*Tabita*
La noche se me ha hecho eterna. Cuando Carmen perdió el conocimiento Pepa y yo la llevamos corriendo al burdel y desde allí Elena llamó a un médico. El corte no fue muy profundo y no había dañado ningún órgano importante. El médico le cosió la herida y le mandó reposo, aunque ella no despertó en todo lo que quedaba de día. A pesar de todo lo que había ocurrido estaba muy preocupada por ella, cuando vi que estaba herida me asusté muchísimo y estuve pendiente de ella en todo momento. He pasado la noche a su lado, esperando a que despertara, pero no ha sido así. El médico nos dijo que era mejor así, para que descansara lo suficiente.
Ahora que ha amanecido y que Carmen no tardará en despertar, he decidido marcharme del burdel. La quiero con toda mi alma, pero me ha decepcionado, no me veo con fuerzas de enfrentar la realidad, de escuchar de su boca que acabará casándose con Heizan. En parte, James tenía razón, ella no podía darme la vida que yo deseo. Yo solo quiero vivir tranquila, en un casa y una familia normal. Sin embargo, la vida que Carmen me daría sería en alta mar, rodeada de piratas, abordando otros barcos, robando y matando, así hasta que las autoridades nos atrapen y nos ajusticien.
Dejo a Carmen al cuidado de Pepa, le cuento lo que vi, le explico cómo me siento en estos momentos y que por eso no puedo seguir con ella. Pepa no se puede creer lo que ha pasado y me ha asegurado hablar con ella en cuanto se recupere, pero ya me da igual. No hay vuelta atrás, me iré cuanto antes de Tortuga, volveré a New Providence y buscaré trabajo de lo que sea, reharé mi vida y trataré de olvidar a Carmen.
*Carmen*
James logró asestarme un golpe. Traté de esquivarlo, pero estaba tan cegada por la ira que no estuve rápida. Abro los ojos, la oscuridad de la habitación me hace pensar que quizá esté muerta, pero claro si lo estuviera no sentiría el dolor en mi barriga por el corte. Siento mi cuerpo pesado, agarrotado, como si llevara horas sin moverme. Con esfuerzo logro mover mi mano y llevarla hasta la herida donde noto un vendaje cubriéndola. Tabita ha debido de curarme. Tabita. Heizan. Me vio besándome con él. ¡Mierda!
-¡Tabita!
Con un movimiento brusco trato de incorporarme, pero la herida me provoca un pinchazo de dolor y me detiene. Es entonces cuando me percato de que Pepa está sentada junto a mi, parecía estar dormida y la he despertado de un susto. Se levanta de la silla apresurada y corre hacia a mi.
-Shh, tranquila, no te muevas, tienes que descansar -me dice afable, empujando levemente mis hombros para tumbarme en la cama.
-Tengo que hablar con Tabita, vio algo que no debía ver.
-Lo sé, me lo ha contado, pero hasta que no te recuperes no puedes moverte.
-No lo entiendes, la voy a perder por culpa de ese estúpido.
-Carmen, relájate -Pepa endurece la voz.
-Heizan me besó, yo no quería. Él lo hizo, pero me aparté en seguida.
La desesperación se apodera de mi. Pepa trata de calmarme, agarra mis brazos cada vez con más presión para impedir que ponga un solo pie en el suelo.
-Carmen, por favor. No hagas que te abofetee la cara. O te relajas o te relajo yo, tú decides.
Con la respiración agitada, acabo haciendo caso.
-Ayúdame a incorporarme -le pido a mi amiga.
Ella pone un cojín tras mi espalda y me ayuda a sentarme.
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Piratas
RomanceCarmen, una joven de 27 años, hija de uno de los piratas más temidos de la época. Tras pasar toda su infancia en un convento, un día su padre va en su busca y la convierte en una pirata. Por otro lado, Tabita, una chica refinada, que siempre ha viv...