Capítulo 8

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*Carmen*

Ya habían pasado varios días desde la muerte de Lucas y Tabita y yo no dejamos de hablar sobre lo que contó, intentando encontrar alguna similitud entre lo que Tabita sabía y lo que Lucas dijo, aunque sin éxito. Lo único que pudimos deducir es que el padre de Tabita, por cualquier razón, le pidió dinero al que sería su mejor amigo, pero después no pudo devolvérselo y su "amigo" para presionarle decidió idear un plan para secuestrar a su hija y así pedirle el dinero por su bienestar. El plan era simple, pero eficaz. Ideado por el secuestrador y el mismo padre de Tabita sin que éste supiera nada de lo que su amigo le tenía preparado. Suponemos que ese tipo ideó el plan a partir de que supiera de parte de alguno de mi tripulación que íbamos a atacar la ciudad. Entonces ese hombre convenció al padre de Tabita para que sacara a su hija esa misma noche de allí y mandarla a New Providence donde él la estaría esperando para retenerla en su casa hasta que su padre pagara el dinero que debía.

Para eso contrató a Lucas, un simple ladrón que a cambio de un buen dinero se ofreció encantado. Su trabajo era simple, lo único que tenía que hacer era vigilar que Tabita siguiera el camino marcado por su padre y el secuestrador. Pero el plan le salió mal cuando unos piratas decidieron atacar el carruaje donde ella iba dentro para llevársela. Como Lucas estaba pagado para vigilarla aprovechó para colarse en el barco infiltrándose entre las demás personas que apresamos. Pero aún nos faltaban cosas por saber, necesitamos más piezas para completar este misterioso puzzle. Por ejemplo: ¿Cómo logró enterarse ese hombre que mi tripulación iba a atacar Port Royal? Solo lo sabíamos las personas que estaban en el barco, y en medio del mar la comunicación con las ciudades es inexistente. Tampoco terminamos de entender a qué se refería Lucas al decir que Tabita estaba automáticamente secuestrada en cuanto puso un pie dentro del barco. Y lo peor de todo ,¿por qué dijo que yo lo sabía si jamás le había visto en mi vida?

-Algo se nos escapa, pero ¿qué?

Tabita se encogió de hombros, y como siempre dejó la mirada perdida en el mar. Nos encontramos en la cubierta del barco, apoyadas en la borda mirando hacia ningún lugar. Era de noche y hacía un tiempo muy bueno, para ser julio corría aire fresco. Estábamos solas, algo extraño ya que a esta hora la cubierta suele estar llena de marineros tomando el aire. Por costumbre, este sitio ya se había convertido en nuestro lugar de encuentro para charlar de cualquier cosa que se nos pasara por la cabeza.

Tabita llevaba un rato callada, pero entonces hizo una pregunta que supuse le estaría rondando la cabeza desde que salió de su casa aquella noche.

-¿Estará bien mi padre? -su pregunta parecía lanzarla al aire, esperando a que alguna voz le respondiera.

Al mirarla noté en su rostro un aura triste que me conmovió en seguida. Quería animarla, pero no se me ocurría cómo.

-Quizás te esté esperando en New Provindence, como te dijo.

-¿Y si no?

-¿Y por qué no? No puedes ser tan pesimista.

-¡Pues lo soy! -elevó la voz volviendo la cara hacia mi.

En sus ojos vi preocupación mezclado con enfado. Apreté la mandíbula y conté hasta tres. No me gustó nada que me hablara así, pero no quería enfrentarme con ella. Sin responder, volví la vista al mar. No quería hacerle notar que me había molestado la contestación que me había dado, pero debió de sentir remordimiento, ya que tras un suspiro me pidió disculpas.

-No quería hablarte así.

La miré de nuevo y comprobé que se arrepentía de verdad.

-Entiendo que estés triste, e incluso enfadada por lo que te está ocurriendo. Tienes derecho a desahogarte conmigo, para eso estoy -dije intento ser comprensiva con ella.

PiratasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora