A media luz.

Cap. 17 El nuevo.

Hoy comenzaba otro día de clases, se supone que este sería un día común, normal, algo más en la nueva rutina mundana en la que ahora vivíamos, pero sentía algo en el pecho, como una extraña y molesta presión que me dificultaba el estar tranquila. Tenía razones para creer que se trataba de un presentimiento de algo que no sería del todo bueno. Había tenido varias sensaciones de este tipo, pero nunca tan fuertes, a excepción del día en que los Cullen y Jacob aparecieron en el castillo Vulturi. Ese día todo se había ido al demonio, y no podía evitar pensar que tal vez eso pasaría aquí, en nuestra nueva vida.

Aunque aquel día había tenido la visión que me anunciaba lo que pasaría, hoy no había sido así. No podía ver nada, por más que cerraba los ojos y trataba de visualizar algo, no sucedía. No era como si pudiera forzar una visión sobre algo que realmente no existiría, o tal vez no me esforzaba del todo. Bufe claramente frustrada. Esto a pesar se asemejarse a las otra vez, tenía algo distinto, y esperaba en verdad que no fuera algo malo. Eso deseo en verdad, ya que últimamente las cosas estaban marchando bien, es decir lo mejor posible y no quería perder eso.

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Baje las escaleras lentamente, prácticamente arrastraba mis pies, para que llegaran a la puerta, todo el asunto me tenía desanimada, y de alguna manera cansada. No comprendía que estaba sucediendo. Santiago ya me esperaba en la puerta, recargado en la pared con su mochila en el piso junto a él. Cuando pise el último escalón embozando una media sonrisa, por haberme hecho llegar hasta ese punto a pesar de todo, el abrió la puerta y salió de la casa velozmente, sin dedicarme una mirada, algo que ni siquiera le cuestione por cómo me encontraba.

Yo lo seguí en silencio aunque a un paso de menor rapidez que el suyo, pero algo menos lento que con el que baje las escaleras, y así hasta el auto. Al llegar a este me di cuenta de que él estaba sentado en el asiento del conductor en vez de el del copiloto como siempre lo hacía, eso me extraño. Lo mire como pidiéndole una explicación, el medio sonrió.

-Por favor-suplico mirando el auto. –Quiero conducir esta vez- asentí sin ganas de entrar en una discusión y entre al auto, agradeciendo que había notado eso antes de rodear el auto y llegar al asiento del conductor, eso hubiera sido caminar más.

Él sonrió ampliamente en cuanto me instale a su lado y encendió el auto. Nos dirigimos a la escuela a una velocidad moderada, pero para mi gusto muy lento, en otros casos hubiera protestado ante eso pero la verdad hoy no tenía muchas ganas de llegar tan rápido al instituto; en todo el camino estuve algo distraída. Mantenía mi mirada fija en los arboles hasta salir del bosque, y luego a las personas o casas que estaban a nuestro alrededor. Sabía que todo esto se debía a presentimiento pero no quería comentarle nada a Santiago, no aun. No quería preocuparlo, no hasta que tuviera claro de que en verdad era algo que valiera la pena mencionar.

El estaciono el auto con habilidad, y acto seguido bajamos del auto. Los Cullen ya nos esperaban en la entrada de la escuela, de pie junto a los escalones, al vernos saludaron con la mano mostrando una leve pero sincera sonrisa. Santiago rápidamente fue a saludarlos dejándome un poco atrás, yo por mi parte solo les dedique un asentimiento de cabeza, para continuar con mi lento andar, llegando así, un tanto después que él , subí todos los escalones para quedar frente a la puerta, y me recargue en la pared lateral a esta, cerrando los ojos sin decir absolutamente nada. Sentí como Emmett se acercó a mí un poco después de eso.

-Te levantaste con el pie izquierdo de la cama ¿O qué?-comento entre risas, que sabía le costaba no convertir en sonoras carcajadas.

-No es solo que…nada. Olvídalo-dije divagando entre decirle o no, mientras abría los ojos lentamente observando su mirada algo confundida ante mi respuesta, pero que a la vez no me cuestionaba.