*Carmen*
De nuevo vuelvo a levantarme antes que Tabita, que últimamente está muy remolona y se levanta más tarde. Bajo las escaleras y como ayer encuentro a Heizan esperándome en el salón, aunque esta vez sin la compañía de Elena. Al verme agranda la sonrisa y saca de detrás de su espalda un par de flores rosas que parecen recién arrancadas de un matorral. Reconozco que ese gesto me sorprende, el chico es todo amor. Lástima por él que no es un sentimiento correspondido. Sin embargo no pienso dejarme llevar por su amabilidad, no se me ha olvidado lo ocurrido ayer con su hermano y pienso hablar muy seriamente con él. Así que, antes de llegar al final de la escalera le hago un gesto con la mano para que se acerque. Heizan me mira extrañado, pero hace caso.
-Tengo que hablar contigo -le digo con voz dura-. Vamos a un sitio tranquilo.
Sin más vuelvo a subir las escaleras seguidas por él y entramos en la primera habitación vacía que encuentro. Dejo pasar a Heizan y cuando intento cerrar la puerta veo que necesita ser engrasada, ya que no llega a cerrar del todo.
-¿Ocurre algo? -pregunta él preocupado por mi actitud.
Me pongo con los brazos en jarra y el ceño muy fruncido.
-Pasa que ayer tu hermano intentó propasarse, por segunda vez, con mi amiga. Te advierto algo -levanto un dedo amenazador-, como vuelva a ver a James acercarse un solo centímetro a Tabita no dudaré en desenvainar mi espada contra él.
Heiza yergue la espalda, la preocupación de su rostro desvanece un poco, y suelta un resoplido antes de pronunciarse.
-Este chico nunca aprende... -murmura rascándose la cabeza-. Tranquila, hablaré con él. Te prometo que no volverá a acercarse a tu amiga, lo que menos quiero son problemas contigo
-Espero que así sea -respondo al momento sin rebajar mi enfado.
-¿Puedo preguntarte algo? -me dice entonces, mirándome fijamente, poniéndose serio-. ¿Por qué es tan importante esa chica para ti?
Su pregunta me sorprende, mi cara de sorpresa me delata. Bajo los brazos y me pongo nerviosa. Miro al suelo, tratando de esquivar sus inquisitivos ojos.
-No te lo puedo contar -digo en voz baja.
-Creo que es necesario que lo sepa. Si voy a ser tu futuro esposo es mejor que no haya secretos entre nosotros.
-Nosotros no vamos a casarnos -rebato rápidamente, mirándolo ahora sí.
-Es uno de los convenios que puso tu padre, que tú y yo...
-Ya lo sé, él mismo me lo contó -le interrumpo cada vez más crispada-. Pero no pienso casarme con alguien al que acabo de conocer y del que no estoy enamorada.
Heizan guarda silencio, aprieta la mandíbula.
-Yo también acabo de conocerte y estaba de acuerdo contigo cuando mi padre me habló sobre ti. Sin embargo, el día que nos conocimos me quedé deslumbrado por tu belleza. Carmen, eres una mujer muy atractiva, valiente y con criterio.
-Por favor, no sigas -le pido porque no quiero que siga soñando con algo que jamás va a tener. Jamás me va a tener.
-Eres mi pensamiento desde que me levanto hasta que me acuesto.
-Heizan... -vuelvo a cortarle en tono desalentador.
-Carmen -Da un paso al frente y coge mis manos.
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Piratas
RomanceCarmen, una joven de 27 años, hija de uno de los piratas más temidos de la época. Tras pasar toda su infancia en un convento, un día su padre va en su busca y la convierte en una pirata. Por otro lado, Tabita, una chica refinada, que siempre ha viv...