Alexander Lightwood es un adolescente que está dispuesto a sacrificar todo por amor. Cuando recibe la llamada de su novio, Malcolm Fade, dónde está llorando y asustado. Él acude en su ayuda y descubre el cadáver de un hombre. Malcolm lo ha matado en...
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Abril 2007.
Valentine sostiene de las muñecas a Amatis Garroway, sus ojos azules siempre se le hicieron muy intensos, era una mujer muy inteligente y no tardaron en congeniar, le gustaba tenerla así, cerca, y sobre todo sentirla, después del nacimiento de Jonathan. Jocelyn le advirtió que decidió ligarse, no volvería a darle ningún otro hijo más y que no se atreva a tocarla, si se quedaba con él, era porque sus hijos eran pequeños y a ella le gustaba la vida de lujos que él le daba. Valentine era un hombre de negocios y sabía que lo mejor era mantener esa imagen de familia feliz que vendían los Morgenstern. Empezó a tener amoríos, acostarse con su secretaria, pero cuando las cosas se querían poner más personales, era mejor cortarlo. Hasta que hace dos años pudo llevar a la cama a Amatis. Ella se moría por él y el quería alguien que le hiciera sentir especial en la intimidad. Amatis le daba eso, sentir su piel, sus labios, lo enloquecía y además era madura, sabía que no dejaría a su esposa, no le importaba ser la otra. Ambos llegaron al orgasmo juntos.
-Le he dicho que no puede pasar, el señor Morgenstern está en una reunión.
-¡Me importa poco si está con el Presidente del país, dígale que su esposa está aquí!
Valentine reconoció la voz de Jocelyn. Amatis le mordió del labio.
-Encierrate en el baño -ordenó Valentine.
Amatis levantó su panteleta del suelo, se acomodó la blusa y se bajó la falda. Valentine se quitó el condón, tirándolo en la papelera. Se subió los pantalones y se vistió rápidamente. Parecían dos adolescentes, pero no había risas ni motivos de hacer otra cosa. Valentine se colocó desodorante y se dirigió a abrir la puerta.
-¿Hiciste a tú amante escapar por la ventana?
-No hay ninguna amante, Jocelyn...
-No me interesa, los diecisiete años que hoy cumple Jonathan, son los diecisiete años que no te has vuelto a meter a mi vagina -dijo ella siguiendo de largo y sentándose del escritorio.
-¿No creo que estés aquí porque no iré a la celebración de cumpleaños de tú hijo no amado?
-Me encanta restregarme en tú sufrimiento Val, que sabes que el desprecio que siento por tú hijo es el mismo que siento por ti.
Valentine resopló y cerró la puerta enfadado -¿Qué quieres ahora Jocelyn?
-El divorcio, quiero el divorcio.
-Pensé que habías sido clara en el acuerdo que...
-Estaba contigo por interés Valentine, tú madre siempre te lo advirtió, pero no tienes los pantalones para ir corriendo a su puerta y decirle que tenía toda la razón, que nunca debiste casarte conmigo.
