Epílogo

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El escuchó como el sonar del helicóptero iba alejándose, el era un hombre que ya se encontraba en la línea de la muerte, su cuerpo empezaba a entumecerse mientras el frio le besaba cada parte, desde la punta de la hebra de su pelo hasta el dedo de los pies, jamás creyó que morir fuera simplemente tan atribulado. Pero la muerte a ese momento era un hermoso final, porque la seguridad y la libertad de la persona que amaba, ya era segura. Jungkook jamás creyó que le noche fuera tan hermoso como esa vez, la luna le acariciaba su mejilla con sus luces suaves.-Musa...hace mucho frio-musitó en tono bajo, bajó su mano a la herida que estaba avisando de su final.

Cerró sus ojos, parecía eterno, pero pronto su corazón dejaría de palpitar, el suelo bebería su sangre y se transformaría en el testigo de un hombre que buscó su apreciada libertad. Tal vez algunos encuentran su libertad cuando su vida acaba, otros encuentran la felicidad en el dolor, siempre hay unos que prefieren algo más simple y había otros seres que daban su todo por alguien. Mientras el hijo del diablo cantaba bajo esa fría noche, sus lágrimas eran la perfecta sintonía de una liberación final. Las cadenas habían desaparecido, el mundo que lo vió nacer, le estaba dando su anhelado adiós. Pero él, ya estaba preparado para un destino así, desde un principio lo supo, que el futuro no sería perfecto.

-Que lamentable-dijo una voz suave, los pasos de una persona se fueron acercando hasta que se logró ver su rostro bajo la luz de la luna.

-Nací solo, moriré solo. Así es una de las palabras que pronunciamos en nuestro bautizo-dijo Jungkook aun con sus ojos cerrando.-jamás pensé que la muerte fuera tan placentera para una persona que vive bajo el mundo del caos, el dolor y las lágrimas de sangre.

-No es el mundo que elegimos; pero sí del cual podemos sobrevivir para salir. Sí, nacimos solo, y moriremos solos; pero...vivimos con personas que crean en nosotros una existencia.-pronunció aquel hombre agachándose.-Además Jeon Jungkook, no puedes irte aún.

Park Jimin tomó de la mano aquel hijo del diablo, para levantarlo y ayudarse a poner sobre sus pies. Jungkook se aguantó el dolor de aquella bala que se había incrustrado más profundo, el dolor físico, no se comparaba con el que trataba de ocultar al dejar sola a la persona que más adoraba e idolatraba como el arte más perfecto.

-Realmente...déjame morir-pronunció el menor tratando de mantenerse aún nítido de sus pensamientos.

-Sí fuera así, hubieras muerto minutos antes-pronunció aquel hombre empezando a caminar con dificultad al tener sobre él el peso de aquel chico-Ni siquiera te das cuenta, que la esperanza de la vida, aún permanece en ti...sé sincero contigo mismos por una vez, no quieres morir, no en este lugar, esto no es honor para un hombre como tú.

-¿Por qué...haces esto?-preguntó aquel chico mientras con dificultades caminaba a pasos lentos.

-Porque creo que te mereces algo mejor, solo eres un chico que cayó en las manos del infierno. Pero por el momento...solo no cierres los ojos, tienes que vivir por tu Musa. Además, todavía tienes un camino que limpiar. ¿No crees? No puedes dejar así este mundo con el basurero que has dejado atrás. Si te irás, deja este mundo sin una pizca de tu presencia, así nadie llorará tu muerte...

Aquellas palabras fueron tal vez las necesarias para que Jungkook cambiara su opinión, mientras trataba de mantenerse despierto y no dormir para siempre, el rostro de Hoseok le pareció tan lejano e intocable, no sabía si estaba delirando o qué, pero su Musa, estaba vestido con un hermoso traje blanco, sentado sobre un trono de oro que mantenía diamantes incrustados. El hijo del diablo sonrío mientras se iba acercando aquel hombre que le entregó una de sus mejores sonrisas.

-Realmente...eres un arte Jung Hoseok-pronunció Jungkook subiendo las escaleras para llegar aquel trono.-un arte que siempre admiraré aun en mi muerte.

