C.13

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Jungkook tenía el cigarro en la boca mientras pasaba ciertas páginas, subió su mirada al frente, contemplando a Park Jimin, quien estaba cual tranquilo masticando un chicle. Ambos se contemplaron en ese instante, el mayor le hizo una leve sonrisa con cierta cerca enarcada que cometió un gruñido en el interior del menor.

—Es una gran cantidad de dinero perdido—dijo el ojos bruno apretando la mandíbula. —¡Hablamos de tres puto millones!—alzó la voz sintiéndose frustrado, el menor se levantó tomando el vaso que yacía sobre la mesa, donde ciertamente estuvo tomando agua. Lo tiró contra la pared mientras una molestia seguía acumulándose en su interior.

—¿Qué decirte? La policía nos va pisando—dijo Jimin haciendo una bomba de chicle.—. Pero...eso se debe a que tu querido padre está haciendo mal las cosas.

—¿Mi padre? —preguntó Jungkook girándose para verle mientras poseía el ceño fruncido y las manos en la cintura—¿De qué estás hablando?.

—Bueno, como te decía, no solo se está concentrando en la venta de drogas, también en la venta de órganos. A contratado a un hombre que es amante de las apuestas entre otros asuntos sucios por allí. Por cierto, ese mismo hombre...

—Entonces debo aniquilarlo y ya.

—¿Matarlo?—Jimin se echó una carcajada ante aquello para luego sentarse en el sofá y mirar fijo a su compañero—Jeon Jungkook, este no es un hombre que puedas matar tan rápido. Es un fantasma de la muerte mi compañero. Siempre elimina a sus presas antes que ellas empiecen a dar el primer paso.—Enarcó su ceja derecha—este hombre es un dolor de espina, ni yo con mis miles de contactos he podido derribarlo, tu menos lo harás, este cabrón no te dejará el paso libre.

—Explícate de una maldita vez.

—escuché por allí, ya sabes, lo hermoso de tener orejas por todos lados—comentó con diversión el peli griseado—que está pensando tomar el mando del cartel, dice que eres muy joven para que te hagas cargo. Lo que sea que estés pensando, ten más cuidado, ese hombre buscará tu punto débil y luego. ¡Bum!.

—El hijo de puta piensa matarme. —dijo Jungkook apretando la mandíbula. —Mi padre...¿Ya sabe al respecto?.

—Jungkook, a tu padre le vale una mierda, lo sabes mejor que nadie, cualquier asunto que pase ahora con el cartel es todo tuyo. Todo lo que acontezca, tú debes saber cómo lidiar estas mierdas—comentó el eyesmile bajando su mirada.

—¿Sabes...algo de lo que te pedí?—preguntó esta vez desviando la mirad mientras el apreté de su quijada casi se escuchaba crujir.

—¿Lo de tu chico?. Respecto a eso...parece casi imposible, como si alguien hubiera querido borrar sobre la existencia de tu musa.

—¿Cómo?—preguntó el menor frunciendo el ceño.

—Que me fue difícil encontrar información, a pesar de que sí se encuentra tu pareja registrada, hay algo que no cuadró en lo que encontré. Supuestamente él y su familia murieron cuando su casa agarró fuego.—comentó Jimin.—Es como sí...el estuviera muerto. En resumen...hay algo mucho más grande atrás de ese chico Jeon. Yo te pido que pares aquí.

—¿Algo grande como qué Jimin?—gruñó molesto.

—La mafia Jungkook, tu pareja puede también estar lidiando en algo de la mafia, sabes muy bien que no cualquiera puede fingir su muerte y desaparecer del radar de cualquiera. Jungkook...porfavor, por tu vida, no hagas más.

—Esque no lo entiendes...yo, haría cualquier cosa por él.

—¡Y lo entiendo Jungkook!; pero no estamos hablando de la mafia de la que tú y yo nos encontramos, nosotros solo somos una parte mínima de ella, estoy hablando de los meros cabecillas. ¡joder! ¡Esos que están sobre tu cabeza y la de tu padre!.—dio una leve respiración al sentise agitado—Ese tipo de hijos del diablo que pueden usar a los políticos, medios de comunicación, policia, FBI como sus juegos de ajedrez. ¡Esa mafia que puede mandar a matar al presidente y forman parte de la sucia política!.

Jungkook se dejó caer en el sillón al escuchar aquello, pasó sus manos a través de sus cabelleras. Su cuerpo se tensó como sus pensamientos interiores. ¿Qué era y que fue Jung Hoseok?. Temí mucho, de lo que pudiera encontrar, de lo que pasara. De que...simplemente no pudiera hacer algo por su Musa.


