1. "Me vieron la cara"

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Entonces, así de la nada, me encuentro arrinconada llorando en una callejón.

Se preguntaran como llegué ahí, sencillo, mi esposo me engañó en mi boda.

El hombre al que amaba con locura y con el cual llevaba un año de relación me pidió hace algunos meses que nos casáramos. Emocionada y súper enamorada acepté casarme con él. Los siguientes seis meses fueron una locura, entre los preparativos para la boda y el corre y corre del papeleo algo que había amado hacerlo. Aunque había sido desesperante estuve feliz y emocionada por casarme.

Mis padres querían a Dixon como nunca habían querido a uno de mis anteriores novios. Hasta eso me tomó por sorpresa, en la vida hubiese creído que mis padres querían, de tal manera, a Dixon. ¡Y es que Dixon era un hombre increíble! Trabaja en una empresa de publicidad, había comenzado como diseño gráfico y con el sudor de su frente y esmero se volvió el director de publicidad de la agencia. Era el hombre más servicial, atento, amable e increíble del mundo. Yo sentía que, literalmente, me había ganado la lotería con el premio mayor. Y había que ser sincera en pleno siglo XXI era imposible encontrar un hombre casi perfecto, como Dixon. Él era simplemente perfecto, sí él iba a cenar a casa de mis padres él siempre llegaba con algún obsequio para ellos, hasta para mi hermana. Con un ramo de lirios anaranjados para mi madre, un par de boletos a un juego de baloncesto para mi padre y un vino blanco para mi hermana, él, de una se había ganado la confianza y el cariño de mi familia y eso me gustaba. Mi familia era indispensable para mi y que mi Dixon y mi familia no encajaran era el adiós definitivo para nuestra relación.

Llegó el fin de semana de mi boda, habíamos decidido viajar a Malibú y casarnos en la playa donde un "hola" había comenzando nuestra historia de amor. Ambos estábamos hablando de nuestra boda y cuales eran los detalles que faltarían. Definitivamente no podía creer que había llegado el momento de casarnos...de casarme. Algo que para serles sincera había dudado que pasaría. Y no era porque me sintiera fea, gorda y contara con una baja autoestima pésima. Sí, mi cuerpo era uno más proporcionado que las demás modelos, donde en otras chicas solo habían huesos y una cantidad mínima de grasa yo contaba con un volumen mayor al de ellas. Soy una chica curvy y me encanta serlo. ¡Claro que sí! Pero me era muy difícil pensar que después de tantas desilusiones y tantos idiotas en mi vida por fin podía tener una romántica historia de amor. Mi romántica historia de amor.

Cuan equivocada estaba...

Dixon y yo decidimos salir la noche anterior de nuestra boda, era la tradición. Él saldría con sus amigos y yo saldría con mis amigas y mi hermana. Despedida de solteros, no. Algo que era como una última gozadita antes de entregarnos a la monogamia, el último momento para arrepentirse y dejar todo botado. Decidimos que hiciéramos lo que hiciéramos, el otro no lo sabría nunca y antes de irnos nos dijimos un par de "te amo".

Simplemente una perfecta mentira.

Arreglé mi escote bajo una camisa de tela transparente y alisé mi mini falda. Era mi última noche como una mujer soltera así que la disfrutaría hasta al máximo. Aunque nada de hacer algo de lo que luego me arrepentiré y la conciencia no me deje vivir con la culpa. Soltera pero a punto de casarme.

-¡Boo-Boo!- grité al ver a mi mejor amiga y dama de honor entrar a mi habitación de hotel.

-¡Boo-Boo!- me abrazó fuertemente y luego me obligó a modelarle el conjunto que escogí -¡Tan perra y tan hermosa! Dixon se ganó la lotería al tenerte como esposa- habló viéndome con una sonrisa melancólica.

-Ella es la que se ganó la lotería. Dixon es perfecto- dijo mi hermana, Caroline, al entrar con su cartera en la mano. Yo solo asentí con una sonrisa.

Tell me you love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora