Terminé de empacar mis cosas y me senté en la cama, empecé a contemplar con la mirada aquel cuarto que ya se encuentra vacío y empiezan a pasar por mi mente los recuerdo de todas aquellos momentos que he pasado aquí, en mi cuarto, en mi casa, en la ciudad. De repente siento como dos lágrimas me recorren las mejillas.
-¡Jenifer, baja a comer!- grita mi madre sacandome de mis pensamientos.
Bajo lentamente por las escaleras observando la casa toda vacía y me doy cuenta que ya solo queda la mesa con unas cuantas sillas y un montón de cajas en la puerta esperando a la mudanza.
Me seco las lagrimas con la manga de mi sudadera y me acerco a la cocina suplicando mentalmente que nadie noté que eh llorado «o que al menos eh tenido la intención de hacerlo» pero mis suplicas son en vano.
-¡Hey! no llores, pronto te acostumbraras, ya veras- Dijo Taylor tratando de darme ánimos
Taylor es mi medio hermano mayor, es hijo de mi mamá y de otro señor que fue su esposo antes de mi papá. A pesar de que no es hijo de mi papá, Taylor lo trata como si fuera su papá y mi papá como si fuera su hijo. Ellos se llevan muy bien.
Me senté y tomé una rebanada de la pizza que se encontraba en medio de la mesa y empecé a comer. Durante unos minutos nos invadió el silencio a todos hasta que alguien tocó la puerta.
-¡Yo voy!- dijo Taylor parándose de un brinco.
-De seguro son los de la mudanza- susurro mí madre.
-Así es - dijo Taylor dejando pasar a cuatro hombres altos, con uniforme azul y cuerpos bien trabajados.
Me quede boquiabierta cuando los vi llegar. La verdad pensé que llegarían unos señores con una enorme panza, barbones y todos malhumorados, pero no, en su lugar habían llegado unos "cuerazos de hombres" como dijo mi madre sin que mi padre la escuchara. Sus uniformes les quedaban ajustados haciendo resaltar sus músculos «¡Dios mío pero que hombres!». Como que ya me había empezado a gustar esto de mudarse.
Terminamos de comer y nos fuimos a dar un recorrido por la casa para verificar que no olvidáramos nada. Terminamos nuestro recorrido y salimos de la casa con dirección al coche de mi padre que se encontraba afuera, nos subimos y nos retiramos, de aquel lugar donde habíamos vivido aproximadamente 12 años.
Por cierto, mi nombre es Jenifer, tengo 15 años, soy mexicana de nacimiento al igual que mis padres y Taylor, pero hasta el día de hoy, vivíamos en Los Estados Unidos de América, para ser un poco especifica en California.
Y en estos momentos nos dirigimos al aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevará a México. A mi padre lo han transferido hacia allá (a México) por parte del trabajo, es por eso que nos vamos.
Mientras estamos en el aeropuerto, muchas emociones me invaden, desde la emoción hasta la tristeza y el miedo.Por una parte ya tengo muchas ganas de llegar y conocer el lugar donde ahora vamos a vivir, pero otra parte de mi no quiere irse, hay tantas cosas que dejo aquí, tantos recuerdos, a mis amigos, no lo sé, son muchas cosas que quiera o no ya las estoy dejando.
Nosotros ya habíamos vivido una temporada en México, pero nos mudamos a los Estado Unidos por las mismas razones que ahora vamos de regreso «el trabajo de papá».
"PASAJEROS CON DESTINO A LA CIUDAD DE MÉXICO FAVOR DE ABORDAR...."
Al escuchar esas palabras ya no pude mas y solté las lágrimas que había estado guardando todo este tiempo.
No me gusta mostrarme frágil ante nadie, por eso me había contenido las ganas de llorar, pero ya no pude más y lloré, solo un poco pero lloré.
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Fuck! ¿Y ahora...?
RomanceJenifer es una hija modelo, es todo lo que sus papás desean. A su corta edad, piensa que su vida no es muy divertida porque ella es muy tímida y poco social pero mas que timida es como muy reservada ante algunas cosas porque eso le han indicado sus...