-No te acerques Jungkook-ordenó aquella voz mientras le contemplaba con suma compasión-si me entregas tu mano, entonces te entregarás a tu final. Los ángeles de la muerte también somos hermosos y nos disfrazamos de las personas que más amas, es el perfecto engaño para recoger tu alma.

-Entonces, estoy realmente muriendo...

Jungkook escuchó alguna frase salir de aquella imagen falsa de su musa, era un sueño, uno muy hermoso del cual quería quedarse atado, a esa hermosa mentira de su vida. Pero su corazón aun seguía latiendo, su mente le gritaba que debía despertar, que alguien más le esperaba, una fuerza lo arrastró a una puerta oscura. Y abrió los ojos, encontrándose en una vida, con tubos a su alrededor, el sonido de la máquina le recordó que había despertado, que seguía vivo.

Su respiración era agitada y estaba completamente desconcertado de su actualidad, una enfermera al verlo despertar, soltó lo papeles que sostenía para salir corriendo gritando de una forma eufórica que el paciente había despertado. Jungkook solo sonrió ante el pensamiento que seguía con vida, que podría volver a ver a la persona que amaba, pero su recuperación aun se llevaría su tiempo, el esperar le era una tortura, pero la decisión correcta, para al final mostrarse como se había prometido a Jung Hoseok. Estarían juntos hasta que el fuera un hombre digno para su vida.

Los días, las semanas, los meses, eran una tortura peor, pero era tranquilizante, porque sabía que pronto el día llegaría y ambos podrían estar juntos.

Se fue a los estados dos años después, llegando a instalarse y buscar un trabajo en una empresa. En el silencio de sus sentimientos, el seguía pensando en Hoseok, algunas veces entre la oscuridad, se escondía en algunos arbustos, viendo el edificio que compró para que su Musa diera las clases. Jungkook sonreía cuando el rostro de aquel hombre se asomaba por la ventana solo para ver las estrellas, siendo su amado ignorante de su presencia. Un año en el que Jungkook fue el ángel de la sombra de su arte, porque así lo decidió, conteniéndose las ganas de ir abrazar a su amado.

Fue en aquel día de lluvia que se decidió presentarse de nuevo con Hoseok; pero él no contaba que la lluvia sería torrencial, tampoco que el cielo se griseara, se había preparado mentalmente, pensando en las palabras, era un hombre nuevo y sonrió al subir la mirada en eso fría, porque era bautizado de nuevo, era un nuevo nacimiento. Vió salir al chico de su clase de baile, ya era tarde y estaba cerrando las puertas. El menor iba tras ese chico, que no se había percatado de su presencia. Minutos antes le mando un mensaje al verlo triste, y ver como la lluvia hacía compañía de sus lágrimas, no era acogedor.

Jungkook iba a pasos tranquilos, viendo la espalda, el pelo empapado de su mayor y sonrió dulcemente, se había enamorado de la pureza del arte y lo sabía más que nada, que pronto tocaría el cielo en la tierra. Si él vivió en un doloroso infierno, ahora en pronto segundos, sus ojos y los de su Musa se encontrarían. -Le dije que no llore junto a la lluvia, ella puede incluso hacerlo sentir peor-y cuando pronunció aquellas palabras, su Musa se giró.

Entonces él joven que siempre deseó su libertad, que deseaba el cielo, se dio cuenta que lo encontró hace mucho tiempo, porque su poesía nunca murió, jamás dejó de amar a la persona que le entregó todo a cambio de nada, tal vez, él no era un hijo del diablo al final de cuentas, solo era un esclavo del infierno, que había anhelado desde un principio su liberta, o seguramente era un ángel que cayó de los cielos, rompiéndose en el proceso de la caída. Y talvez el hijo de la noche, el chico que le decían hijo de la lujuria, siendo entregado como una belleza del placer, no era al final solo lujuria y un objeto, era un humano, que como otros, solo cayeron en la manos equivocadas.

Jeon Jungkook había salido de los infiernos, para encontrarse al final con el hermoso cielo y una libertad acogedora, había protegido a lo mejor de las artes, había amado entre la oscuridad, el dolor, a su Musa. Y para él, Jung Hoseok sería siempre arte que se respeta, arte que se admira, arte que solo él puede amar.

Junghope||Daddy issues: MusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora