Capítulo 13

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Alexander se lavaba los dientes. Hace una hora cerraron el bar, Malcolm solo se quedó un rato más. Él conoció al novio de Maia y también los otros chavos de la banda. La verdad es que no tocaban tan malo como le advirtió su hermana. O tal vez ni siquiera se percató del bullicio por tener delante de él a Malcolm. Y con su mente colapsada.

Se enjuagó la boca y salió del baño. Kyle dormía en la cama. Él lo haría del sofá cama. Escuchó dos golpes en la puerta. Alexander se sorprendió, eran las siete de la mañana. Kyle no parecía esperar a nadie. Asomó de la mirilla y ahí estaba Malcolm Fade. Alexander tragó saliva. ¿Debía abrir la puerta? Algo en su interior lo deseaba, pero también estaba la amenaza de Valentine Morgenstern y los dichosos documentos, el único que podía darle explicaciones era él.

Alexander tragó saliva y abrió la puerta. Iba a decir algo, cuando Malcolm fue hacia él y lo besó, por todos los cielos, Malcolm lo estaba besando en los labios. Alexander no lo rechazó ni lo empujó, llevó sus brazos a su espalda y lo acercó a él. Tantos años extrañándolo, el amor de su vida, su primer amor, el hombre porque se sacrificó, lágrimas cayeron sobre sus mejillas, pero eran de felicidad. Malcolm cerró la puerta sin dejar de besarlo.

-Kyle está aquí... -dijo Alexander separándose para recuperar el aire.

Su cuerpo estaba lleno de adrenalina, pareciera que le inyectaron algo.

-Y yo estoy casado, pero te amo a ti –reveló Malcolm volviendo a besarlo.

Alexander sintió como se fundió, su cuerpo se acaloraba. Malcolm lo llevó hacia el sofá. Alexander supo que de nada sirvió alejarlo, rechazarlo, se envolvió en sus brazos y dejó que su cuerpo lo reconociera y lo aceptara, tanto las caricias, como los besos, sentirlo en su interior y que ambos bailen a un compás que sus cuerpos exigían. Al principio intentó callar sus gemidos, al final no pudo hacerlo, el placer fue total, las embestidas perfectas y las mordidas también.

-Para ir hacia los cincuenta no estás tan oxidado –dijo Alexander acariciando su espalda.

-Tengo cuarenta y seis años, Alexander... te extrañé, cada parte de tu piel y tú cuerpo.

Alexander se giró y lo besó en los labios –Digamos que volviste a desvirgarme.

-Estás estrecho, pero verás que tú cuerpo se acostumbrará de nuevo –respondió besándolo.

-¿Volveremos a hacerlo?

-Por supuesto, tenemos que reponer diez años –contestó Malcolm.

Alexander llevó ambas manos a su nuca.

-Te amo y ahora que estás aquí, no deseo perderte, me divorciaré de Jocelyn y... seguiré encargándome de Anabelle.

Alexander tragó saliva. Ya no era lo mismo. Malcolm ahora está casado y es la ex esposa de Valentine Morgenstern.

-¿Qué investigación estabas haciendo? ¿Sabías que era Stephen Herondale?

Malcolm se alejó y se sentó. Alexander se incorporó.

-Sé que teníamos un acuerdo de no decirme nada sobre tus investigaciones, pero fui a la cárcel por ello... necesito saber

Malcolm llevó sus manos a su rostro.

-¿Hubieron unos documentos? ¿Stephen Herondale te habló de unos documentos?

-¿Cómo lo sabes? –Preguntó asombrado.

-Valentine Morgenstern mandó a buscarme al llegar al bar, dijo que Stephen Herondale tuvo unos documentos originales y que semanas después de su muerte aparecieron en manos no deseadas.

En silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora