POV. Ethan
-Entonces, ahora esperaremos a que él llegue- fue Seth quien rompió el incómodo y pesado silencio. Aunque eso no significo que una conversación se haya iniciado, porque nadie le respondió. Obviamente era una pregunta tonta porque todos sabíamos la respuesta, pero el solo lo había hecho por intentar aligerar el ambiente. Fracasó. Pero lo intento.
-¿Cuánto tiempo toma llegar desde Volterra?- insistió, alentando a una respuesta.
-Depende del vampiro- comento Santiago, como quien no quiere la cosa. Claramente más por hacerlo callar, que por hablar con él. Y Seth lo entendió, porque no dijo más nada, sino que desvió la mirada hacia el ventanal, observando como la oscuridad del cielo se aclaraba. Por mi parte, solo esperaba el momento en que Renesmee estuviera fuera de peligro para poder largarme. La simple espera me incomodaba, me sentía fuera de lugar. Como si fuera un actor extra en todo esto, alguien que no era realmente relevante.
Eche mi cabeza hacia atrás sin poder ocultar un suspiro de frustración, el cual resonó fuertemente por el silencio de la sala. Emmett me llamo, y para cuando alce la cabeza él ya estaba frente a mí, poco después, tomaba asiento a mi lado colocando sus manos sobre sus rodillas, evitando mirarme directamente. Él y yo no habíamos hablado mucho como para conocerlo del todo, pero comprendía algo de su relación con Renesmee: era el segundo protector. Es decir, claro estaba que Santiago tenia a la chica en cuestión encabezando su lista de prioridades, pero Emmett igual la protegía. Uno esperaba que fueran sus padres quienes la cuidaran sobre todas las cosas, pero no, eran esos dos vampiros quienes cuidaban de ella, tanto como a su propia vida.
-¿Estas bien?- soltó de prisa, logrando que embozara una media sonrisa por cómo había sonado.
-No lo sé.
-Ella está enamorada de ti. Lo sabes.
-También de Alec- gire mi cabeza a la izquierda, encarándolo.
-El solo viene de paso. No es algo de lo que debas preocuparte. Tú eres su cantante.
-Y ella la de él.
Si él me hubiera dicho eso antes, hubiera sonreído ampliamente sintiendo que solo yo tenía esa conexión con ella, pero ahora, ahora no. Lo único que tenía, lo que me hacía especial, había sido opacado dos veces en menos de veinticuatro horas. Primero, estuvo Derek, el primer cantante de Renesmee, luego llegaba Alec, donde la situación era a la inversa.
-Mira, yo tuve una cantante hace mucho. No pude resistirme y termine matándola. Si ella tan solo me hubiera importado, si significara algo para mí, eso no hubiera pasado. Y Renesmee se detuvo contigo, te aparto con tal de mantenerte sano y salvo…
-Sé a dónde vas con eso- le corte de manera un poco brusca.- Pero así como se detuvo conmigo, lo hizo con Derek.
-¿Qué?- exclamo Santiago, recordándome que estaba en una habitación repleta de personas con sentidos súper desarrollados.
-No lo sabes- musite. Y el negó con la cabeza, a pesar de que no había sido una pregunta. Renesmee me había contado eso hace un par de horas, más nunca considere que no se lo había dicho a nadie más. Solo ella, el tal Aro, Derek y yo sabíamos de esto. Nadie más.
-Vamos, habla. Ahora- Santiago sonaba verdaderamente molesto y no entendía el porqué.
-No te agrada el.
-¿Acaso te ha entrado algo por resaltar lo obvio?
-¿Por qué?- pregunte, ignorando su tono sarcástico. Él se pasó las manos por el cabello, mostrándose frustrado e iracundo. Claramente ese chico estaba en su lista negra.
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A media luz.
Novela JuvenilEl amanecer es tan solo el comienzo. Los Vulturi no se rinden con facilidad, los Cullen tienen algo que ellos desean; no podían quedarse de brazos cruzados. Todos creían que a pesar de eso ella seria como antes, pero nada esta escrito su destino pod...