15. Verdades esperadas

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El día había comenzado como la mierda. En la noche no pude dormir nada porque no podía quitarme la reacción de un Chris muy molesto, de la cabeza. Él me había dejado como a la una de la madrugada en la puerta del edificio donde vivo. Desde ahí mi mente no dejaba de torturarme constantemente. Llegué tarde a la galería y recibí un regaño de Bernardo y le prometí que no volvería a pasar. Y para terminar de rematar el día una no tan agradable mujer apareció en la galería cuando mi jefe no estaba y terminó siendo un dolor de cabeza.

Pero ya era hora de volver a casa, cenar algo y esperar a que llegase mi final cuando Chris sepa toda la verdad. Caminé hasta mi auto y con un suspiró cansado entré a mi auto. Estaba así, parecía que no me contentaría con nada. Varios minutos después llegué al estacionamiento de mi casa. La radio era el único sonido que escuchaba y en realidad no le estaba prestando atención. Yo solo pensaba en que palabras utilizar para cagar la relación que estaba comenzando y que en sólo horas terminaría.

-¡Dios, estoy muerto!- dijo Chris al teléfono con un suspiro cansado.

Estaba a punto de bajarme pero su llamada me hizo quedarme. ¡Maldita sea! Ya era la estúpida hora en la que Chris salía de los estudios. ¿En que momento ya eran las ocho y media de la noche.

-¿Ya saliste?- pregunté tratando de hacer conversación alguna.

-Mhhmm. Los muchachos me invitaron a darnos unas cervezas...-

-¿Ajá? Está bien- susurré casi con una sonrisa -Ve y disfruta.-

¿De verdad tenía que decirle hoy? ¿Puedo decirle mañana? ¿La próxima semana? ¿Próximo mes? Está bien, ¿el próximo año?

-No. Quedamos en que hoy iría a tu casa. Me ibas a contar algo- dijo

-Ohh eso...- dije desinteresadamente y sintió su corazón acelerado.

-Sí, eso- juro que pude ver como rodaba los ojos.

-Puede esperar- dije despreocupada y él insistió.

-No puede esperar. De hecho ya estoy en camino a tu casa. ¿Quieres algo de comer?- preguntó y yo negué a la última pregunta.

-Está bien te espero- terminé la llamada

Dejé caer varias veces mi cabeza contra el guía del auto y solté un sollozo fingido. Ya, tenía que decirle. ¿Que tal si él se entera por medio de la estúpida y amarillista prensa? Porque estoy segura que si la prensa lo supiera me despellejarían viva en segundos. Y no solo a mi...a él también. A ellos no les importaría lo que realmente pasó, solo les importaría que Chris Pratt es el amante en turno de Ashley Graham. Idiotas.

Suspiré y salí del auto, me dirigí a mi loft y mientras subía las escaleras la vecina del piso de abajo me saludó. Era una señora de algunos cincuenta años, al parecer divorciada. Era un encanto.

-Buenas noches Ashley- dijo mientras cerraba la puerta de su apartado.

-Buenas noches, Sarah- dije sin detenerme.

Otro día me hubiese quedado platicando con ella un poco pero esta noche no. No cuando tendría que contarle todo a Chris. No cuando temía y estaba segura que mi relación con él estaba a punto de llegar a su fin.

Tell me you love meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora