Cap.3 Primera Pelea

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Estaba entrenando con Marco en la sala de entrenamiento, tal como lo había hecho todos los días durante estos seis meses, era un largo tiempo el que pasaba aquí, pero me servía mucho, ya que quería ser igual de fuerte y buena luchadora que cualquiera en este lugar. -Y a pesar de que ya era de noche no me sentía cansada de estar entrenando con él, al contrario, eso era porque estaba obteniendo hábitos de vampiros.-

Estábamos en eso, cuando se escuchó un gran estallido en la entrada del castillo. Era el ruido producido por una puerta siendo derribada. Eso no era para nada una buena señal. Marco salió corriendo hacia la sala de tronos sin decir nada y yo lo seguí también en silencio, todos estaban ya en la sala reunidos cuando nosotros llegamos. Era obvio que algo grave estaba pasando, para que estuvieran así, se notaba en sus rostros la preocupación, era como si no estuvieran bien preparados para eso. O al menos esa apariencia es daban.

-¿Qué paso hermano?-dijo Marco acercándose a los tronos.

-Son hijos de la luna-respondió Aro mientras miraba atentamente a todos los presentes en la habitación.

Todos se tensaron al instante, y por lo tanto el rostro de cada uno estaba rígido, pero el más preocupado de todos, era Cayo, era como si tuviera un pánico mayor con respecto a lo que Aro había dicho. No entendía porque él se comportaría de esa manera.

Jane dio un paso al frente.

-Pero ¿Qué quieren? No estábamos en paz con ellos desde hace tiempo, por lo mismo dejamos de atacarlos, había un trato-dijo alzando la voz, la cual hizo eco en la sala, y miro a Aro.

- Pues sí, se suponía pero lo han roto y obviamente no tienen la mínima intención de estar en paz con nosotros-respondió levantándose de su trono.

-Pero ¿Por qué quebrantaron el trato?-pregunto Felix.

Aro me miro y después suspiro. Ahí fue cuando supuse que yo tenía que ver en eso, así que desvié la mirada de Aro, sintiéndome avergonzada.

-Vienen para evitar que tengamos a Renesmee, piensan que así seremos más poderosos y eso no les conviene, ya que parte de nuestra misión es exterminarlos-miro a Cayo significativamente-, tenemos que destruirlos a todos antes de que se acerquen a Renesmee y la dañen-. Toda la guardia salió, excepto unos cuantos que se quedaron para proteger a los amos, sus esposas y también a mí, ya que era a quien querían los licántropos.

–Renesmee tu quédate aquí-sentencio con firmeza Sulpicia, a lo que yo solo asentí.

Marco se acercó a mí y se mantuvo a mi lado alerta, como si estuviera preparado para defenderme de cualquiera que intentara acercarse a mí. Yo estaba preocupada solo aparentaba alrededor de ocho y nueve años, y por lo mismo no sabía pelear muy bien, había sido entrenando, cierto, pero eso no significaba que pudiera defenderme de algún licántropo como ellos podían hacerlo, y mucho menos, defender a alguien más. Esto podría no salir nada bien si ellos no lograban detenerlos, antes de que se adentraran más en el castillo, si lograban entrar aquí, a la sala de tronos, todo estaría acabado.

Marco me miro y tomo mis manos.

-Pequeña, si ellos llegan a entrar aquí y nos atacan, corre. No te detengas por nosotros, que solo te importe estar a salvo. Sé que te preocupamos pero en ese momento no te debe importar, estaremos bien.-dijo con un deje de desesperación en su voz.

Lo mire atónita ante su petición.

No sé cómo me podía pedir eso, era algo absurdo, la verdad. No podía dejarlos aquí y menos si estaban luchando por mí en algo que yo había provocado. No era justo, para nada. Ellos venían por mí y todos debían defenderme mientras yo huía como una cobarde. Eso no, podía pedirme que hiciera varias cosas, pero eso no podía hacerlo.

A media luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora