Por cierto, gracias a Parachute, por la inspiración para el capitulo. Y disfruten. No olviden poner estrellita o comentar. Ah.
Capitulo 27.
POV. Ethan.
La sujeté con firmeza, evitando que cayera, pero aquellos golpes me habían arrancado de la realidad. La extraña sensación se repetía en mi mente, hormigueando en mi piel, mientras mi cerebro se devanaba en encontrar una explicación a eso. Escuchaba a más de uno llamarme, llamar a Renesmee, pero nada de eso parecía ser capaz de devolverme a la realidad. No fue hasta que algo tiro de mis brazos, no fuerte pero tampoco suave, que ceñí mi agarre entorno a la chica en mis brazos. Parpadee rápidamente, como si me acostumbrara a la luminosidad del ambiente, cuando en realidad solo quería que todo dejara de ser un borrón. Y así fue como poco después enfoqué en la mano de Santiago que aún estaba sujetando con firmeza mi brazo. Guié mis ojos hasta su rostro, donde aquel par de orbes rojos me miraban entre desconfiados y preocupados.
-Déjamela a mí- musito con lentitud. Lo miré por unos instantes, antes de ceder e ir deslizando mis brazos hacia afuera, al tiempo que él se posicionaba sobre su cintura. Cuando yo estuve con los brazos colgando a mis costados y ella a su cargo, llevó una mano bajo sus rodillas, para cargarla como a un infante.
Suspiré, solo para acto seguido dejarme caer en el suelo, con mis manos apoyándose en mi estómago. ¿Fue real? ¿No lo había soñado? Negué con la cabeza rápidamente. No. Eso no fue una alucinación mía. La sensación fue demasiado nítida como para ser un invento.
Fue real.
No lo soné.
Un golpe provino de su estómago. Corrección, tres.
-Su estómago me golpeo- pronuncié, sintiendo como eso sonaba a cien por ciento estupidez. Pero no lo es.
-¿Qué?- chillo más de uno.
-Eso. Lo que dije. Su estómago me golpeo. Estoy seguro de ello.
Todos los ojos se enfocaron en mí. Bueno, no los de Santiago, los cuales desde hace un rato estaban en Renesmee.
-¿Estás de broma? ¿Están de broma? Es eso, una broma, ¿No?- saltó un incrédulo Emmett. Negué con la cabeza un par de veces.
Unos momentos de silencio prosiguieron a eso, hasta que la voz de Edward lo rompió.
-¿Es eso siquiera posible?- su mirada clavada en Carlisle y el hecho de que este no necesitara responder, para que Edward se dispusiera a dar un golpe a un árbol, resquebrajándolo, me hicieron saber que este había estado leyendo la mente del doctor.
-¿Qué sucede?- replico Alec, son voz serena pero expresión tensa.
-Es solo una teoría. Nada de lo que estemos seguros…
-Solo suéltalo, Carlisle.
-No- refuto Edward, sin volverse a nadie en particular-. Primero la atendemos, luego hablamos.
Cabe decir que nadie se opuso a eso. Santiago desapareció en un parpadeo, seguido de varios más. Emmett aunque tenía una cara de querer hacer lo mismo, se dirigió junto con Jasper al auto que habíamos traído hasta acá.
-Apúrale, muchacho- dijo el último, en lo que estiraba las manos para pedirme las llaves. Se las di sin pensar. No es como si estuviera listo para conducir, no.
El rostro de Carlisle.
El arranque de Edward.
Solo una teoría.
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A media luz.
Roman pour AdolescentsEl amanecer es tan solo el comienzo. Los Vulturi no se rinden con facilidad, los Cullen tienen algo que ellos desean; no podían quedarse de brazos cruzados. Todos creían que a pesar de eso ella seria como antes, pero nada esta escrito su destino pod...