Había amanecido y yo seguía pensando en mi conversación con Emmet. Con poco el había logrado ver muy dentro de mí, hasta un punto que muy pocas personas habían logrado llegar, ya que no soy fácil de leer y mucho menos me abro con las personas, al menos que me inspiren confianza, y eso es algo muy difícil. Las únicas personas que habían llegado al mismo punto que Emmet o un poco más lejos habían sido: Alec, Marco, Santiago y Derek. La mayoría de ellos fueron errores, un tropiezo más en mi vida, pero en fin no podía cambiar nada, lo hecho está hecho.
Hoy había decidido no ir al instituto, pero Santiago si asistiría, asi que me dejaría sola toda la mañana, él estaba de mejor humor ahora, a decir verdad, al parecer la idea de tener lo que parecía una familia, o más personas que lo estuvieran con nosotros, era algo que le gustaba. Aquello no estaba del todo mal, él era feliz, y este nuevo lapso de tiempo a solas me serviría para despejar la mente un poco y tratar de mejorar mi manera de comportarme con los Cullen, y tratar de verlos como "amigos".
Cuando Santiago salió de casa, también lo hice, pero yo me dirigí al bosque. Comencé a vagar por ahí hasta que comencé a reconocer el olor de los Cullen y supuse que estaba cerca de su hogar. Quise dar marcha atrás pero entonces sentí a Esme acercándose, de seguro ella de igual manera me había sentido merodear por el lugar. Me detuve decidida a comportarme de manera amigable con Esme, y ella llego a donde estaba en cuestión de segundos. Me miro y una sonrisa apareció en su rostro.
-¿Qué haces aquí linda? ¿No asististe al instituto?-dijo alegre. Yo negué con la cabeza- ¿Por qué? ¿Estás bien? ¿Pasa algo?- comenzó a sonar alarmada.
-No me sentía muy bien como para ir y preferí vagar por aquí, pero de ahí en más todo está bien. No tienes por qué preocuparte-respondí en voz baja.
-Bueno ya que estas aquí ¿Por qué no pasas un momento a la casa? Estoy sola en estos momentos y un poco de compañía me haría bien-dijo sonriéndome ampliamente.
-Claro. Está bien-accedí la verdad sin muchas ganas, al cabo de unos segundos en los que sopese aquella petición inofensiva. Ella asintió y comenzó a devolver el rumbo que había tomado hacia aquí, para llegar a lo que debería ser su casa, yo la seguí sin chistar.
Llegamos a una casa muy grande y amplia. Era de color blanco con algunos detalles es escala de grises y de tres pisos. En la entrada había un convertible rojo y un porshe amarillo, su casa igual que la de Santiago y mía, estaba muy adentrada en el bosque, ya que asi eran perfecta para la privacidad.
Esme me indico que la siguiera en cuanto termine de observar el exterior de la casa, y asi entramos tras subir las respectivas escaleras, la primera habitación era una sala muy linda, de colores claros y llena de videojuegos, y también una gran pantalla de plasma al lado de estos, y me pareció ver una consola en el piso, pero no le preste demasiado atención a eso ya. Ella tomo asiento en un sillón y yo hice lo mismo, tomando asiento al lado de ella. Ella me miro sin dejar de sonreír, algo que había hecho prácticamente desde que me encontró en el bosque.
Enarque una ceja, sosteniéndole la mirada. Mi intención no era ser grosera o cabrearla, claro que no, pero me hacía sentir extraña su forma de observarme.
-Disculpa si te observo tan insistentemente –dijo en voz baja, sonando un tanto apenada, haciendo que mi expresión se suavizara- pero pensé que no volvería a verte Renesmee, y me siento muy contenta al tenerte aquí otra vez, aunque no sea lo que todos esperábamos. Está bien de cualquiera manera, mientras estés aquí, con nosotros-comento con voz tierna esta vez. Aquella expresión tal dulce, y forma de hablar que te hacía sentir bien, como si expresara cariño verdadero, me recordaba a Kasandra. Tenían un carácter parecido.
-No te preocupes Esme- suspire nostálgica recordando a Kasandra- sabes me recuerdas a alguien.
-Oh sí. ¿A quién? Digo si se puede saber-dijo intrigada, mientras colocaba sus manos sobre sus piernas.
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A media luz.
Teen FictionEl amanecer es tan solo el comienzo. Los Vulturi no se rinden con facilidad, los Cullen tienen algo que ellos desean; no podían quedarse de brazos cruzados. Todos creían que a pesar de eso ella seria como antes, pero nada esta escrito su destino pod...