Capítulo 3

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-¿Entonces saldrás conmigo para la fiesta de San Valentín?

Jonathan sacó la pregunta que tanto temía, en la fiesta de navidad del Colegio bailó con Helen Blackthorn y ella le gustaba demasiado, era diferente a las chicas con quienes ha salido. Escuchó una sonrisa tímida del otro lado del auricular.

-Por supuesto que no, Helen es lo demasiado inteligente como para saber que eres un idiota

Jonathan levantó la mirada, chistó los dientes y vio a su hermana mayor en la puerta, con los brazos cruzados y dos trenzas en su cabello, pelirroja y ojos verdes, su hermana mayor que solo lo era de edad, porque resultó más baja de estatura que él y Jace.

-Sabes Helen, te llamo más tarde, que pases buenas noches –dijo serio Jonathan y colgó el teléfono.

Jace entró con un balón de baloncesto en las manos, sus ojos color ámbar tirando a dorados y sus cabellos rubios más oscuros que él, le irritaba de pies a cabeza, le irritaba que fuera su hermano adoptivo mayor.

-Oh Helen, Helen... eres como la flor que nace en primavera –empezó a decir Jace con aire dramático.

-¿No tienen a nadie más que joder? –Reclamó Jonathan enfadado.

-Por supuesto que no, eres nuestro hermanito de dieciséis años y nuestro deber es hacerte la vida cruel y miserable –respondió Clary.

-Es viernes en la noche –dijo levantándose de su cama-, ¿no vas a salir con algún amigo Clary? ¿Y tú no saldrás con Kailie?

-Ya salí y ya regresé, por si no te percataste son las once de la noche y respondo a un horario de queda, ahora quien no tiene ninguna vida social es otro –dijo con sonrisa maliciosa Jace y le aventó el balón.

Jonathan logró atraparla –Te odio, desearía ser hijo único.

-Pero no lo eres –interrumpió una voz fría.

Jonathan se tensó enseguida, vio a su padre en la puerta. Alto y con su cabello platino, siempre vistiendo de traje como CEO de la compañía que tiene. Jace llevó sus manos a sus bolsillos y Clary se colocó firme, como si estuvieran en un escuadrón militar.

-Pídele perdón a Jace –ordenó Valentine.

-¡Pero!

Valentine le dio una bofetada en la mejilla. Jonathan miró con rencor a su padre.

-Pídele perdón a Jace, no me hagas castigarte, pensé que ya habíamos pasado esa etapa Jonathan Christopher.

-Perdón –dijo de mala gana.

-Arrodíllate y pídele perdón a Jace y a Clarisa.

-Padre no creo que eso sea necesario –expresó Clary.

-¿Pedí que hablaras Clary? –Preguntó Valentine al aire.

Clary se mordió el labio inferior. Jonathan apretó sus puños, se arrodilló y dijo en voz baja –Perdónenme Jace y Clary.

-Desear ser hijo único, es desear que Jace y Clary nunca hubieran nacido, desear que nunca hubieran nacido es desearles la muerte –dijo Valentine mientras caminó por la habitación y agarró una correa de su hijo-, desear la muerte a alguien no está bien Jonathan, eso no es correcto.

Clary cerró los ojos, sabía lo que venía, escuchó los dos primeros gritos de su hermano menor y los golpes con el cinturón.

-¡Clary! ¡Jace! ¡A sus habitaciones!

Clary abrió los ojos, su madre estaba del pasillo. Jace le sujetó de la mano y se la empezó a llevar.

-¿Qué hizo ahora? –Escuchó que preguntó su madre.

-Creo que de los tres, Jonathan todavía no ha cumplido con los modales y la educación correcta. –Respondió su padre.

-Hablan de la policía Valentine, encontraron a Stephen... fue asesinado esta noche.

Clary sintió como Jace se detuvo, los tres sabían quién era Stephen. El padre de Jace que lleva años desaparecido, abandonó a su madre cuando estaba embarazada, Céline se suicidó y los doctores lograron salvarlo a él, tres meses en incubadora, su abuela dijo que daría dinero hasta que cumpla los dieciocho años, Valentine y Jocelyn decidieron adoptarlo y se creció como un Morgenstern.

Clary se dio media vuelta, su padre salió de la habitación de su hermano y bajó por las escaleras, ella la vio entrar a la habitación de su hermano Jonathan.

Jonathan se limpió las lágrimas, odiaba a su padre, odiaba a Jace, pero a quien más odiaba, era la mujer que se agachó y le levantó la barbilla.

-¿Todavía eres un niño llorón?

Jonathan vio los ojos verdes de su madre, el mismo color que su hermana, al igual que su cabello, solo que ella si es alta y con mejor complexión a pesar de sus cuarenta años de edad.

-Jace es menos llorón que tú y mucho más fuerte que tú, también más atractivo y estoy segura que será Rey de su graduación, tienes que aprender a ser fuerte si quieres sobrevivir en esta vida Jonathan Christopher, sino serás presa fácil para los depredadores.

Esa misma mujer se puso de pie, llevaba unas botas y cerró la puerta de su habitación, escuchó que bajó las escaleras. Jonathan se sentó y enfadado, porque así se sentía, miró la correa que su padre usó. Se puso de pie y escuchó cuchicheos en el pasillo, eran de sus dos hermanos, discutiendo que debían hacer.

Jonathan decidió salir de su recámara, los dos adolescentes estaban de las escaleras intentando escuchar lo que ocurría ahí abajo. Jonathan se acercó a ellos.

-Voy a salir, identificaré el cuerpo –escuchó decir a su padre.

-¿Por qué alguien mataría a Stephen? –la voz de su madre se escuchaba afligida.

-Fue un chico de diecinueve años, en un motel, creo que la policía ya lo tiene y aceptó que lo mató.

Jonathan vio a Jace tensarse. Clary le abrazaba. Jonathan escuchó la puerta abrirse, su padre salía para identificar el cadáver del padre de Jace.

Escucharon los tacones de las botas de su mamá y que ella entró a la cocina. Los tres se quedaron sentados de las escaleras. Clary suspiró.

-Lamento lo de tú padre Jace.

-Mi padre es Valentine, es el hombre que me ha crecido –respondió viendo hacia el techo-, ese tal Stephen está muerto porque se lo ganó, alguien me ganó la tarea de hacerlo.

-No deberías desearle la muerte a nadie –dijo Jonathan.

-Tú punto débil Jonathan, es que no sabes cuándo callar tú bocota –afirmó Jace y se puso de pie, retirándose.

-¿Por qué mamá me odia?

Clary volvió a suspirar –No estoy para aguantar tus melancolías Jonathan, madura.

Y ahí se quedó del pasillo, viendo a su hermana marcharse a su habitación. No entendía a sus padres, no entendía a su madre y tampoco a sus hermanos, a veces se sentía un poco perdido, entonces cerró los ojos y recordó a Helen la noche del baile de invierno, ella tan sonriente con su vestido color lila, sus hermosos ojos y su cabello rubio revoloteando.


Buenas tardes, hoy es martes y les traigo el nuevo capítulo de la historia. Espero lo disfruten. Gracias por el apoyo, que tengan un bonito día y nos leemos el próximo martes. Que pasen una bonitas fiestas.

Atentamente

PerverCursi

En silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora