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Alex estaba peinándose el cabello con el cepillo que aún conservaba. Era uno de los pocos objetos propios que aún podía mantener dentro de la celda desde que la habían encerrado. La ropa que llevaba puesta no era suya, la remera sin mangas negra y el pantalón suelto le daban frío por la noche aunque por suerte los guardias habían sido amables y le habían dado una chaqueta para vestir, la que ahora no se quitaba nunca.

—¿Alex? —oyó la voz de Jasper desde la rejilla que conectaba ambas celdas. Sonrió y se puso de pie, dejando el cepillo a un lado para sentarse contra la pared y oír mejor su voz—. ¿Estás ahí?

—Sí —respondió ella asintiendo. A veces olvidaba que no estaban en el mismo lugar—. ¿Qué pasa? —preguntó notando que estaba susurrando. Antes de contestar, oyó un carraspeo y un silencio que pareció eterno. La preocupación creció en su cuerpo.

—¿Jasper? —llamó pero un estruendo de la puerta al abrirse hizo ponerla de pie por el susto. La luz del pasillo la cegó unos segundos, obligándola a pestañear varias veces hasta que logró enfocar la vista en la silueta de dos guardias. Uno se había acercado para dejar una caja sobre la mesa y dar unos pasos hacia atrás para mostrar el arma con el que la electrocutaban cada vez que hacía algo que no debía. El otro guardia tomó lo que pareció algo redondo y metálico de la caja.

—Prisionera 116, contra la pared —ordenó el guardia. Alex lo miró sin comprender. ¿Qué era lo que sostenía en la mano? ¿Por qué le ordenaban eso? ¿La expulsarían? Aún tenía diecisiete años... Cumpliría los dieciocho dentro de un mes...—. Prisionera 116, contra la pared —repitió el guardia en un tono más severo. Alex levantó las manos demostrando que no haría daño y se dio lentamente la vuelta para dejar que el guardia tomara sus brazos y de un solo pinchazo, que le hizo cerrar los ojos del dolor, tuviera el metal rodeando sus manos. El guardia la dio vuelta sin dejarle procesar lo que estaba pasando y la empujó hacia la puerta, con su compañero alerta de cualquier movimiento brusco. Tal vez Jasper había escuchado que la ejecutarían aquel día y estaba tratando de advertírselo...

Se detuvo cuando salió al pasillo con su brazo siendo agarrado por el guardia. Era un caos total. Los delincuentes estaban fueras de sus celdas, caminando hacia la izquierda, algunos causando caos y siendo electrocutados por los guardias que los acompañaban. Su guardia la empujó para que comenzara a caminar y Alex casi tropezó.

—¡Déjame! ¡Suéltame! —oyó la inconfundible voz de Jasper chillar. Alex giró sobre sus talones pero en un movimiento brusco el guardia la posicionó de vuelta en su lugar. Su brazo ardió.

—Sigue caminando —susurró amenazante pero Alex escuchó a Jasper gritar una vez más y el ajetreo que estaba sucediendo a sus espaldas era algo que no podía ignorar. Golpeó la pierna del guardia con su pie, haciéndolo caer al suelo y gritar del dolor.

—¡Jasper! —chilló cuando se soltó. Comenzó a avanzar a su dirección, donde dos guardias sostenían a su amigo que parecía estar a punto de explotar de los nervios pero se había olvidado por completo del otro guardia, cuya presencia recordó al caer al suelo con su cuerpo temblando y su vista difuminándose hasta la oscuridad total.

 Comenzó a avanzar a su dirección, donde dos guardias sostenían a su amigo que parecía estar a punto de explotar de los nervios pero se había olvidado por completo del otro guardia, cuya presencia recordó al caer al suelo con su cuerpo temblando y...

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Beautiful Mess I → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora