*Carmen*
Al final volví a ir al camarote para hablar con mi padre y preguntarle sobre la nueva duda que Tabita y yo teníamos. Para mi suerte parecía de mejor humor que la última vez pues, cuando le pregunté sobre si tenía idea de dónde estaba el dinero de la herencia, en vez de mandarme al infierno por entrometida prefirió darme las explicaciones necesarias.
-No, no lo sé. Pero nos dirigimos a Port Royals para revisar su casa, por eso es necesario que consigas de una vez la firma de esa niña.
-Pero si somos piratas, somos ladrones ¿por qué necesitamos esa firma? Cogemos el dinero y nos lo llevamos, como hacemos siempre.
-Si el dinero fuera entero para nosotros lo haría sin más, pero el plan es de Román. Nosotros nos quedaremos solo una parte, y como él ya esta siendo buscado prefiere no quiere arriesgarse metiéndose en un saqueo que lo involucraría directamente en el asesinato de ese banquero.
-No entiendo porqué tenemos que hacer negocios con ese tipo, siempre hemos ido por libre.
-Porque es amigo mío y me ha sacado de muchos apuros, se lo debo.
Suspiré resignada. No sabía cómo hacerle cambiar de opinión, así que finalmente decidí decirle lo que sabía que le gustaría más oír.
-Bueno, no se cómo, pero la convenceré para que firme -mentí.
-Así me gusta, hija.
Pensé que la conversación había llegado a su fin, así que me dirigí a la puerta, pero mi padre me interrumpió.
-Una cosa más, Carmen. Tengo que comentarte algo.
-¿El qué? -no me gustó nada el tono que usó.
-Verás, llevo tiempo pensando en que no me vendría mal otro hombre de confianza, y más ahora que Wilson no está.
Me senté en la silla con gesto de preocupación. No sé porqué, pero presiento que esta conversación no va a acabar bien.
-Conozco a un muchacho, joven, de buena planta, y un buen pirata. Es uno de los hijos de Román, y había pensado que a lo mejor te interesaría conocerlo.
No, imposible. Conocer aquello me hizo sentir como si todo el mundo se me viniera encima. Los problemas se me amontonan, esto ya me desborda.
-¿Me estas diciendo que me case con alguien a quien no conozco de nada? -pregunté sin creerme yo misma lo que estaba diciendo.
-Solo te estoy diciendo que os podríais conocer y, si surge algo, sería muy buen partido. Lo nombraría primer oficial, y cuando yo faltara, él sería el Capitán. Míralo por el lado positivo, si es bueno contigo quizás te nombra Capitana tras su falta.
Esto ya es lo que me faltaba, no solo no había pensado en hacerme sucesora de u navío tras su falta sino que directamente pensaba poner a un chico que ni si quiera conoce él mismo. Encima, el que lo dijera con una gran sonrisa y como si estuviera ideando su vida perfecta incrementó mi enfado por momentos. No me hacía ninguna gracia sus planes de futuro para conmigo y así se lo hice saber con una cara de desacuerdo total.
-Parece que no te ha gustado mucho la idea -comentó arrugando la frente.
Apreté la mandíbula y continué dándole vueltas a sus palabras, haciendo más grande la bola, enfadándome aún más cuanto más lo pensaba. No fui capaz articular palabra porque directamente me saldría el mandarlo al infierno.
-¿Estás bien?
Conté hasta diez y traté de calmar la furia que se estaba desatando en mi interior. Me costó, pero terminé por mirar a mi padre y disimulé una falsa sonrisa.
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Piratas
RomanceCarmen, una joven de 27 años, hija de uno de los piratas más temidos de la época. Tras pasar toda su infancia en un convento, un día su padre va en su busca y la convierte en una pirata. Por otro lado, Tabita, una chica refinada, que siempre ha viv...