblorosas. Cuando termina me dejo caer al suelo y me arrodillo frente a él para abrazarlo. Tengo tantas ganas de gritarle al mundo lo feliz que soy ahora.

¡Hola!
Espero que el capítulo les haya gustado.
Estoy teniendo sentimientos encontrados con esta historia por su final, desgraciadamente estamos en los últimos capítulos y he estado tristona por que extrañaré mucho leér sus comentarios, tal vez el que este en "mis días" influya mucho en eso .-. Jajaja como sea.
Un beso ♡

La Gorda Bulma © (Vegeta Y Bulma)(En Edición)TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora