Capítulo 8

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Helen Blackthorn está sentada del jardín de su casa, esperando la llegada de Jonathan Christopher Morgenstern, aceptó ir con él a la celebración de San Valentín del Red Bank Regional High School. Su hermano Mark, le insistía en que no salga con él, que podía verle a un hombre cruel y que le gusta hacer sentir inferior a cualquier otro en la escuela.

Ella sabía que tenía razón, fue testigo de muchos desplantes de Jonathan en la hora del receso con compañeros. Era cruel, vengativo y arrogante a espaldas de los profesores, con quienes siempre pretendía ser un alumno ejemplar.

Era Jonathan acompañado de su pandilla, los rebeldes, a quienes en todo el Red Bank Regional los conocían como los oscuros. Decían los rumores que pertenecían a alguna secta satánica. Meter en el inodoro a los nerds u otras maldades más, que nadie decía con el director.

Pero, todo cambió, ese diciembre. Ella estuvo en la organización de la fiesta navideña, dónde el profesor de Literatura también lo incluyó, todo ocurrió cuando a ella se le cayó la lona de las manos. Recordaba claramente, su cabello rubio revuelto por el viento y la cazadora negra que vestía Jonathan.

-¿Qué ya no hay caballeros en este lugar? –Reclamó al aire.

Ella se asombró, al principio pensó que lo dijo porque algún profesor estaba ahí. Así que lo primero que hizo fue ver hacia todo el gimnasio, su sorpresa fue descubrir que los adolescentes estaban solos. Y para colmo, Jonathan Christopher Morgenstern le sonrío, y su sonrisa fue linda. Lo que pensó en ese instante fue "No te enamores de él".

-¿Está bien señorita Blackthorn?

-¿Sabes quién soy? –Preguntó en voz alta y se reprendió por eso mentalmente.

-Por supuesto que sé quién eres, la gimnasta estrella que llevará a Red Bank a la Estatal –contestó él.

Ella supo que se ruborizó. Jamás imaginó, que él supiera quien era ella.

-Déjame te ayudo con esa lona, no quiero que la gimnasta estrella se lesione o algo parecido.

Helen vio que todos observaban a Morgenstern, lucían consternados, estaba siendo amable y con una mujer, porque incluso a sus compañeras les gritaba si podía, diciendo que eran "ineptas o idiotas".

Ese día, Jonathan estuvo platicando con ella. Le preguntó ¿Cómo fue que te gustó la gimnasia? ¿Qué técnica te gusta más? Ella le respondió tímidamente cada una de sus preguntas, y así se fueron conociendo, incluso la invitó al baile de ese fin de semana y puede decir que fue mágico, Jonathan fue muy amable y atento. Mark le reclamó si acaso estaba enferma. A ella no le importó, Jonathan era lindo con ella.

Cuando Jonathan la intentó besar en la terraza, ella lo rechazó, en su mente estaban las palabras de su hermano.

-¿Todo bien? –Preguntó consternado.

-¿Por qué quieres besarme? –Preguntó ella con voz firme.

Rezó en sus adentros, no mostrar sus nervios y sobre todo, no arrepentirse de la decisión que estaba tomando.

-Porque me gustas y pensé que yo te gustaba –contestó frío, Helen se percató como sus hombros se tensaron y sus ojos trataban de descifrarla.

-Es verdad, me gustas –dijo sin dejar de mirarle-, pero soy un año mayor que tú

-No me importa la diferencia de edad –bufó con una sonrisa que relajó sus músculos.

-No es eso, Jonathan... sé quién eres en esta escuela y lo que haces, también conozco tú reputación de salir con chicas menores para llevarlas a la cama y acostarte con ellas.

En silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora