POV. Derek
Mire a mi alrededor percatándome de que todos los demás miembros de la guardia se encontraban igual que yo. Aunque podía decir que yo era el más fastidiado de todos. La charla que Aro nos estaba dando en este momento en la sala de tronos, charla que era más bien parecida a un sermón, verdaderamente me estaba irritando. Sin mencionar que podía predecir sus palabras, dado que repetía esta platica todas las semanas, cuando consultaba si había avances en la búsqueda de aquel par, a quienes él llamaba 'fugitivos de nuestro poder'.
En todo momento nos recalcaba la importancia de encontrar a Renesmee y a Santiago, y claro, con vida. No tenía problema alguno con que Renesmee permaneciera viva, eso era lo que deseaba realmente, pero en cuanto al tipo, por mi podría ser despedazado en el mismo instante en que los encontramos. Pero eso no estaba en los planes de Aro. Un castigo como la muerte, no era suficiente para él en esta ocasión. Lo que él quería era someterlos a ambos a sus órdenes de nueva cuenta, para demostrar de esa manera que no podían atreverse a desafiarlo, no como ya lo habían hecho al escapar del castillo. Eso no era más que un capricho a favor de su ego herido.
Solté un bufido al tiempo que cruzaba mis brazos a la altura del pecho, en el mismo instante en que Aro repetía la tontería de que Santiago y mi Renesmee, eran pareja. Aro sabia a la perfección la relación que Renesmee y yo habíamos tenido en el pasado, además del factor que nos unía por toda la eternidad. Por lo que a pesar de las circunstancias, ella era mía y siempre lo seria. Aunque ella oponía resistencia a que me le acercara, siempre estaba cómoda a mi lado. Un carraspeo me hizo enfocar mi atención en mi alrededor de nueva cuenta, dándome cuenta de que por estar sumido en mis pensamientos no había notado que Aro había guardado silencio y todos los presentes en la sala me miraban fijamente.
-¿Qué?- refunfuñe, entornando los ojos.
-Por lo visto no has estado atento a lo último que he dicho, ¿Verdad?- respondió Aro con total calma, a pesar de que su expresión no iba a la par con el tono. Yo no le respondí, me limite a mirarlo y el tomo eso como una respuesta positiva y prosiguió-. Te pregunte la causa de tu reacción, misma que es recurrente cada que hablo de la relación que mantiene ese par de fugitivos.
Rodé los ojos. Me resultaba fastidioso el ver como fingía que en verdad creía su propia mentira. El sabia, al igual que yo, que la única razón por la que escaparon juntos fue porque entablaron una amistad, gracias a que él era el único con el permiso de visitarla y atenderla, mientras estuvo encerrada. Pero claro, una mentira de ese calibre empeoraba su imagen ante miembros específicos de la guardia.
-Fácil, maestro. Ellos no son una pareja. Lo puedo jurar. Ren no es estúpida como para ser novia de ese idiota- hice una breve pausa, dedicándole una mirada de soslayo a Alec, quien tenía el ceño fruncido-. Bueno, aunque fue lo suficiente como para salir con este otro idiota- añadí con una sonrisa ladina. Recibiendo al instante un gruñido del aludido.
-Alec- lo llamo con voz solemne Marco.
Este murmuro una disculpa hacia Marco para luego clavarme la mirada como si sus ojos de dos dagas se trataran. Marco asintió aceptando la disculpa y volvió al su silencio habitual. El nunca participaba cuando se trataba del asunto de Renesmee. Solo había hablado durante los primeros días siguientes a su abandono del castillo, y había sido para defenderla y pedir que desistieran de la idea de perseguirla, pero los otros dos maestros ignoraron sus protestas, haciendo que él se sumiera en el silencio en estas conversaciones. Instantes después Aro prosiguió con su sermón, aunque no sin añadir un "espero que nadie se oponga a lo siguiente" antes de empezar, un comentario dirigido obviamente a mí.
Al resto de las palabras de Aro no preste la mínima atención, y cuando escuche como pronuncio mi nombre, solo asentí con una media sonrisa. Ya que sabía sin necesidad de escucharlo, lo que me estaba diciendo. Solo reiteraba sus deseos de que la búsqueda de Renesmee y Santiago fuera mi prioridad. Algo que no ocupaba recordarme día a día dado que de igual manera incluso con más fervor que él, deseaba encontrarlos o mejor dicho, encontrarla. En cuanto se nos fue concedido el permiso de abandonar la habitación, fui el primero en precipitarme hacia la puerta.
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A media luz.
Teen FictionEl amanecer es tan solo el comienzo. Los Vulturi no se rinden con facilidad, los Cullen tienen algo que ellos desean; no podían quedarse de brazos cruzados. Todos creían que a pesar de eso ella seria como antes, pero nada esta escrito su destino pod...