Capítulo 10

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*Carmen*

Esta mañana Puñales me pidió que me hiciera cargo del timón mientras él se encargaba de unas tareas que había dejado pendiente el día anterior. La verdad es que disfrutaba llevando el timón, manejar el barco a mi antojo aunque siguiendo el rumbo marcado por el Capitán. Me hacía sentir una mezcla de poder y libertad. Al rato llegó Wilson preguntando si necesitaba su ayuda para algo, cosa extraña pues él siempre suele estar abajo, asegurándose que los cañones estén siempre a punto por si hay que usarlos de un momento a otro.

-No, tranquilo, puedes ayudar a otros.

Wilson asintió e hizo un amago de marcharse, pero tras una breve duda volvió a dirigirse a mi.

-¿Te puedo hacer una pregunta? -dijo con curiosidad

-Depende -contesté desconfiada.

-¿Te has peleado con Rata?

-No. Bueno, un poco -rectifiqué al instante.

Fue una simple pelea, seguimos siendo amigos. Al menos, eso creo yo. Igualmente me pareció una tontería su enfado, como bien dijo él puedo hacer lo que quiera con mi vida.

-No ha tenido que ser fácil para él contártelo -comentó Wilson llamando mi atención.

-¿Contármelo? ¿Qué me tiene que contar?

Wilson me miró nervioso y bajó la vista, creo que se acaba de dar cuenta de que ha metido la pata.

-Bueno, mejor me voy -respondió dándome la espalda.

-No, espera -le detuve poniéndome delante de él-. ¿Qué le pasa a Rata?

-Creo que ya he dicho más de lo que debía. Si Rata tiene algún problema contigo tiene que ser él quien te lo diga.

Tras haber dicho esto, se hizo a un lado y se marchó. Wilson tenía razón, si a Rata le pasa algo conmigo es su deber contármelo, no tengo por qué preocuparme, es su problema no el mío. Pero... Agg, la curiosidad me mata. Rápidamente mando a un tripulante a que se haga cargo del timón y comienzo a subir al mástil para hablar con él. Nada más verme se puso nervioso, lo noté al escucharlo tartamudear cuando me saludó.

-¿Qué haces aquí?

-Vengo a hablar contigo, ¿puedo? -pedí permiso para sentarme a su lado.

-Claro -respondió haciéndome sitio- ¿De qué quieres hablar?

-De ti.

Rata desvió la mirada y tragó saliva. Le conozco demasiado bien y sé que este tipo de situaciones le ponen muy nervioso. Al igual que yo, odia hablar de él.

-Wilson... Bueno, ha dejado entrever que te pasa algo conmigo. Si he hecho algo que te haya molestado sabes que me lo puedes decir.

-No puedo -se negó en rotundo.

-¿Por qué? -quise saber, insistiendo en que sea lo que sea lo suelte cuando antes, empezaba a desesperarme el desconocimiento.

-¡Porque es mi vida! -gritó con cara enfurecida.

Al momento se dio cuenta de que se había pasado y relajó el rostro. Me sorprendió que me hablara así, nunca antes lo había hecho. En cierto modo me siento culpable de haber provocado esta reacción en él, lo que menos quiero es verle así.

-Lo siento -se disculpó en tono bajo-. Pero respétame cuando te digo que no quiero hablar de esto, ¿vale?

-Está bien -dije rendida-. Yo también lo siento.

Sin más bajé del mástil dando por finalizada la conversación y me encaminé hacia mi camarote. Una vez dentro me dejé caer en la cama con la clara intención de intentar dormir un rato, tenía la cabeza que parecía que fuera a estallar en cualquier momento. Pero antes de que pudiera cerrar los ojos, alguien llamó a la puerta. Sin ganas me levanté y abrí la puerta. Al ver allí plantada a Tabita con una tímida sonrisa, una alegría me invadió por dentro. Siendo precavida, miré a un lado y a otro del pasillo del barco asegurándome que no había nadie que viera como metía dentro a la pisaverde. Al cerrar la puerta no pude esperar un momento más y le planté un beso sin ella esperarlo. Me sorprendí de mi propia efusividad, pero llevaba todo el día sin verla y son pocas las ocasiones que tenemos para encontrarnos a solas. Apenas habían pasado un par de días desde nuestro primer beso, pero para nosotras es como si lleváramos media vida juntas.

-No sabes las ganas que tenía de verte -dijo separándose un poco de mi.

Aquello me gustó escucharlo, pero estaba demasiado ansiosa por contarle mi conversación con Rata, así que no esperé más.

-Ven, tengo que contarte algo.

La llevé de la mano hasta la mesa y me senté en una silla. Tabita iba a hacer lo mismo, pero no pensaba perder ni un segundo de nuestro poco tiempo para tenerla cerca de mi por lo que aparté la silla con un pie y la miré con una sonrisa de lo más divertida.

-Siéntate aquí -di varios golpecitos en mis piernas.

Tabita rió con mi ocurrencia y se sentó de inmediato, rodeando mi cuello con sus brazos. Yo la abracé por la cintura como asegurando que no se iba a separar de mi ni un segundo.

-¿Qué sucede? -preguntó llena de intriga.

-Es sobre Rata -comencé-. Wilson, sin querer, estuvo a punto de contarme algo sobre él, que al parecer esconde. Así que quise hablar con él, pero se enfadó muchísimo y no quiso decirme nada, y la verdad es que tanto ocultismo ya me tiene preocupada, no sé qué hacer para que me lo cuente.

-Dale tiempo, seguro que no es nada grave. Cuando esté preparado te lo contará.

-No lo sé, y no aguanto más sin saberlo.

-Eres muy impaciente -comentó de forma divertida, pero yo no estaba para bromas, cuanto más vueltas le daba al tema más cosas malas imaginaba.

-Tabita, esto es serio -dije frunciendo el ceño-. Es mi mejor amigo y no es capaz de confiar en mi para contarme lo que le ocurre.

-Perdón -dejó de sonreír-, pero si de verdad confía en ti te lo contará.

Yo no me sentía muy convencida con eso y tampoco sabría si iba a esperar a que me lo contara o tendría que descubrirlo por mis propios medios. Tabita se dio cuenta de mi cara de insatisfacción y quiso relajar un poco la tensión depositando varios besos en mi cuello y dejando finalmente su cabeza reposando en mi hombro.

-Sé paciente, ¿vale?

Asentí en silencio y de esta forma nos quedamos un rato, sin decir ninguna de las dos nada, solo disfrutando de nuestra compañía.

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