Capítulo 27

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*Tabita*

Pasaron tres días en los que Carmen por fin pudo levantarse sin ayuda y bajar al salón. El médico había llegado esa misma mañana para quitarle los puntos de sutura y ahora se disponía a ajustar cuentas con Heizan, el cual nos esperaba abajo con un par de chicas del burdel hablando animadamente.

-Me alegra saber que ya no bebes los vientos por mi -le dice Carmen. Me molestaría ese comentario si no fuera por lo mucho que me alegro de que Heizan ya no se fije en ella.

-Bueno, ya que no me quieres decir quién es tu enamorado -Me lanza una mirada de reojo que yo interpreto como que miente diciendo esto-, pues tendré que buscar diversión en otro lado.

-Haces bien -contesta Carmen sin más-. Ahora hablemos de negocios, ¿tienes ya el dinero?

Heizan pone una sonrisa de lo más misteriosa y manda a las chicas dejarnos solos.

-Aquí la pregunta no es si yo tengo el dinero, es si tú tienes el barco.

-¿Como pretendes que lo tenga si acabo de levantarme de la cama? Además, no pienso arriesgarme a una disputa con mi padre por un dinero que no tienes.

-Tengo la herencia. Y también tengo un poco de prisa porque se lo he robado a mi padre y no tardará en darse cuenta de que le falta un saco entero de monedas de oro, así que no perdamos más el tiempo y vayamos a por el barco.

Miro a Carmen que tiene gesto de preocupación, creo que no sabe si creerle o no. Y supongo que también se debate entre enfrentar a su padre o no. Aunque a decir verdad no me gustaría, no está al cien por cien, acaba de salir de una herida importante y en un duelo podría correr riesgos. Tras unos segundos Carmen vuelve a hablar.

-Nos veremos en dos horas en el muelle.

-No, nos veremos en una hora.

-Necesitaré más tiempo.

-Ese ya no es mi problema.

-Heizan, por favor.

-En una hora en el muelle. Allí estaré con la herencia, y allí espero que estés tú con el barco.

-¿Y si no?

-Me marcharé con el dinero y no volverás a verme en tu vida.

Carmen farfulla unas palabras que no logro entender, pero que seguro son maldiciones contra él. Heizan hace un gesto de caballerosidad a la vez que dice un "señoritas" en modo de despedida.

No quito la vista de encima de Carmen, tiene todo su cuerpo tenso, se nota que está enfadada y poco convencida de las condiciones que Heizan le ha puesto. Sin embargo, ahora nos centramos en Pepa y Rata que están hablando con Elena, así que decidimos unirnos a la conversación. Pepa tenía los ojos vidriosos mientras que Elena agarraba sus manos. ¿Acaso habría pasado algo grave?

-¿Qué ocurre? -preguntó Carmen nada más llegar hasta ellas.

-Carmen, te prometo que quería contártelo a ti primero, pero entre una cosa y otra... -habló Pepa con nerviosismo.

-¿Ha pasado algo?

-Nada, tranquila -intervino Elena que parecía también emocionada.

-Carmen, me voy -confesó Pepa, una lágrima resbalando por su rostro, la mano de Rata posada sobre su hombro.

-¿Cómo? ¿A dónde vas? -Carmen se quedó desconcertada.

-Rata y yo nos marchamos a Inglaterra -continuó explicando-. Yo ya estoy cansada de esta vida y en Rata he encontrado el amor, no puedo seguir trabajando.

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