Cap.12 Evitando.

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Habíamos corrido varias horas, sin rumbo alguno, aunque eso no nos preocupaba porque siguiendo nuestro rastro podríamos regresar fácilmente a nuestra hogar, y asi continuamos hasta quedar en un bosque muy lindo y solitario, aunque obviamente alejado del terreno de los Cullen. Por fin estábamos alejados de todos, para poder ser de nuevo aunque sea por unos momentos, lo que éramos en realidad, para poder actuar libremente y asi hacer todo lo que queramos sin tener que limitarnos.

En este momento estábamos simplemente sentados en el suelo, recostados en un árbol, uno al lado del otro. Era de noche y en el lugar reinaba el silencio. Divagaba en lo que podíamos hacer, pero no decidía que, de tantas cosas que tenía ganas de hacer, estaba correr, cazar, trepar árboles y cosas asi. Sonreí. Era maravilloso ser de nuevo solo yo, Renesmee, aunque a veces ser May era lindo pero no era lo mismo, no tenía las mismas libertades. No sentía lo mismo y todo eso, aún quedaban mis dones pero no podía usarlos sin motivo ahora. No había razón aunque hubiera algunos con los que pudiera desahogarme, aunque sea un poco.

-Amo estar aquí-dije de la nada, gozando del sonido gratificante de la calma que impregnaba mi voz

-Lo sé, lo que más te gusta es la sensación de…-dijo sonriendo, pero no lo deje terminar.

-Libertad-complete. Quería hacerlo yo. Porque asi me sentía.

-Eso dijiste cuando recién llegamos a Ottawa ¿no?- me miro.

-Sí, de principio todo se veía tan fácil no estaban estos inconvenientes-suspire.

-Todo es asi, algo de malo tenía que tener esto y ya salió a la luz.-dirigí mi mirada al cielo.

-Tienes razón en eso. Aunque no todo esta tan mal como si hubiera seguido encerrada en Volterra. Sin mencionar que las cosas aquí están mejorando.- sonreí.

-Estoy de acuerdo con eso, todo es mejor a un calabozo, ¿Lo dices por Emmet?-pregunto curioso.

-Sí, es que adoro ser su amiga. Nunca imagine que él fuera asi, me sorprendió-cruce mis brazos a la altura de mi pecho, embozando una sonrisa intermedia.

-No sé bien a que te refieres dado que no lo conozco realmente, pero, me gusta que estés así – me dedico una amplia sonrisa, que no hizo más, que ampliar la mía.

Estuvimos discutiendo, bueno platicando sobre lo bueno y lo malo de vivir asi, aunque creo que en comparaciones con nuestra vida antigua había un empate, al menos eso creo. Ya que ambas vidas tenían dificultades pero a la vez cosas buenas.

Teníamos libertades y restricciones, aunque algunas eras más duras. Es que todo esto era como lo dijo Santiago, todo tiene sus cosas buenas y malas. Aunque creo que había un aspecto que si lo ponía a consideración terminaría ganando la vida que teníamos ahora a la que tenía el Volterra, pero no quería tocar ese tema, al menos no por ahora, quería descansar un poco.

Después de estar así durante un largo rato, nos quedamos en silencio. Pero no era un silencio incomodo sino que era un silencio de esos que se disfrutan. Se podía decir que era porque cada quien estaba sumido en sus pensamientos, rememorando las cosas buenas que nos alegraban y demás cosas por el estilo.

-Tengo ganas de hacer algo-dijo Santiago de repente, sacándome de mis ensoñaciones.

-Pues hazlo, no hay nadie aquí que nos vea- le anime.

-Es solo que necesito que me ayudes, pero como un favor no me digas que no. Por favor-suplico, y lo mire sin entender.

-¿Pero en qué?-enarque una ceja, esperando una respuesta.

-Tu solo apóyame ¿sí?, en realidad lo quiero-me miro sonriendo. No me pude negar a dejarlo disfrutar de eso que anhelaba.

-Está bien, te ayudo- sonreí aun sin entender a qué iba todo eso.

A media luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora