*Carmen*
Volvieron a pasar unas tres semanas en la que seguíamos intentando buscar alguna respuesta a nuestras preguntas: ¿Quién es el traidor? ¿Tenemos algún aliado y no lo sabemos? ¿Cuál es la verdadera intención de Román? Y lo que más me preocupaba ¿Cómo voy a impedir que secuestren a Tabita? Solo falta un día para llegar a New Providence y aún no se me ha ocurrido ningún plan.
Me encontraba en mi camarote precisamente con ella, estaba haciendo limpieza mientras yo preparaba mis armas, debía tenerlo todo listo para mañana.
-Vaya, pensé que lo habías quemado -comentó Tabita terminando el silencio que había entre nosotras.
Cuando la miré, sostenía entre sus manos el vestido que llevaba puesto la noche que llegó al barco. Al verlo me acordé y sonreí.
-Algo me dijo que lo guardara.
-Me alegra que lo hicieras, es el único recuerdo que me queda de mi padre.
Me acerqué a ella por la espalda y rodeé su cintura, colocando a un lado su pelo para dejar al descubierto su cuello.
-Aún recuerdo como te quedaba de bien -digo tras dejarle un beso en su piel.
-Lo podría lavar y ponérmelo cuando llegue ese día especial.
De pronto, al oír eso se me viene a la cabeza, una idea fugaz de un simple plan que bien ejecutado no podía fallar.
-O lo puedo utilizar yo para que no te secuestren -dejo en el aire alejándome de ella para conocer su reacción a través de su rostro.
Sin embargo, ella no parece haber entendido a qué me refiero.
-Si me lo pongo -le quito el vestido de las manos- y me hago pasar por ti ya no estarás en peligro. Si ese Román me lleva hasta su casa puedo descubrir quién es el traidor y qué es lo que quiere de ti.
Cada palabra que salía de mi boca me hacía pensar que el plan era una genialidad. Peligro, sí, pero genial al fin y al cabo.
-No, Carmen, ni se te ocurra -se niega al instante-. No te lo voy a permitir. ¿Y si te pasa algo? -estaba preocupada, pero más lo estoy yo de ella, por eso pienso arriesgarme.
-Es el único modo -respondo sin más.
-No voy dejar que hagas eso, no quiero que te pase nada.
-No me va a pasar nada. Mira, si me cogen a mi por ti, tú puedes salir del barco sin problemas, podrás hablar con Pepa y con la ayuda de Rata podréis sacarme de allí. A él seguro que se le ocurre un buen plan para ayudarme.
-Es muy peligroso -su voz empieza a ser angustiada.
-Es el único modo -repito.
*Tabita*
Estuve toda la noche intentando convencer a Carmen para que no llevara su plan a cabo, pero cuando estaba llegando el alba ya había hablado con Rata. Se lo tuvimos que contar todo desde el principio, confiábamos en que él no sería el traidor, después de todo lo que nos a ayudado no podía serlo. Rata pensó en un buen plan de rescate, pero necesitará la ayuda de Puñales y Wilson, además de la mía y de Pepa. El plan no podía fallar. Aunque arriesgábamos en confiar en Puñales y Wilson, decidimos no contarles toda la verdad, simplemente que era unos negociaciones que Carmen tenía a escondidas del Capitán. Teniendo en cuenta que la misma noche que atacará la ciudad después se marcharán, tomamos la precipitada decisión de que sea ahora mismo cuando se marche a comenzar el plan, para así poder aprovechar el ataque para ir en su rescate.
ESTÁS LEYENDO
Piratas
RomanceCarmen, una joven de 27 años, hija de uno de los piratas más temidos de la época. Tras pasar toda su infancia en un convento, un día su padre va en su busca y la convierte en una pirata. Por otro lado, Tabita, una chica refinada, que siempre ha viv...