Hoseok contempló aquellos edificios, mientras se mantenía recostado en el marco de la ventana, la noche era simplemente tan hermosa como las estrellas y la luna que resplandecían sobre un cielo despejado. La puerta del cuarto se abrió, entrando la noble y amable secretaria de las citas. Otra vez esa mujer, no pudo dejar de derreritirse ante la presencia del peli naranja, si no estuviera casada con una hija, se hubiera metido con ese chico de mirada dulce. Se acercó a él, con leves saltitos de alegría.

—Hola muñeca—dijo cariñoso ese chico generándole la mejores de las sonrisas.—¿Qué pasó?.

—¡Tu chico lindo acaba de hacer una cita contigo a última hora!.

—Pero...son las diez de la noche.—dijo este sorprendido por lo tarde que era—¿Qué acaso no tiene nada bueno que hacer...Bueno, como sea.—le sonrió de nuevo—¿Cuantás horas?.

La chica bajó su mirada a la agenda que solo le pertenecía a Hoseok, con su dedito recorrió varios nombres, hasta que por fín encontró lo que necesitaba.

—Hasta las doce y media. —dijo ella sonriéndole con le ve pena—lo siento Hobi, el pago es justo.

—¿Cuánto?

—No puedo decírtelo, pidió que quedara a la discreción; pero aquí entre nos, lindo. —dijo enarcando ambas cejas—Un mes de pago guapi—le guiñó el ojo, luego frunció el ceño al ver una cajita de muffins—¡Oh, que ricos se ven!.

—Me los trajó Kookie, solo que son varios y no puedo comerlos todos, ya sabes, tengo una figura que cuidar.—Notó el interés que la chica tenía por aquel pequeño manjar, sonrió amablemente, poniendo ambas manos sobre los hombres de la chica—Puedes agarrar uno si quieres preciosa.

—¿En serio Hobi?—dijo aquella mujer derritiéndose mucho más ante aquel chico—¡Realmente si no estuviera casada yo te hubiera hecho mio!—dijo divertida para luego acercarse a tomar aquel postre—Suerte con tu chico muñeco.

—Lo haré. Ten una buena noche.

La mujer le dio una sonrisa a Hobi para salir de nuevo saltarina por donde regresó. El pelinaranja suspiró mirando a los lados, Bueno, tenía que preapararse porque su noche aún no terminaba, realmente no le molestó que tenga que recibir al ojos bruno a esas horas. Sonrió sastifecho y feliz mientras tarareaba una canción. Detuvo su caminar al notar al menor entrar por la puerta. Jungkook le contempló de pie a cabeza para luego mirar el cuarto como si fuera la primera vez que lo veía.

—Pensé que venías más tarde.—dijo sorprendido mientras se rascaba la nuca—.Yo...tengo que bañarme y esas cosas para poder atenderte.—comentó el mayor con cierto nerviosismos desviando la mirada a otro lugar donde no pudiera chocar con la mirada del menor.

—Esperaré entonces.—dijo Jungkook dirigiéndose a la cama.—Puedo...esperar por ti—comentó con una leve sonrisa.



Jungkook contempló a Hobi dormir, se limpió las lágrimas mientras contemplaba como ese hermoso rostro reposaba en manos de Morfeo. Su mayor se veían en ese mismo momento tan afuera del peligro, tan divino intocable. Tan...frágil para que alguien como él pudiera seguir a su lado. ¿Cuándo fue que el aprecio pasó a algo mucho más posesivo y fuerte?. Siempre lo quiso, lo que todo chico quería, amar a alguien. Ahora tenía a quien amar, más no poder mantenerlo protegido. ¿Qué podía ser él al respecto para mantener en cuidado a su musa?.

Siempre lo supo que desde el día que tomara el mando de ese cartel todo simplemente se complicaría, ahora simplemente mientras contemplaba el cuerpo desnudo de su musa, siendo besado finamente por las sabanas, solo pedía y rogaba a su dios que pudiera mantener a su musa en su abrigo; pero mientras más lo veía, su futuro, sabía que era tan incierto y oscuro. Agarró su arma y le quitó el seguro, se levantó de su asiento acercándose a ese arte que tanto apreciaba.

Musa...mataré a todo aquel que le haga daño y que no le dé honor y lealtad.

Para Jeon Jungkook el juego de la sobrevivencia había empezado, el limpiaría su mundo, y mantendría el de su amado bajo los pétalos de su cariño. Quitó una de las balas de aquella arma y la deposito sobre la mesa después de dejar un beso sobre ella como ofrenda de su promesa, amor, compromiso.

Junghope||Daddy issues: MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora