Fuck! ¿Y ahora...?

Capitulo 7

Derramar queso líquido sobre la hermosa cabellera café claro de Melissa. Esa era la "gran travesura" a la que yo le tenía tanto miedo de las posibles consecuencias.

Nicol tenia todo planeado; a la hora del almuerzo, Melissa se iba a comer con sus amigas siempre al mismo lugar, nosotras subiríamos a la segunda planta de la escuela y desde una enorme ventana del salón de Nicol (que daba exactamente a donde se supone que Melissa estaría almorzando) derramaríamos el queso liquido tratando de que callera justo encima de Melissa.

-¿Aun estas segura de esto Nicol? mira que todavía estamos a tiempo de...

-Sssh calla, ahí viene ya

-¡¿YA?!

-Si, YA... pásame el queso

-¿Do-do-donde esta?

-En mi mochila- señaló la mochila roja tirada en una esquina

-Ten- le extendí la botella mientras me ponía a un lado de ella en aquella enorme ventana.

Espero unos segundos, quitas uno o dos minutos para ser especifica y... ¡punn! dejo caer todo el contenido de aquella botella amarilla para después quitarnos rápido de la ventana para que no nos vieran pero fue en vano.

-¡Joder! se dieron cuenta

-¿cómo que se dieron cuenta? ¿quien se dio cuenta?

Nicol no contestó y se asomo por la ventana

-¡Mierda!... corre Jenifer ¡corre!

-¿por qué?

-se dio cuenta que fuimos nosotras y vienen para acá

-¿como que VIENEN?

-Pues sí, ella y su manada de amigas.

Terminó de decir eso y se escuchó un gran alboroto en las escaleras y al instante supimos que eran ellas subiendo por las escaleras... (¡Oh no! Vamos a morir)

-¡Corre!- me tomó de la mano y me jalo

Salimos del salón y nos dirigimos a las escaleras para huir de ahí, pero ya era demasiado tarde, Melissa y sus secuaces ya subían por ellas con una mirada de pocos amigos y por supuesto con queso en la cabeza.

Nicol volvió a jalar mi mano y empezamos a correr, en un principio sin rumbo pero después nos dirigimos a los baños, pensando que era un buen escondite.

-No podemos entrar ahí, ellas entrarán también y seria peor, nos matarían sin testigo alguno

-¡¿Y entonces donde nos escondemos?! no hay otro maldito lugar para escon...

Tome la mano de Nicol que segundos antes había soltado y la jale hacia el baño de hombres y nos metimos en uno de los cubículos del baño.

-¡Jenifer! ¡estamos en el baño de hombres!

-Si no me dices ni me doy cuenta-conteste sarcástica

Nicol dibujó una pequeña sonrisa en sus labios y liberando así un poco la tensión, pero en ese momento alguien entro al baño y me subí corriendo a la taza del baño

-¿que haces?- murmuró muy despacio

-¿que no es obvio? si alguien se asoma abajo de la puerta va a ver dos pares de pies...

-¡Oooh! cierto... valla Volkova, no eres tan tonta como pensaba- sonrió e hizo un gesto aparentando admiración.

Volkova, era el primer apellido tanto mio como de Nicol. Ella en algunas ocasiones me llamaba Volkova ó Jenifer o simplemente Jeni.

-Deberías agradecerme ya que gracias a mi aun no estas muerta

-Ja... yo tenia todo controlado, no se de que hablas

-Claro... tan controlado que te quedaste segundos pasmada e inundada de miedo allá afuera

-Yo no tenia miedo

-¿Ah no?¿entonces por que te sudaban las manos?¿eh?

-bueno... si, estaba un poco asustada, pero olvídalo, ahora hay que pensar como salir de aquí

Escuchamos el timbre de fin del almuerzo, esperamos unos minutos y cuando se supone que todos ya deberían estar en clase, salimos del baño de hombres cuidadosamente.

-¡La libramos! Jeni

-Sí... por ahora

-¿Por ahora?

-Sí, Melissa nos matara cuando nos vea

-Tranquila Jeni- Sonrió Nicol y por alguna cosa, ese gesto me transmitía mucha tranquilidad y me sentía segura- te aseguro que ella entendió

-¿Que entendió?

-Pues que ya estamos hartas de ella- tomó mi mano y se dirigió a sentarse a un escalón y me llevo con ella- mira... ella es el tipo de persona que le gusta molestar a las personas pero cuando ve que te defiendes ella simplemente deja de molestarte.

Yo realmente tenía miedo de lo que Melissa nos fuera a hacer por aquella pequeña "venganza" que le habíamos propiciado, pero al parecer Nicol tenia razón y ella entendió que ya era justo dejarnos en paz