Cap. 22 Limites.

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[Antes de que lean el capitulo, solo queria decirles que seria recomendable que escuchar dos canciones mientras lo leen. Que por cierto dejare marcado donde y cual escuchar. Espero les guste. No olviden poner en favoritos y dejar comentarios. Chao:#]

                                                Capitulo 22.

Me puse de pie de manera repentina, mirándolo como si hubiera perdido un tornillo o estuviera alucinando, mientras sus últimas palabras seguían retumbando en mi mente. Y, eso incluye el decidir qué hacer con mi humanidad. Él no podía estar hablando en serio. No, no podía. Esto no era algo que pudiera decir tan a la ligera, y tampoco podía considerar que solo le afectaba a él. Yo era quien introdujo lo sobrenatural a su mundo, privándolo de ser un mundano que desconocía todo esto, que juzgaba este tipo de historias como fantasías o tonterías. Y él creía que podía decidir detener los latidos de su corazón, tal como si apagara el interruptor de un foco. Pero no, no era así de fácil. Cruce mis brazos a la altura del pecho, sin suavizar mi expresión o mi mirada. No podía permitirme ser blanda en este asunto.

-Eso, está fuera de discusión –espete, con la mayor dureza posible. El frunció el ceño, evidentemente molesto e imito mi postura.

-Es mi vida…-

-Y yo soy quien puede encargarse de que te conviertas o no. O, dime, ¿Acaso planeas morderte tú mismo? No sabía que tuvieras esa capacidad- hablarle de esa forma no me era difícil. Solo debía imaginar que yo era una Vulturi, y trataba con alguien que había roto la ley. De esa manera, era fácil ser cruel con las personas. El dejo caer sus brazos a sus costados, convirtiendo sus manos en puños. Y una vocecilla en mi cabeza me felicito por pensar en lo que era mejor para él, aunque sentía que a la vez, algo dentro de mí se rompía un poco.

-No te había considerado para convertirme- sus palabras fueron sonaron unas octavas más bajas, pero su mirada estaba clavada fuertemente en mí. Tal vez pensó decir eso como algo que pudiera herirme. Pero no. No podía herirme con esas simples palabras. Tanto porque yo no tenía ponzoña, solo la tuve una vez. Y además, aunque la tuviera, no lo haría. No me arriesgaría a que sucediera lo mismo. Por lo tanto, sus palabras ni siquiera tocaron la barrera que había formado, para negarle esto.

-Nunca dije que sería yo quien te mordería- el abrió la boca para protestar y yo negué con la cabeza, prosiguiendo a destruir su argumento no pronunciado. –Ninguno de ellos lo haría. Me temen lo suficiente, como para siquiera considerarlo.

-No hablaras en serio- su rostro era una muestra de confusión, más que de otra cosa.

-Sí, si hablo en serio. Al final de cuentas, siempre seré una Vulturi, lo quiera, o no- costo hacer salir aquellas palabras de mi boca, ya que, aunque sabía que era verdad, que jamás podría borrar lo que fui, porque ese pasado conforma una gran parte de mí, no era algo que me gustara admitir. Dado que, quisiera no tener esas manchas en mi historial. Aunque, no me arrepintiera de nada, era una carga pesada, a decir verdad. Sacudí mi cabeza, en un movimiento imperceptible, solo para despejarme, y volver mi atención a él.

-No te temo- pronuncio, con voz fuerte. Una sonrisa ladina apareció en mis labios, y negué con la cabeza de manera suave.

-Deberías. Puedo hacerte daño- replique, con voz cansina.

-Eso lo sé. Pero, si quisieras hacérmelo, ya lo hubieras hecho- refuto, haciendo que desviara la mirada molesta, ya que, él tenía razón. No quería hacerle daño, incluso haría lo que fuese necesario para que estuviese a salvo de cualquier peligro.

-Por eso mismo no dejare que cometas esta locura- hice una pausa, observando la expresión molesta que mantenía. –Podrás arrepentirte de esa decisión.

A media luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora