*Tabita*
Pasaron tres días en los que Carmen por fin pudo levantarse sin ayuda y bajar al salón. El médico había llegado esa misma mañana para quitarle los puntos de sutura y ahora se disponía a ajustar cuentas con Heizan, el cual nos esperaba abajo con un par de chicas del burdel hablando animadamente.
-Me alegra saber que ya no bebes los vientos por mi -le dice Carmen. Me molestaría ese comentario si no fuera por lo mucho que me alegro de que Heizan ya no se fije en ella.
-Bueno, ya que no me quieres decir quién es tu enamorado -Me lanza una mirada de reojo que yo interpreto como que miente diciendo esto-, pues tendré que buscar diversión en otro lado.
-Haces bien -contesta Carmen sin más-. Ahora hablemos de negocios, ¿tienes ya el dinero?
Heizan pone una sonrisa de lo más misteriosa y manda a las chicas dejarnos solos.
-Aquí la pregunta no es si yo tengo el dinero, es si tú tienes el barco.
-¿Como pretendes que lo tenga si acabo de levantarme de la cama? Además, no pienso arriesgarme a una disputa con mi padre por un dinero que no tienes.
-Tengo la herencia. Y también tengo un poco de prisa porque se lo he robado a mi padre y no tardará en darse cuenta de que le falta un saco entero de monedas de oro, así que no perdamos más el tiempo y vayamos a por el barco.
Miro a Carmen que tiene gesto de preocupación, creo que no sabe si creerle o no. Y supongo que también se debate entre enfrentar a su padre o no. Aunque a decir verdad no me gustaría, no está al cien por cien, acaba de salir de una herida importante y en un duelo podría correr riesgos. Tras unos segundos Carmen vuelve a hablar.
-Nos veremos en dos horas en el muelle.
-No, nos veremos en una hora.
-Necesitaré más tiempo.
-Ese ya no es mi problema.
-Heizan, por favor.
-En una hora en el muelle. Allí estaré con la herencia, y allí espero que estés tú con el barco.
-¿Y si no?
-Me marcharé con el dinero y no volverás a verme en tu vida.
Carmen farfulla unas palabras que no logro entender, pero que seguro son maldiciones contra él. Heizan hace un gesto de caballerosidad a la vez que dice un "señoritas" en modo de despedida.
No quito la vista de encima de Carmen, tiene todo su cuerpo tenso, se nota que está enfadada y poco convencida de las condiciones que Heizan le ha puesto. Sin embargo, ahora nos centramos en Pepa y Rata que están hablando con Elena, así que decidimos unirnos a la conversación. Pepa tenía los ojos vidriosos mientras que Elena agarraba sus manos. ¿Acaso habría pasado algo grave?
-¿Qué ocurre? -preguntó Carmen nada más llegar hasta ellas.
-Carmen, te prometo que quería contártelo a ti primero, pero entre una cosa y otra... -habló Pepa con nerviosismo.
-¿Ha pasado algo?
-Nada, tranquila -intervino Elena que parecía también emocionada.
-Carmen, me voy -confesó Pepa, una lágrima resbalando por su rostro, la mano de Rata posada sobre su hombro.
-¿Cómo? ¿A dónde vas? -Carmen se quedó desconcertada.
-Rata y yo nos marchamos a Inglaterra -continuó explicando-. Yo ya estoy cansada de esta vida y en Rata he encontrado el amor, no puedo seguir trabajando.
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Piratas
RomanceCarmen, una joven de 27 años, hija de uno de los piratas más temidos de la época. Tras pasar toda su infancia en un convento, un día su padre va en su busca y la convierte en una pirata. Por otro lado, Tabita, una chica refinada, que siempre ha viv...