Cap.4 Giros del destino

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Hoy cumplía cuatro años de edad, es decir, hoy era 10 de septiembre. Y por lo tanto tenía poco más de tres años aquí en la guardia. Y haciendo referencia a que ya aparentaba alrededor de trece o catorce años de edad. Mi crecimiento iba tal como lo había predicho Marco y mucho más rápido de lo que me habían contado Huilen y Nahuel.

Pero era un poco de esperarse esto, porque supongo que esto se debía al ambiente en el que me desarrollaba, lo genes distintos a los de Nahuel, y no sé qué tantos factores más podrían estar involucrados en esto también. Pero ese no era el caso, sino que, era una niña de cuatro años, que aparentaba, más o menos unos catorce.

Además de eso que era, diferente. También estaba el hecho de mis tres dones. Si eran tres, aunque pareciera más que imposible. Con el primero –transmitir cosas a través de mis manos- había aprendido a transmitir también sensaciones e ilusiones. Con el que había descubierto el día de la pelea con los licántropos, había copeado todos los dones de la guardia entera, incluidos los amos, y también los de algunos vampiros que conocí por ahí.

Con el tercero, el más nuevo, lo descubrimos con algo asi como lógica. Porque al recordar que yo podía trasmitirle cosas a Bella, siendo que ella tiene su escudo, significaba que yo podía atravesarlos, dejando asi en evidencia mi otro don, romper escudos con mi tacto. Estaba tratando de expandirlo para poderlo hacer a distancia pero aun no sabía bien como hacer eso. Todo esto en mi es ¿diferente? No.

Raro eso, todo esto era raro, era la única palabra que describía esto, pero a la vez era único, tal como yo.

Reí levemente mientras me levantaba de la cama, mirando la luz del sol. Y recordando a la vez cuando despertaba con esos rayos de luz, al sentirlos en mi rostro. Porque ya no dormía, es decir no lo necesitaba, ya era más una vampira que humana, estaba casi dejando esa parte de mi atrás, olvidando el hecho de que era una hibrida.

Pase una mano por mi cabello alborotado y después camine hacia el gran armario, para después abrirlo y buscar que ropa ponerme. Al ver la gran cantidad de ropa ahí, hice una mueca leve, a Chelsea le encantaba llenar mi armario de ropa, y eso me hacía más difícil cambiarme. No es que no me pudiera decidir, era casi todo lo contrario, lo único que me dificultaba esto era buscar mi ropa usual. Jeans y una playera.

Hurgue en todo el armario y encontré el único par de jeans que Chelsea no había desechado, no aun. Lo bueno que los había escondido a la perfección cuando ella lleno mi armario de ropa nueva, porque si no ahora me tendría que poner uno de los tantos conjuntos que ella había escogido para mí, de los cuales no me había puesto casi ninguno. Esa ropa lo era lo mío, para ser sincera.

Entre al baño ya con la ropa que me pondría, y me di una ducha. Tarde un poco más de lo usual porque amaba la sensación del agua sobre mi piel, y sentía que hoy era un buen día para consentirme, porque siendo mi cumpleaños no entrenaría ni tendría misiones. Asi que no había razones de apuros, podía tardarme cuanto quisiera.

Salí de la ducha unos cuantos minutos después, y ya tenía puesto mis jeans y mi playera blanca con letras grises. En la habitación me puse mis tenis grises, y después me levante, tome un cepillo y lo pase por todo mi cabello, dejándolo libre de nudos, quedando listo, al menos para mi gusto, que era el no arreglarme demasiado si no había un buen "porqué".

Después me dirigí al espejo que estaba frente a mi cama, al lado derecho del armario. Me mire de pies a cabeza, esto era una costumbre mía. Es decir el mirarme en el espejo, para ver qué cambios habían ocurrido en mí, en estas horas. Sabía que sonaba absurdo, pero después de tantos cambios, no quería que ninguno me tomara desprevenida, quería estar al tanto de mi propio crecimiento.

Después de varios segundos de estar parada frente al espejo, no note ningún cambio realmente importante. Y suspire débilmente, tal vez estaría llegando el momento en que dejaría de crecer, es decir estaba llegando a la edad en que quedaría congelada por toda la eternidad, mi punto máximo de crecimiento.

A media luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora